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Blogs Salsa de chiles por Carlos Maribona

L’Escaleta, el Alicante interior

Carlos Maribona el



Ultima escapada de la temporada a la Comunidad Valenciana, para cerrar por el momento mis colaboraciones en ABC de Valencia. Dos comidas y una cena previstas. Hoy, la más atractiva sobre el papel, era en L’ESCALETA, en Cocentaina, un pueblo del interior de Alicante, en el límite con Valencia y próximo a Alcoy.


Sitio bonito (aunque difícil de encontrar) y comedor semivacío, apenas tres mesas aparte de la mía. La verdad es que desde Valencia hay cerca de una hora de coche, y desde Alicante casi lo mismo. Excelente carta de vinos y buen servicio de sala (menos el sumiller, poco comunicativo y poco colaborador).


A la carta se come por unos 60 euros, y tienen dos menús, a 50 y a 80 respectivamente. Este último, que es el que he tomado, excesivamente caro para el sitio, aunque es bastante largo. Por si fuera poco, el ‘servicio de mesa’ (al menos tienen el detalle de llamarlo así) lo cobran aparte: 3,50. He pagado 160 euros. Si quitamos el vino (un riesling BURKLIN WOLF PECHSTEIN TONEL 71 2001, que eran 54 euros), y la copa de champán Jacques Selosse del aperitivo (8,70), estamos hablando de cerca de 100 euros sin vino. Ya está bien.


El menú de Kiko Moya (en la foto) empieza con tres aperitivos: turrón de foie-gras (al menos el aburrido, tópico y típico hígado tiene aquí un guiño a la tierra); ostra marinada en ginebra Citadelle con apio (estaba muy buena, pero lo de siempre, ¿ostras en Alicante?); yema de huevo con migas de pan de especias y anchoa del Cantábrico (el mismo desarraigo del anterior, con el agravante de que la yema estaba cuajada y no se expandía por el plato, que supongo que era lo que se pretendía).


Luego dos pescados: mero con algas marinas y habas, (perfecto de punto, buenos sabores marinos, aunque algo tímidos); y rape asado con aceitunas negras y naranja (menos mal que el rape lo aguanta todo, porque lo de la naranja es bastante arriesgado, me ha gustado poco).


Sigue arroz de caza y setas, con sabores potentes y un socarrat muy concentrado. Estupendo. Como carne, presa de ibérico con ceniza de cebolla y nabo asado. Con el arroz, lo mejor del menú.


Un carro de quesos interesante (aunque con sólo dos de la Comunidad) da paso a los postres: helado de turrón, polvo de cacao y espuma de coco (¡otra vez el coco, cielos! El conjunto no vale gran cosa); y cuajada con confitura de pimienta rosa y helado de leche quemada (mucho mejor que el anterior, aunque el helado anulaba la cuajada).


Como ven, menú irregular, con mucha mezcla entre la cocina de la zona y la cocina ‘global’ y con altibajos en los platos. Sinceramente, esperaba algo más.

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