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Sueño con que las niñas de Afganistán vuelvan a tener un futuro

Najia Amiri (Afganistán)

Sueño con que las niñas de Afganistán vuelvan a tener un futuro
Ignacio Gil el

A nadie se le escapa que Afganistán es un infierno para las mujeres, para todas y cada una de los 18 millones y medio de ellas. Cuando los talibanes tomaron Kabul el pasado 15 de agosto, los avances que se habían conseguido las dos décadas previas en el campo de los derechos de las mujeres se vieron amenazados.

Los talibanes se caracterizaron por predicar el islam ultraconservador que excluyó a las mujeres de la educación, del ámbito profesional e institucional. En este contexto se han visto también cada vez más acosadas por la violencia de género y por la restricción de sus derechos de reunión y de expresión. Impusieron la prohibición de salir a la calle sin burka y sin compañía masculina e incluso que las niñas fueran a la escuela.

Najia narra su historia. Su voz es muy dulce y suave y sin embargo, es una mujer con un carácter fuerte, sereno y resiliente. “Por nuestra cultura, desde el mismo día que nacemos niñas cargamos con este estigma y nos encontramos con dificultades todos los días de nuestra vida. En nuestras propias familias ya nos discriminan: los padres prefieren a los varones sobre las niñas. En el colegio, si tienes la suerte de ir, también hay una diferencia. Los mejores profesores son los que enseñan en los colegios de chicos y los colegios de chicas tienen, generalmente, un nivel peor”.

Pertenece a la minoría hazara, muy perseguida por el régimen talibán. “Somos más abiertos y valoramos enormemente la educación como la mejor herramienta para salir de la pobreza y del ostracismo que sufrimos las mujeres”.

Está orgullosa de ser la primera mujer en su ciudad en estudiar Derecho y sacarse la plaza como fiscal. “Al haber vivido en una sociedad injusta, pensaba que desde la carrera jurídica era desde donde podía aportar mi pequeño grano de arena para propiciar cambios en mi sociedad”.

Vio en su entorno mucha corrupción y defender la justicia como un valor absoluto se convirtió en su misión. Investigó y enjuició casos penales. Estas acciones la vinculaban con procesos contra milicianos que ahora han sido puestos en libertad por las nuevas autoridades talibanes. Najia empezó a sufrir el acoso y las amenazas sin tregua por parte de estos convictos excarcelados.

Recuerda perfectamente la mañana que los talibanes tomaron Kabul. Fue a la oficina donde sólo permaneció media hora. El sistema colapsó completamente. La gente salió a las calles corriendo, ella también. “No fue solo en caos del momento de la invasión en si”, explica, “si no la sensación catastrófica de que lo que realmente perdíamos era la esperanza”.

Le duele dejar atrás veinte años de educación y su sueño de cambiar su sociedad desde dentro. Le duele pensar que ha abandonado a su gente, sabiendo que otras mujeres como ella, grandes profesionales, siguen atrapadas allí y no pueden ni salir a la calle. Le duele ver a niñas, como su sobrina, que ya no pueden ir al colegio.

Desde que nació ha convivido con la discriminación y las prohibiciones. “No te puedes acostumbrar a las injusticias ni dejarte amedrantar por el miedo. Tener una educación es lo único que me sigue sosteniendo y me da fuerzas para seguir luchando”. Dos de sus compañeros de trabajo fueron asesinados y ella vivió escondida durante meses. Su vida corría peligro: quedase era asumir que podía morir.

Revivir el pasado volviendo a sentir el gélido aliento del miedo no le impide, sin embargo, mirar al futuro con esperanza. “Quiero creer que algún día podré volver y reencontrarme con el resto de mi familia, que algún día Afganistán será un lugar seguro donde hombres y mujeres puedan vivir en paz.  Mientras, mi empeño será seguir formándome y ampliando mis conocimientos para que al regresar pueda ser más útil en la labor de transformar mi país”.

Desde el proyecto humanitario WomensDreams (https://squareventures.es/portfolio/womens-dreams/ ) están trabajando para poner a salvo a mujeres afganas amenazadas. El 10 de octubre de 2021 hicieron la solicitud de evacuación a la Embajada española con pruebas documentales de fiscales muertos. Actualmente se encuentra a salvo en Madrid.

 

Rocío Gayarre

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