Gema Lendoiro el 18 mar, 2016 Cinco años y medio siendo madre y cada dÃa tengo más claro que lo más difÃcil está por llegar. Un pensamiento común a todos los que tenemos hijos. A medida que van creciendo, en paralelo lo hacen sus preocupaciones y, por ende, las tuyas propias. Educar es más difÃcil que levantarse una noche muchas veces a pasear a un bebé que llora porque tiene gases. A medida que los niños descubren su propio mundo, se hacen preguntas. Y si bien no siempre tenemos las respuestas correctas, ellos exigen al menos una respuesta. VolvÃamos el otro dÃa caminando por la acera que nos lleva a casa Doña Tecla (5) y yo. Dos mujeres, creo que marroquÃes, andaban en sentido contrario asà que cuando pasaron a nuestro lado mi hija giró el cuello, las miró y siguió caminando. Fue cuando estábamos en el ascensor que me preguntó: ¿Por qué esas señoras llevaban el pelo asÃ? AsÃ, ¿cómo?, le contesté. AsÃ, tapado, y señaló con sus manos rodeándose su cabeza. DifÃcil pregunta con su difÃcil contestación. Pues verás, le dije, esas señoras van asà vestidas porque pertenecen a una religión que se llama Islam que les manda taparse la cabeza. Y se produjo un silencio. ¿Por qué?, me dice. Pues porque algunas religiones tienen esas costumbres, le respondÃ. ¿Y los chicos también se la tapan?, inquirió. Glups, tela la pregunta. Pues no, hija, los chicos, no. ¿Por qué no?, ¡menudo morro!, me suelta. Pues sÃ, mucho morro. Pero es que hay algunas religiones que hacen esas diferencias entre hombres y mujeres. El tema da mucho más de sà que esa conversación tan breve que tuvimos. Preferà no seguir hablando si ella no lo requerÃa y como no lo hizo permanecà en silencio. DebÃa pensar qué respuesta darle la próxima vez que surgiera de nuevo el tema. Quiero que respeten las creencias ajenas pero me cuesta el tema del velo porque lo veo discriminatorio. Es un balance complicado porque la libertad de expresión debe ser sagrada…hasta que llegas a insultar u ofender a otro. Entonces deja de ser libertad de expresión y se convierte en libertad de insulto. Y en eso debo trabajar duro. Primero porque en los próximos años de vida escolar ambas se van a sentar en la clase con muchos compañeros musulmanes. Y judÃos. De hecho ya les pasa. La enseñanza francesa es lo que tiene, mucha diversidad religiosa y cultural. Y si bien quiero que entiendan que hoy por hoy el Islam es una religión que discrimina en la vida civil a las mujeres, deben respetar a quienes profesen esa y otras religiones. Decir siempre lo que opinen pero sin ofender ni insultar. Será una labor no exenta de dificultades pero que tenemos que trabajar dÃa a dÃa para evitar que, el dÃa de mañana, cualquiera de mis dos hijas entren en una capilla, sinagoga o mezquita con las tetas al aire protestando al estilo de Rita Maestre, hoy condenada a pagar una multa que supera los 4 mil euros por su asalto a la capilla de la Complutense. Una sentencia justa teniendo en cuenta que se le pedÃa cárcel, lo cual hubiera sido, en mi opinión, excesivo. No creo que nadie deba ir a la cárcel por lo que ella hizo en su dÃa. Pero sà pagar una multa a quienes ha ofendido con su actitud. Y es que lo que hizo fue una ofensa para quienes creen. Para quienes creemos. Una iglesia es un lugar sagrado y como tal debe ser respetado. Si no te gusta que haya iglesias en un campus puedes pedir que se retiren pero de una forma civilizada y democrática. No me cabe en la cabeza entrar en una mezquita o sinagoga, templos de religiones que no son las mÃas, para reventar cualquier acto. No entiendo la justificación de tantos a lo que ella hizo. Me parece muy bien que se abra un debate sobre si se quiere eliminar de las facultades públicas las capillas. Que se abra el debate es sano, justo y necesario, que se dice en Misa. Pero una cosa es el debate pausado y civilizado y otra cosa lo que esta señora hizo. No se trata de imponer nada. Se trata de respetar lo que otros piensan y Rita Maestre eso no lo ha interiorizado y debe hacerlo. Primero dimitiendo y segundo pagando la multa que el juez le ha impuesto. Y, desde luego, aprendiendo de una buena vez que la base de la convivencia es respetar las creencias ajenas. Sobre todo si esas creencias no atentan contra ningún derecho fundamental de la vida de quienes las practican. Y que yo sepa, quienes somos creyentes en la fe católica, no tenemos ni un solo derecho civil vulnerado. Ni uno. El resultado de esta sentencia ha conseguido que tengamos una nueva mártir, de la vida civil, eso sÃ, pero mártir al fin y al cabo. Tania Sánchez ya ha expresado que si el arzobispo de Madrid la ha perdonado, no entiende esta sentencia. ¿Desde cuándo les importa a los de Podemos lo que un arzobispo diga? ¿No quedamos en que estamos y pedimos un estado aconfesional? El grito carlista de “haremos lo que digan los curas” se convierte hoy en la posible defensa de la nueva mártir civil de Podemos. Pero no cuela, claro. Y, como es propio de estos nuevos polÃticos anti casta, la culpa siempre será de los demás. Por cierto, algo muy propio de la generación que nació en los ochenta y que ha crecido muy consciente de disfrutar de los derechos sin asumir apenas ninguna responsabilidad. Y esta es solo una de tantas y tantas consecuencias. Pues ahora, que apenque. Me puedes seguir en facebook, en Twitter y en linkedin Sin categorÃa Comentarios Gema Lendoiro el 18 mar, 2016