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Blogs Madre no hay más que una por Gema Lendoiro

Una sociedad en contra de la maternidad es una sociedad podrida

Gema Lendoiro el

Me duelen los ojos de tanto frotármelos. Me duele el corazón de haberte escuchado. Me avergüenzas como empresaria que soy. Me avergüenzas como mujer que las dos somos. Me avergüenza que seas madre de seis y hables así de las madres que trabajamos. En ninguna de las tres facetas me representas. Es tal el rechazo que tus palabras han provocado en mí que temo no poder contenerme. Pero lo haré. He puesto una y otra vez el vídeo en el que tú, Mónica Oriol, presidenta del círculo de empresarios, dices que prefieres contratar mujeres menores de 25 o mayores de 45 porque entonces se pueden quedar embarazadas y entonces menudo problema. 

Mónica, tienes mucha caspa encima. Y no real si no de manera figurada. Sigues anclada en los años ochenta donde las jerarquías se mostraban con despachos grandes, secretarias sumisas con faldita por debajo de la rodilla y plaza de parking. Con jefazos (sólo hombres) que alargaban las comidas de negocios con puro y copa y más copas en lugares de señoritas que fuman.  Ese estilo casposo que creía, y que sigue creyendo, pero cada menos, afortunadamente, que las mujeres para triunfar tienen que ser masculinas y, a ser posible, no tener hijos, se quedó trasnochado. Como tú. Deberías saber que las cosas ya están empezando a dejar de funcionar así. Las empresas que están levantando este país y generando empleo están, muchas de ellas, capitaneadas por gente de cuarenta años (los que yo tengo) que se atreven a generar empleo, que se atreven a tener ideas, que no se andan con milongas de despachitos y corbatas. Que van a trabajar en metro o bicicleta con una mochila porque lo que de verdad importa son sus cerebros. Y esa gente, además, tiene hijos. Hombres y mujeres, porque seguimos sin poder reproducirnos como esporas y nos necesitamos para eso (y para mucho más). Y esos hombres y esas mujeres que trabajan y tienen hijos asumen cada vez más en paralelo las responsabilidades. Mira, yo tengo dos niñas y yo suelo llevar a la mayor al cole y su padre va a recogerla. La pequeña todavía no va porque aún no tiene 2 años y en esta santa casa los niños se quedan aquí hasta esa edad. Y ambos tenemos empresas, clientes, comidas de negocios, hacemos balances, business plan y toda la parafernalia empresarial que todo eso conlleva. Es cierto que yo decidí, no decidieron por mí, lo decidí yo, que iba a trasladar la mesa del despacho a mi casa pero porque quiero que mis hijas me vean en casa. Aunque sea trabajando. Y yo quiero verlas a ellas. Sin embargo mi jornada laboral no suele bajar de las 12 horas porque sobre las 8 de la mañana me siento y no suelo acabar hasta las 10 de la noche, haciendo un parón de 5 a 9 para jugar con ellas, bañarlas, darles la cena y acostarlas. Y luego sigo. Y, a pesar de todo me considero una mujer muy privilegiada.

Sin embargo y “a pesar de haberme convertido en madre” aporto mucho a la economía familiar. En ocasiones más del 60% de los ingresos. Porque ya lo sabes tú, los empresarios oscilamos, unas veces cobro más y otras menos. Y yo no me he podido casar con un funcionario como tú sugieres. Aunque sí me he casado con un hombre que asume sus responsabilidades como yo. Ni más, ni menos. Como yo. Porque somos un equipo. Como la mayoría de las familias en este país. O al menos eso pretendemos en esta lucha. Una lucha porque las igualdades sean reales.

Tú tienes tu culo sentado en esa silla porque antes incluso de que naciera tu madre, muchas mujeres se pelearon por conseguir los derechos que ahora disfrutas sin pestañear. No te creas valiente por decir algo políticamente incorrecto. Si acaso siéntete valiente por demostrar sin rubor que estás profundamente alejada de ser una mujer de hoy en día. Y esto no es machismo. Ni siquiera es eso. Esto es justicia e inteligencia. Es ser práctica. Las mujeres debemos seguir pariendo. Y la sociedad no debe, tiene que asumir que el hecho de parir no te convierte en un estorbo puesto que es una necesidad básica. ¿Crees que si ahora tuvieras un cáncer de mama serías un estorbo para tu empresa? ¿Crees que los empresarios deberían no contratar a mujeres cuyas madres han padecido cáncer de mama porque tienen altas probabilidades de padecerlo ellas también? Oye, qué estorbo, tener que cubrir una baja de un año, ¿verdad? ¿Crees que los empresarios deberían dejar de contratar a hombres y mujeres que no lleven una alimentación sana y equilibrada, que no hagan deporte y que fumen? Porque el riesgo de padecer un infarto se multiplica. ¿Crees que deberíamos tomar esas medidas para evitar que una empresa, un empresario, se resienta? Serían unas medidas ridículas, tan ridícula como la tuya. Tan estrecha de miras como tu pensamiento.

