Como siempre digo, la verdad es que no sĆ© muy bien si les estoy hablando de una casa de comidas o de un restaurante de carretera. O de las dos cosas a la vez. Probablemente mĆ”s casa de comidas desde que se inauguró la autovĆa del CantĆ”brico y el grueso del trĆ”fico entre Galicia y el PaĆs Vasco ya no pasa por la larga recta que en Otur tiene la antigua N-634, lo que obliga a hacer un recomendable desvĆo de la ruta. Pero de lo que sĆ estoy seguro es de que les hablo de uno de los mejores restaurantes de cocina tradicional de Asturias: CASA CONSUELO. A lo mejor, si me leen habitualmente, piensan que hablo demasiado de esta casa. Es probable. Pero sitios como este, que han sabido conservar y promocionar la cocina popular, merecen un total apoyo. Luego, cuando cierran, llegan los lamentos de quienes no supieron defenderlos.
Esta veterana casa, situada en Otur, muy cerca de Luarca, se abrió en 1935. Aunque no con ese nombre. La fundaron Ramón GarcĆa, reciĆ©n regresado de Cuba, y su mujer, Consuelo López. En un principio era una de esas tiendas mixtas tan habituales en Asturias hasta no hace muchos aƱos en las que lo mismo se tomaba un chato de vino que se compraba jabón para la ropa o cualquier otro producto de primera necesidad. Al final se quedó sólo como restaurante. Al estar junto a la carretera entre Oviedo y Galicia, empezaron a parar a comer camioneros, viajantes, los pocos turistas de la Ć©poca, y los usuarios de los ALSA, que tenĆa allĆ una parada. TambiĆ©n la colonia de veraneantes de la vecina Luarca, procedentes casi todos de Oviedo y de Madrid. En 1960 pasó a llamarse Casa Consuelo, en homenaje a la propietaria y cocinera. Y empezó a sonar el nombre. Primero a nivel local, luego por toda Asturias, y finalmente, con las guĆas gastronómicas que empezaron a publicarse entonces, por toda EspaƱa. Desde 1979 cuentan ademĆ”s con un pequeƱo hotel.
Los hijos de Ramón y Consuelo (Mon, Ćlvaro y Roberto, este ya fallecido) son los que convirtieron Casa Consuelo en esa referencia gastronómica que es actualmente. Con la colaboración fundamental de Mari, la mujer de Ćlvaro, una enorme guisandera que estuvo casi medio siglo al frente de la cocina de esta casa, hasta su inesperada muerte hace cuatro aƱos aƱos. Mari dejó publicado un imprescindible recetario de platos populares del Occidente asturiano. Ella bordaba el pote, el pastel de verduras, las verdinas con marisco, la sopa de patata, los escabeches, el bonito en rollo, y tantos y tantos platos aprendidos de su madre que son los que dieron nombre y renombre a esta casa. Una casa en la que, sobre todo en fechas veraniegas, se pueden dar hasta tres vueltas a las mesas.
En el local, que tambiĆ©n cuenta con barra, puede verse lo mismo a obreros con mono que a turistas y veraneantes o a polĆticos. Todos comparten el abigarrado y bullicioso espacio de los dos amplios comedores. Hay precios para todos. El completo menĆŗ del dĆa, o simplemente un contundente pote asturiano, permiten comer por muy poco dinero. Pero si uno quiere darse un homenaje, allĆ estĆ”n tambiĆ©n los percebes de Puerto de Vega (de los mejores del CantĆ”brico), las lubinas enormes, las ventrescas de bonito⦠QuĆ© pocos restaurantes pueden presumir de tener una clientela tan variopinta.
La cocina de Casa Consuelo ha ido evolucionando con los tiempos, pero sigue siendo la de siempre, tradicional, bien hecha, con el mismo cariƱo que ponĆan primero doƱa Consuelo y luego Mari, en la que se emplean las mejores materias primas que se encuentran en la zona. Su pote de berzas, la fabada, las verdinas con marisco⦠son guisos que hay que probar alguna vez. Se sirven en raciones abundantes, con la sopera en la mesa para repetir. Pero luego estĆ”n los pescados del dĆa, la mayorĆa procedentes de las rulas de Puerto de Vega y de Luarca. Lo mismo una lubina espectacular que un gran lenguado de carne bien prieta o que una ventresca de bonito. Bonito con el que hacen el rollo, ese sabroso pastel salado que en esta casa es de los mejores, si no el mejor, de Asturias. Y un notable escabeche. Y un salpicón de bogavante que hay que probar sĆ o sĆ. Este salpicón junto a otro de pulpo y otro de bonito, estĆ” previsto que salgan a la venta envasados para comer en casa el próximo mes de septiembre. He podido probarlos y, sobre todo el de bonito estĆ”n muy buenos.
El relevo de Mari en la cocina lo ha tomado su hijo Ćlvaro, quien mantiene la carta tradicional que dio fama a la casa pero, consciente de que hay que avanzar, ha incorporado algĆŗn plato nuevo (vaya guiso el de callos de bacalao a la vizcaĆna el que probĆ© el otro dĆa) y dos nuevos elementos que refuerzan su oferta: las carnes a la parrilla y el atĆŗn rojo. No abundan en Asturias los buenos asadores de carne, y mucho menos en el Occidente. Tampoco es habitual encontrar cortes de atĆŗn rojo en los restaurantes, mĆ”s centrados, como es lógico, en los pescados del CantĆ”brico. Ćlvaro junior ha visto ahĆ un buen nicho para desarrollarse, apostando por la calidad en ambos terrenos. Carnes de primer nivel, de distintas procedencias, desde angus a simmental, de wagyu a retinta (estupendo el otro dĆa el carpaccio de ayrshire finlandesa), y atunes bien seleccionados. Producto que, eso sĆ, tiene su precio y puede elevar la factura final.
El servicio, formado por camareros que llevan muchos aƱos en la casa, es especialmente eficaz. Profesionales de sala que toman comandas, sirven soperas, cambian platos y limpian mesas con una velocidad que ya me gustarĆa ver en otros muchos sitios. Ese es uno de sus secretos. Como lo es una bodega inabarcable que oculta grandes vinos con precios que muchas veces estĆ”n por debajo de los de las tiendas. El otro dĆa, por ejemplo, nos bebimos dos botellas de riojas de la excelente aƱada de 2010: un Prado Enea (45 euros) y un Gran Reserva 904 (65 euros). Y por si todo esto fuera poco, que no lo es, la familia GarcĆa es tambiĆ©n mecenas del arte. Ellos convocan y patrocinan el certamen La GastronomĆa en la Pintura, que lleva ya cerca de veinte ediciones y al que se presentan pintores de toda EspaƱa. Eso les permite tener una de las mejores pinacotecas gastronómicas que existen, con las obras de los mĆ”s destacados artistas asturianos. Algunas de ellas decoran las paredes de los dos comedores. Arte y gastronomĆa van de la mano gracias a esta familia ejemplar que ha sabido defender y acrecentar el patrimonio culinario asturiano.