“Chavalitas, a bascular”

Lo de la Selección femenina de fútbol es raro. Mejor ponerse antes el traje de los de Fukushima, pero es que es extraño el comportamiento de las jugadoras. Criticar a una futbolista es romper dos o tres reglas no escritas, pero es que ha sido todo absurdo. Han perdido en el Mundial y culpan en grupo, y a toro pasado, a un seleccionador que llevaba mil años, al que supongo que ya conocían. Una rebelión en abierto. Los compañeros varones son más silenciosos: hacen “la cama” y adiós. Son otros códigos. Las quejas resultan llamativas. Algunos medios se han apresurado a titular con la palabra “machista”, pero la acusación con más cuerpo es que el seleccionador decía “chavalitas”. En fútbol masculino se les llama “chavales”. Es decir, que hiere el diminutivo. Pero además de eso, las quejas son delirantes: “Es un hombre frío”, “le dijo a una compañera que le sobraban siete kilos” (¿no se lo habrán dicho a Ronaldo o a Marcelo alguna vez?) o ya directamente se cuestionan sus métodos: “Es anticuado”.
Este comportamiento, por parte de los hombres, sería considerado intolerable, pero a ellas se les han abierto los medios sin mucho contraste, ni oposición. Encima con simpatías, sin preguntas inquisitivas. Pero son unas acusaciones que acaban con la carrera deportiva y la imagen pública de un señor que lleva décadas haciendo ese trabajo. Encima, una de ellas ha pedido que dimita. No que lo destituyan, que dimita.
Salvo la de machista, que debe demostrarse y además es de dudoso juicio, no son razones para pedir públicamente la “dimisión” de nadie. Al menos, no lo venían siendo en ese deporte.
El respeto, la jerarquía, los códigos del fútbol… todo eso no ha existido aquí. Y resultan reveladoras las quejas sobre la empatía o el machismo del entrenador. ¿No puede un entrenador decirle gorda a su futbolista? ¿Hay una manera no machista de decirlo? ¿Cómo le dice el míster a una de ellas eso tan común de “chavales, ¡a bascular!”? Se arma el escándalo. ¿Ha de ser más considerado con ellas que con ellos?
Sospecho, sin saber nada más del asunto, que en las quejas de las futbolistas se les ha mezclado el “género” y la futbolista.
El paternalismo es habitual en los varones, pero con las mujeres adquiere matices ofensivos. Ya pasó algo grave con la natación sincronizada y ahora ocurre con el fútbol. ¿Sería machista un Del Bosque para ellas? ¿Asesinarían almodovarianamente a un Mourinho? ¿Será necesaria una inteligencia emocional distinta en sus banquillos? Parece ser que sí, pero esto tendría insospechadas consecuencias.
Como cunda el ejemplo en ellos nos vamos a divertir…