El fútbol es, sin lugar a duda, una magnífica herramienta de inclusión social. Claro ejemplo es el proyecto puesto en marcha por la Comisión Española de Ayuda al Refugiado en sus delegaciones de Alicante y Valencia, por el cual, y con la colaboración de la Fundación LaLiga, ahí más de 100 personas están practicando deporte para facilitar la integración social de las personas refugiadas.
Desde sus inicios, el CEAR CF ha promovido de forma paralela a la competición el desarrollo de un itinerario de inserción sociolaboral de los participantes, lo que ha supuesto un aliciente en su implicación y un compromiso mayor con el programa.
Cae la tarde y los jugadores saltan al campo: Karim, Jihad, Mohamed, Amadou, Mourat, Mamadou, Amadou, José y el resto de los compañeros sueñan alto, como explica su entrenadora Rosa Quiñonero. “Me quedo con la ilusión que transmiten. Cada día sobre el césped nos enseñan que se pude soñar muy alto. Cuando jugamos los partidos en esta liga amateur, parece que estamos jugando la Champions y lo dan todo”. No siempre se gana. “Pero, aun perdiendo, si conseguimos remontar y marcar un gol y luchar juntos en equipo, acabamos yéndonos muy contentos. Al final, la vida es eso, ¿verdad?, recibir golpes y lograr levantarse de nuevo pero juntos. Nos aporta mucho este sentido de pertenencia. Ganaremos o perderemos, pero daremos lo mejor de nosotros mismos”.
Rosa destaca que en el equipo “demuestran la capacidad de desconectar de esa mochila que cargan del proceso migratorio. En el primer mundo nos preocupan problemas que no lo son tanto, los de ellos, en cambio, son duros, aquí lo están pasando muy mal, y vienen de pasarlo peor aún, pero logran sacar la parte positiva, y entrenan y juegan con su mejor sonrisa, celebran el gol como si fuera lo máximo”.
“El fútbol es un deporte universal que no entiende de fronteras y el CEAR CF nos ha permitido crear un espacio de aprendizaje compartido que va mucho más allá de lo estrictamente deportivo. Ha permitido crear esos puentes de conexión entre distintas culturas, donde las personas que lo conforman, tanto personas refugiadas como voluntarias, generan vínculos que suponen un apoyo en su proceso de inclusión y su recuperación emocional”, destaca Laura González, coordinadora territorial de CEAR Alicante.
Cada día trae nuevos retos. Los más veteranos como Karim o Mamadou tiran mucho de los que acaban de llegar. Y también se dan días malos, días en los que se traen sus problemas y sus frustraciones al campo y les cuesta soltar. “Pero lo trabajamos juntos. A veces separo a alguno, le siento a mi lado en el césped, hablamos y vemos el resto del entrenamiento juntos. Claro que hay días que quieren dejarlo y tirar la toalla, pero poco a poco se da una transformación y todos vamos aprendiendo a salir adelante”.
Trabajan a fondo la idea que más importante que marcar el gol es el hecho de que todos aportan algo fundamental al equipo, “lo principal es el grupo y la pertenencia, la oportunidad de compartir esto. Todos aportamos lo que necesita el equipo en cada momento. Al final lo importante es superar el día a día, resistir, salir adelante, construirse una nueva vida, buscar un trabajo o una casa, tener una familia. Hemos visto cómo cambian, cómo crecen, a nivel del equipo y de ellos mismos”.
Rosa es una firme defensora del deporte como herramienta de inclusión en tanto que favorece la autoestima y el sentimiento de pertenencia. “Para ellos es super importante, están lejos de sus familias y aquí forman una nueva red. En la educación está la clave de que los demás dejen de verlos como una amenaza, que la sociedad cambie su visión de las personas que huyen de sus países por necesidad y les empiecen a ver como uno más. El futbol y el deporte son idiomas universales, te gusta un jugador y normalmente no te fijas en su nacionalidad, te gusta como jugador y punto. En el campo somos todos iguales y eso a ellos les beneficia muchísimo”.
Imposible no recordar la letra de Campeones, la canción icónica de la serie Oliver y Benji.” Allá van con el balón en los pies. Y ninguno los podrá detener. El estadio vibra con la emoción de ver jugar a…” (el CEAR C.F.) los magos del balón… El orgullo de luchar a morir, Por su equipo, su ciudad, su país. No se puede contar. Es algo especial”. Extraordinariamente especiales son ellos, sin duda.
Rocío Gayarre
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