Este año iba a ser el definitivo. Tras un 2020 para olvidar los buenos propósitos tenían que salir bien y te lo ibas a demostrar, este verano la operación bikini sería un éxito. Pero todo ha quedado en buenas intenciones y otro año más pues ni fu ni fa, ni siquiera ese apretón final ha parecido que se haya notado y es lógico porque eso que llaman ‘operación’ tiene mucho más que ver con la constancia prolongada que con métodos milagrosos o exprés. Uno de nuestros mayores enemigos es el hecho de que hay una parafernalia comercial muy importante alrededor del verano y por narices hay que transformarse para lucir palmito en bañador, así que hay que conseguir que te apuntes a la última dieta, el último quema grasas mágico, o al gimnasio con la clase colectiva que más calorías quema en el mundo entero. Y todo rápido, en el último momento. En las primeras semanas de julio se pueden ver y escuchar anuncios de supuestos remedios adelgazantes con eslóganes que siguen prometiendo resultados en los pocos días que te queden para marcharte de vacaciones. Siempre que estés acotando los objetivos de este plan a una fecha en el calendario estás abriendo la puerta a los excesos. Es como eso de querer entrar en una prenda concreta para una boda, sí o sí, cueste lo que cueste y eso suele estar reñido con la salud. La realidad es otra y es que igual la operación bikini del verano de 2022 puede y debe empezar mañana si la quieres hacer de manera saludable y con resultados garantizados.
Siempre se echa el tiempo encima
Si quieres ir al cine, planificarlo a un mes vista es un plazo demasiado largo, opositar a notario a un mes vista es demasiado corto. Aunque en esos dos ejemplos nos parece evidentísimo, en el caso de las dietas y planes de adelgazamiento el calendario nos confunde con una falsa sensación de que ‘todavía queda mucho’, incluso si queremos ir con tiempo de sobra es bastante probable que nos relajemos en algún momento y acabemos teniendo muy poco margen para llevar a cabo nuestro plan y eso no acaba bien. Hay un complicado equilibrio entre pérdida de peso y salud, a partir de unos límites seguir adelgazando no es saludable ni sostenible. Las navidades, escapadas con amigos, el cumpleaños del compañero de trabajo, la comida de negocios, los canelones de la suegra, lo que quieras. Van a aparecer mil obstáculos que no te van a permitir seguir un plan estricto y lineal, si le añades falta de tiempo, es imposible. Tienes que tener margen para que tu constancia corrija estas pequeñas desviaciones del plan que, dicho sea de paso, también hay que tenerlas.
Te confundes en la elección y la cantidad de ejercicio
Tienes que tener presente que no hay ejercicio alguno que sea capaz de compensar una mala dieta. Es evidente que tras muchos años de vida sedentaria, si empiezas a hacer ejercicio vas a notar un cambio, pero este efecto inmediato pasa pronto, el cuerpo se adapta y salvo que seas profesional no vas a tener cuatro horas al día para dedicar al ejercicio. Al margen del tiempo, el error más común es volverse loco con el famoso ‘cardio’ y pasar horas en las cintas de correr, elípticas y demás. Las cadenas de gimnasios saben que esto ocurre y que tras el verano, tras la Navidad y un poco antes de Semana Santa llegan las oleadas de personas que quieren quemar los excesos sudando la gota gorda encima de una máquina. Si las agujetas de los primeros días no te hacen abandonar, lo hará el agotamiento o casi peor el aburrimiento. El objetivo a largo plazo ha de ser el de ir perdiendo grasa ganando masa muscular para ocupar ese espacio, ten en cuenta que si adelgazas sin más, serás víctima de la maldición de la delgadez fofa, que estéticamente no queda nada bien.
Entonces ¿Qué funciona?
Tienes que partir del hecho de que es bastante probable que no consigas un cuerpo de calendario, pero eso no debería obsesionar a nadie. Intenta no imitar esos casos extraordinarios de cambios imposibles en tres o cuatro meses. Es una carrera de fondo cuya meta igual no está en el verano de 2022 sino en cómo quieres estar dentro de cinco años, pero piensa es términos de vitalidad, salud, energía para hacer cosas, optimismo. Bienestar global al fin y al cabo. Eso que llaman estilo de vida y que merece mucho más la pena que cualquier ‘operación bikini’. Es cuestión de empezar con paciencia y constancia. Que la fuerza te acompañe.
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