Salvador Sostres el 21 jul, 2022 El drama de los incendios es comprensible en los afectados, pero la propaganda del cambio climático es absurda e incendios los ha habido siempre y así muere y vuelve a nacer la naturaleza. Es muy triste, y yo lo entiendo, perder tu casa o a un ser querido por el fuego, pero hay que centrar el debate en lo que es. Épocas más frías y más cálidas -ciclos climáticos- los ha habido desde que la Tierra es la Tierra, y hace siglos no había acción del hombre que los pudiera causar. No podemos proclamar el fin del mundo cada cinco minutos y aspirar a resultar creíbles. Este catastrofismo, además de paleto y vulgar, en nada contribuye a ninguna clase de bienestar. Tendríamos que ser más inteligentes y estar más contentos. Tú fíjate en los de la comedia mediomabientalista: no ponen cara de ser demasiado felices, y en el fondo lo que buscan es el consuelo de que al planeta le vaya igual de mal que a ellos. Esto es importante remarcarlo. Los apologetas del fin del mundo hace rato que están encerrados en el fin de sus vidas sin sentido, en la calamidad de tantas pasiones insatisfechas, y la hecatombe que propagan tiene mucho que ver con el resentimiento que no superan. Los incendios son devastadores, sí; y sobre la devastación vuelve todo a florecer. Son cosas de la Naturaleza desde el principio de los tiempos. Los afectados merecen nuestra solidaridad y la ayuda que la administración pueda prestarles, pero los aspavientos sobre el hecho de que se produzcan incendios son pueriles y provincianos. Todo arde y todos ardemos. Todos somos cenizas y más vida nuevamente. No podemos convertir cada cosa que pasa en la tragedia total de la que ya nunca más nos levantaremos. No podemos despreciar lo bien que nos van las cosas, bien y hasta muy bien, con este fatalismo cantonal, supersticioso y tan poco instruido. Tendríamos que acordarnos de dar las gracias y salir por la noche con la familia a tomar un helado. Hace calor, pero no hace falta ser tan exagerado. Hay que poner y hay que exigir el aire acondicionado y dejarse de tanta comedia climática. No es el primer julio tórrido de nuestras vidas. Llegará agosto. Y luego septiembre. Y como dice el gran maestro de la escolástica española, “al final, la vida sigue igual”. Vivimos en un mundo sensacional, donde hay mucho y de todo, y los quejicas toman gintónics mientras se lamentan. ¿Tan mal te va, o un poco menos? Otros temas Comentarios Salvador Sostres el 21 jul, 2022