La validez de la mascarilla como herramienta para prevenir un posible contagio es algo que no ha llegado sin polémica. En los primeros días de pandemia, fuentes oficiales decían que no era necesaria. Ahora ha pasado a tener un carácter obligatorio. A pesar de todo lo que ya hemos sufrido, no faltan grupos conspiranoicos con teorías de lo más variopinto, como que esta exigencia de las autoridades busca tenernos atontados por la falta de oxígeno y hacer con nosotros lo que quieran. Muy bien. Antes, durante y después de cualquier crisis hay gente cuyas decisiones individuales, lejos de demostrar una personalidad admirable, demuestran una incomprensible falta de contacto con la realidad. Es humano.
A nosotros nos toca hablar de nuestra parcela, dado que, al menos en la Comunidad de Madrid, el pasado lunes 7 de septiembre se publicó en el boletín oficial de la región (BOCM) la norma del uso obligatorio de la mascarilla durante el ejercicio físico en recintos cerrados. Desconozco si esta directiva también se ha adoptado en otras Comunidades, cosa que es posible. El primer paso que hay que dar es cumplir la norma. Si estás entre los que hace ejercicio porque cree firmemente en él como una de las mejores herramientas para conservar tu salud, también debes dar ejemplo y arrimar el hombro para que entre todos cerremos las puertas a los contagios tanto como podamos. Ahora bien, no es lo mismo contarlo que vivirlo, y os aseguro a los que no hayáis pasado por ello todavía que es desagradable. Buscando alguna publicación científica sobre el tema, para no basar todo en sensaciones personales, me remitieron a un reciente estudio publicado el 6 de julio que paso a exponeros, concluyendo con algunas recomendaciones generales que espero os puedan ayudar.
No confundir las máscaras de entrenamiento con las mascarillas sanitarias
De un tiempo a esta parte, hay personas que introducen como una herramienta más en su preparación física las mascarillas de entrenamiento. Estas mascarillas no te aíslan de nada, simplemente reducen la cantidad de oxígeno que eres capaz tomar al respirar, buscando un efecto parecido a lo que sería el entrenamiento el altitud. Hay estudios muy controvertidos sobre sus resultados. No es el tema de hoy, pero solo quería aclarar que en ningún caso es lo mismo. Además este tipo de mascarillas suelen ser utilizadas por personas con bastante buena forma física que están experimentando con diferentes formas de entrenar/mejorar. Las mascarillas médicas buscan una protección sanitaria, no probar tu rendimiento físico, y su uso obligatorio afecta tanto al atleta de alto nivel como al que acaba de empezar.
¿Qué dicen la medicina sobre el ejercicio con mascarilla?
Un estudio dirigido por doctores de la Universidad de Leipzig y la unidad de Cardiología del Policlínico de la misma ciudad alemana, puso su atención en el efecto de las mascarillas sanitarias al hacer deporte o actividades que implicaran un esfuerzo físico prolongado, dado que no se habían presentado hasta la fecha estudios centrados en el rendimiento cardiovascular. El experimento buscó comparar el entrenamiento sin mascarilla (nm), con mascarilla quirúrgica (sm) y con la mascarilla FFP2/N95 (mffp).
La muestra escogida fue de 12 varones comprendidos entre estos valores:
Como podemos observar, hablamos de gente sana, sin sobrepeso, acostumbrada a practicar deporte una media que ronda las tres horas a la semana. No hablamos de atletas de alto rendimiento, pero desde luego no eran personas sedentarias que con un poco de esfuerzo pudiesen sofocarse rápidamente. Los participantes pasaron por un total de 36 test aleatorios monitorizados mediante espirometría y bioimpedancia eléctrica torácica. Estos test se realizaban a la misma hora del día habiendo dejado un mínimo de 48 horas entre cada uno de ellos para evitar que el cansancio influyera en el resultado. Además, los participantes no sabían el tipo de mascarilla con la que hacían la prueba para evitar un sesgo en sus sensaciones. El estudio no solo recogía los datos objetivos de estas mediciones, sino que también incluía un cuestionario con las sensaciones subjetivas que habían tenido con las diferentes mascarillas.
