ABC
| Registro
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizABC
Blogs Columnas sin fuste por hughes

Hombre que toca

Hombre que toca
hughes el

Una de las cosas más extrañas de la moción de censura fue el momento de Monedero con Soraya. Fue espectacular por varios motivos. Había algo simbólico en ver a Monedero, ideólogo y conciencia de Podemos en el universo intelectual instaurado por La Sexta, despidiendo a Soraya. Había cierta justicia poética.
Pero no fue lo que se destacó. Tampoco llamó la atención que Monedero, al que no ha votado nadie, despidiera del Congreso a la hasta ayer plenipotenciaria Soraya. Lo que escandalizó fue el gesto. A Monedero le han llamado de todo por eso: condescendiente, cerdo, asqueroso, gilipollas…
Se activó un resorte muy curioso. Las comisarias feministas fueron convocadas, no por las suyas, sino por las otras o los otros. Parte de la derecha, herida, les pedía un pronunciamiento al respecto, lo que significaba, en cierto modo, que reconocían la autoridad del tribunal. Las comisarias feministas menos sectarias reunieron por tanto al Corte Suprema del Micromachismo y fallaron: no se hace, señor Monedero, esto no se hace, no nos decepcione.
Pero en las imágenes se ve a un señor que se acerca a otra persona a darle dos besos, siendo esa persona mujer pero sobre todo bajita. Monedero le (im)pone las manos sobre los hombros con un gesto que en algunas culturas tradicionales o extintas (quizás la nuestra hasta antes de ayer) pudiera ser considerado de cercanía o incluso de cariño.
Para besarla le coge los hombros y deja descansando las manos allí. ¿Esto es un abuso por ser mujer o por ser bajita? ¿Qué es antes Soraya, mujer o bajita? (Creo que Nietzsche decía que las mujeres bajitas formaban una especie de tercer sexo).
Monedero se ha disculpado “por parecer fuerte” en la foto. ¿Cómo no va a parecerlo frente a alguien que difícilmente supera el 152?
Es de locos. Soraya a cambio le hizo un poquito de womansplanning: “Esto es la democracia, esto es”.
El mismo día, Monedero se fue detrás de Sánchez, que es hombre y además es alto, pasándole insistentemente la mano por la chepa. Quizás sea el equivalente bolivariano de la palmadita en la espalda o una forma de apoderarse de la energía de los demás. Es un hombre extraño este Monedero. Puede que antes que machista sea tocón, una de esas personas que tocan. Como los que van detrás de los ciclistas poniéndoles las manos en los riñones. Pero Monedero lleva chaleco y apoyó a Chávez, podemos tolerar que a veces toque.

La mezcla de derechona y feminismo puede dar tardes de gloria. Cuando la derechona decide ser “tan feminista como la que más” o, como en este caso, cuando acude a “instituciones” feministas como el “micromachismo” se produce un cruce delicioso, una mezcla de airada vindicación isabelina junto a una reacción de ecuanimidad por parte de las feministas oficiales, que se ven forzadas al “fair play”.
A mí me resulta un poco sorprendente que algunas periodistas se estén especializando en decir qué cosas del universo gestual han de aprobarse o no. Cuándo tocar y cómo. Son una especie de policía del gesto autoproclamada por el simple hecho de ser mujer y cuyo resultado final depara una nuevo protocolo de “buenas costumbres” que acaba redefiniendo las distancias en el saludo. Hay que saludar a todas como si fueran Angela Merkel.
Aunque a veces los hombres también se tocan. Hay saludos que parecen caricias y otros que parecen tortazos. Incluso hay quien te saluda presionándote el lóbulo de la oreja, como buscándote el agujero. Es increíble, pero pasa. No se puede negar que hay ocasiones en que el gesto es muy condescendiente, pero se hace entre hombres y no se puede protestar. Es muy difícil, casi imposible, tocar con neutralidad. No hay un solo apretón de manos que acabe 50-50. Es una lucha por la posesión.

Monedero es un señor extraño. A veces inquieta por parecer una creación de José Mota liberada de su autor, y otras por la mera posibilidad de que sus ideas tengan algún desarrollo práctico. En esa foto había un lustro de política y comunicación, de ideas y de falta de ellas y una ironía colosal. Bastantes cosas antes que machismo. O dicho de otra forma: un micromachismo y una macroironía.

actualidad
hughes el

Entradas más recientes