ABC
| Registro
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizABC
Blogs Columnas sin fuste por hughes

De la guerra a la reconstrucción

De la guerra a la reconstrucción
hughes el

En la ya acostumbrada intervención de los sábados, Pedro Sánchez dice cosas a las que no sé si prestamos la atención merecida. Aparece de pronto en nuestros hogares y suelta entre su discurso perlas cultivadas. Nos va calentando la oreja, haciendo que nos suenen las cosas. No solo se vende él, también nos susurra una melodía.
El sábado le tocó a la “Reconstrucción”. La Reconstrucción es lo que va después o lo que empieza con la Nueva Normalidad y lo que sigue al confinamiento. Tras haber hablado de guerra, la reconstrucción se va aceptando como algo natural.
Esta Reconstrucción exige, por tanto, nuevos esfuerzos extraordinarios y nos coloca en una preocupante expectativa: la posguerra.
Sánchez dijo algo curioso, algo movilizador, totalizador incluso. Pidió “canalizar toda la energía política hacia la reconstrucción”. No la energía, la energía política. ¿Dirigir allí toda nuestra energía política? ¿Toda? ¿Dar por finalizadas nuestras aspiraciones, nuestros proyectos, nuestras ambiciones políticas? ¿Renunciar a cualquier proyecto que no sea gubernamental?
Añadía luego algo. ¿Cómo podemos afrontar esa reconstrucción? Preguntaba y él mismo respondía: “A juicio del gobierno, unidos, unidos empresarios y trabajadores (…) unidos gobierno y oposición”.
Entonces, la Reconstrucción ha de merecer toda nuestra energía política y, además, unir a gobierno y oposición, pero ¿cómo se llama cuando el gobierno y la oposición están en lo mismo? Esto suena a escenario sin política, a cierre y fin del mundo político.
Esa muy discutible aspiración, deprimente, preocupante, sin embargo, no va unida a un programa distinto, mínimo. En la Reconstrucción mencionó, por ejemplo, la “Transición Ecológica”, y siguió haciendo alusiones a la agenda de transformación progresista. ¿Forma parte esto de la preocupación de la mayoría de españoles o sólo de una parte?
¿Han de renunciar a la política los españoles para someterse a la Reconstrucción bajo esa agenda política?
Insistió en esa idea, en la Reconstrucción hacia la que “canalizar la energía de todos”.
Ese Gran Consenso nuevo exigiría deponer la actitud política. En el consenso, en el abrazo gobierno-oposición, no puede haberla. Lo sabíamos, o al menos lo intuíamos, pero ahora nos lo dicen. ¿Será la política, la aspiración política, enemiga de la Reconstrucción? ¿Será antinacional?
Porque la Reconstrucción fue señalada como tal, como “objetivo nacional”, de una nación convocada al sacrificio pero no dicha, no mencionada. Tabú. “España, comunidad de afectos mayor que la suma de sus ciudadanos”, dijo. Luego, al enumerar los colectivos o sectores necesitados, añadió, “porque son nuestros compatriotas”.
Efectivamente. Esto, dicho por otros, en otro momento, sería peligroso nacionalismo. “Porque son nuestros compatriotas”. Es la nación base de la política social, de la tributación más o menos conforme (por eso al altruismo internacionalista le han dado vacaciones, solidaridad humanitaria en stand by). Pero en este punto, peligroso ya, ¡fascistísimo! Sánchez reculó hablando de quienes prestan los servicios públicos, que “nos han salvado como comunidad y son máxima expresión de ese patriotismo por el cual abogo”. Es decir, el patriotismo sanitario de raíz podemita que no molesta (de momento) a los nacionalistas excepcionados (patriotismo sanitario que recibió su himno hace unos días con una canción, creo que d Vetusta Morla, en la que se hablaba de ángeles y de “quienes hacen del verbo cuidar su bandera y su casa”. La bandera del cuidar, de la bata blanca. Mi bandera es un EPI, mi patria una UCI).

Para la España arruinada o por arruinar, para la parada o por enviar al paro, Sánchez creó un sujeto por encima de términos como “comunidad”: la “España desprotegida”. En próximos meses, esa España debería ir siendo, poco a poco, una España en marcha, una España creciente, una España pujante, una España autónoma, una España ilusionada, una España fuerte… Me detengo. Paro. Freno en seco el jamelgo de mis ilusiones. Detengo la motillo de mi entusiasmo. ¿Escucharemos tal cosa? ¿Escucharemos invocar esos valores?
Hay un entero campo semántico ligado a la Reconstrucción que es ambicioso, capitalista, obrerista, industrioso, incentivador, inversor, proyectista y que no sabemos si llegaremos a escuchar. No quiero comparar, no debo, pero Trump habló estos días de “transición hacia la Grandeza”. Grandeza. ¿Podemos aspirar a algo así o ya no son palabras asociables a España? Una España hecha comunidad asistencial dentro, sujeto mendicante fuera, y sin política en ambos sitios.

actualidad
hughes el

Entradas más recientes