Los siguientes gráficos muestran un resumen global de los resultados obtenidos comparando las mascarillas quirúrgicas (sm/surgical mask) y las mascarillas FFP2/N95 (ffpm) con no llevar mascarilla:
En el cuadro de la izquierda podemos observar la reducción de potencia (Pmax/Kg) y en el de la derecha, la reducción del consumo máximo de oxígeno (VO2max/kg).
El cuadro de la izquierda muestra la reducción de ventilación (VE) y en el de la derecha, el aumento de sensación de incomodidad general. La reducción de la ventilación, es sin lugar a dudas el limitante que mayor influencia va a tener a la hora de hacer ejercicio físico.Los datos confirman algo que ya podíamos imaginar todos.
En cuanto a cuál es mejor, la mascarilla ffp2/n95 es la que sale peor parada desde un punto de vista estrictamente deportivo, pero es que ninguna de ellas se ha diseñado para eso, está claro. Entrando un poco más en detalle, podéis observar en esta tabla los parámetros medidos en el test de esfuerzo realizado a los participantes. Recoge el momento de máximo esfuerzo, el de reposo y la capacidad de recuperación sin mascarilla (nm) con mascarilla quirúrgica (sm) y con mascarilla ffp2/n95.
La demostración objetiva de que algunos indicadores empeoran al hacer ejercicio con una mascarilla, no significa que sea algo peligrosísimo o perjudicial, pero tienes que quedarte con que hay una bajada real del rendimiento. Además, hay que añadir las sensaciones subjetivas. A todos los participantes se les hizo un breve test en el que se les preguntaba por su experiencia relativa a la comodidad o incomodidad en función a diez apartados: humedad, calor, dificultad al respirar, picazón/escozor, tirantez, salinidad, sensación de estar fuera de forma, olor, fatiga e incomodidad general. En el cuestionario “0” era el valor mínimo (no noto ninguna diferencia) y el máximo era el “10” (más incómodo imposible)
La mascarilla ffp2 vuelve a tener claramente unos resultados peores como opción para hacer ejercicio.
Personalmente, tras haberlo probado en persona, os puedo asegurar que no hacen falta muchos estudios. Con que hagas la prueba de subir varios pisos por escaleras con la mascarilla puesta, comprobarás que nada tiene que ver con estar con ella leyendo o caminando plácidamente al aire libre. Aun así, hay que recomendar su uso. Ahora mismo estamos combatiendo un enemigo mayor y es lo que toca. Lleva mascarilla allí donde las autoridades sanitarias te lo estén pidiendo, incluso si solo es una recomendación, ahora bien, he aquí algunos consejos que deberías tener en cuenta:
- El uso de mascarillas afecta de forma inequívoca al rendimiento deportivo. Tenlo en cuenta si acostumbras a ejercitarte con cronómetro, distancias o porcentajes sobre esfuerzo máximo. Ajusta el nivel de exigencia.
- Cuenta con que la sensación de la mascarilla en circunstancias normales, nada tiene que ver al hacer ejercicio, sobre todo por el factor humedad que produce el sudor.
- Aunque pueda parecer lo contrario, te resultará más fácil mantener una actividad cardiovascular de larga duración, con ritmo medio/bajo, que realizar esfuerzos máximos o intervalos explosivos tipo HIIT. Si tu caso es este último, revisa los intervalos de trabajo/descanso.
- Ojo con la hiperventilación. La sensación de falta de aire te puede llevar a intentar inhalar “todo el aire del mundo” y sentirás que la mascarilla se te pega a la nariz y boca. Esto provoca un círculo vicioso que dispara tus pulsaciones y la sensación de ahogo.
- Hablando de sensaciones… serán malas, muy malas. Algunas es solo cuestión de acostumbrarse. Otras, se nos olvidarán cuando esto pase.
- Descansa si lo necesitas. Y si hace falta, te apartas a una zona sin tránsito o mejor al aire libre y respiras sin la mascarilla.
Piensa que si te da un síncope no ayudas en nada a mantener las distancias, de hecho conseguirás que varias personas rompan dicha distancia de seguridad. Eso, si no te abres la cabeza. No son tiempos de lograr tu mejor marca personal en lo que sea que estés haciendo. Mucho ánimo, ya queda menos para que esto forme parte de nuestros malos recuerdos. Que la fuerza te acompañe.
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