¿Para que crees que existen los impuestos? Igual te crees que es para que los políticos tengan una visa oro. Pues no, sirven, entre otras muchas cosas, para cubrir los ridículos permisos por maternidad que las españolas tenemos. Porque 16 semanas es una pura ridiculez. ¿Cuánto tarda una mujer de una aldea de Guinea en volver a labrar la tierra después de parir? Unas 24 o 48 horas, ¿cierto? ¿Cuánto tarda una mujer finlandesa en volver a su trabajo después de parir? Unos dos años. Y las dos sabemos qué sociedad de las dos que comparo es más avanzada en derechos. ¿Verdad que tú también lo sabes? 

Tus palabras no me ofenden porque afortunadamente las mentalidades del pleistoceno como las tuyas tienden a desaparecer. Tus palabras me entristecen porque hasta mi abuela, que se murió ya hace 5 años con 83, era mucho más avanzada que tú. La productividad no se mide pro horas sentada en una silla, ni siquiera se mide por estar hasta las 20.30 en la oficina. Eso es de pelotas. Eso de gente que está pendiente del qué dirán. La productividad se mide por resultados. Y hay gente que en seis horas despacha lo que otras hacen en 12. Y mira tú por donde, muchas veces son mujeres que se tienen que dar una prisa tremenda para llegar a las 5 a recoger a sus hijos al colegio. Mujeres que han entrado a las 8 a currar. Mujeres que son infinitamente más efectivas en su curro, precisamente porque después se tienen que ir corriendo a por los niños. Mujeres que no se andan con tonterías y no flaquean en sus trabajos porque de ellos depende la estabilidad económica familiar. Mujeres que contestan a un cliente mientras esperan en la cola de la carnicería. Mujeres que atienden a su jefe mientras de soslayo ven cómo su hijo mete canasta. Mujeres que son capaces de hacer bien su trabajo y encima son capaces de atender a sus hijos y tener la nevera llena. Y lo que es mejor, con sus fallos porque no son perfectas, lo hacen razonablemente bien. Mujeres maduras. Mujeres que yo quiero en mi empresa. 

Lo que más me sorprende es que seas madre de seis hijos. Que seas abuela y que hables en esos términos. No te comprendo. No te entiendo. No sé qué ha pasado por tu cabeza para decir semejante barbaridad. Nos has ninguneado a las mujeres a ciudadanas de segunda categoría sólo por el hecho de parir. La sociedad española necesita mujeres (y hombres) que luchen para que nuestros permisos por maternidad sean más largos y para que estos no sean un estorbo. Retirarte a cuidar a tu hijo por un tiempo no es una pérdida para la sociedad. Retirarte para cuidar a tu hijo es un trabajo para la sociedad. Quizás el más importante. Hay demasiados estudios ya que demuestran la importancia de que la madre esté con su hijo al menos los dos primeros años de su vida. Las positivas consecuencias de unos cerebros muchísimo mejor estructurados. 

¿Cuál es tu propuesta, Mónica? ¿Que dejemos de trabajar o que dejemos de ser madres? ¿No tenemos derecho a ser madres y directivas? ¿En serio? ¿Qué opinan tus hijas o tus nueras de esto que dices? A mí no me da vergüenza apostar alto y claro por la familia, apostar por un mundo donde haya muchas más presencia maternal en los primeros meses. Lo contrario trae consecuencias. Y no buenas, precisamente. Sé que tú no eres la responsable de esto pero sí eres una de las que hacen que esto se estanque. No podemos pensar así. Así no avanzamos. Y vamos a avanzar. Porque eso es responsabilidad. Lo contrario es una sociedad podrida.

Quiero despedirme con un vídeo que refleja lo que me incendia por dentro. No lo he encontrado con subtítulos en castellano pero la voz de la mujer francesa que se oye dice que a lo largo del día llamará para ver cómo ha ido todo y que se retrasará una hora en volver. Después de ver el vídeo me gustaría que reflexionásemos si eso es progreso. Y si eso es progreso que venga Dios y lo vea. Y ahora sí que la que va a ser políticamente incorrecta soy yo. Una sociedad está enferma si desprecia lo más valioso que tiene: la supervivencia de su propia especie. Tirar piedras contra nuestro propio tejado indica qué alejados estamos del progreso. Y eso sí que es terrible para la productividad de un país. Nunca olvides una frase que mi abuela siempre me dijo: Las personas SIEMPRE, SIEMPRE, son más importantes que las cosas. Si le das más importancia a la productividad que a los seres humanos, te quedarás sin lo segundo y, por consiguiente, sin lo primero.

 

 

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