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Blogs Que la fuerza te acompañe por Alfonso M. Arce

¿Por qué abandonamos el ejercicio?

Analizamos las grandes diferencias entre expectativas y realidad

¿Por qué abandonamos el ejercicio?
Alfonso M. Arce el

Quiero empezar esta entrada reproduciendo íntegro el texto que figura en el envase de un conocido complemento alimenticio multivitamínico. Dice así:

“No utilizar como sustituto de una dieta equilibrada. Se recomienda seguir una dieta variada y equilibrada y un estilo de vida saludable.”

Además de ser redundante, esta indicación se repite en cualquier suplemento alimenticio. Es una información a todas luces evidente. Todo indica que la marca que produce el suplemento sabe que los resultados posiblemente no lleguen. Buscando un poco más, leo la siguiente advertencia en unas detalladísimas instrucciones de una bicicleta estática para el hogar:

“Los resultados del programa con la XXXX dependerán de cada usuario individual. Para garantizar una pérdida de peso le recordamos que debe tener una vida activa y una dieta equilibrada.”

Al margen de determinadas expresiones que ya denotan una traducción robótica de las instrucciones en inglés de dicho producto, en este caso creo que es especialmente grave que destaquen que es importante llevar una vida activa. Creo que entonces me sobra la dichosa bici. Os aseguro que si lleváis una vida activa con una dieta equilibrada, tendréis resultados ¿alguien necesita pedir consulta con un especialista para contrastar esto?

Lo que subyace bajo estas advertencias no es otra costa que poner la venda antes de la herida que los fabricantes saben que va a venir: la decepción general del consumidor ante las expectativas que genera la publicidad del producto. Se dice que el sentido común es el menos común de los sentidos, no deberíamos tener que leer estos avisos para entender que en ningún caso vamos a conseguir con una bici estática los cuerpos que aparecen en el anuncio. El mundo real no funciona así, pero así nos lo cuentan y, seamos sinceros, nos lo cuentan tan bien que es muy bonito creérselo. Vamos a intentar enumerar cuáles pueden ser tus mayores enemigos a la hora de pensar que has fracasado, cuando en muchas ocasiones lo que ocurre es que ni has empezado. Principalmente tienes que desterrar estas tres expectativas que engloban muchos otros aspectos:

Expectativa 1: será rápido.

No es raro que muchos productos o sistemas de entrenamiento te garanticen un resultado que llega en poco tiempo. Incluso algunos hablan de un “métodoxx”, siendo ese XX el número de días en los que vas a conseguir los resultados. Todo con la salvedad de que hay que añadir una vida activa y una dieta equilibrada. Si seguimos estas indicaciones ¿dónde reside el éxito de lo que estás haciendo?

Los grandes progresos tardan en llegar. A veces tanto, que parece que no llegarán. Pero llegan.

Y si todo es tan fácil ¿por qué no funciona? Bueno, lo que unos consideran vida activa es dar un paseo y para otras personas consiste en dejarse la piel tres horas en el gimnasio e ir y venir del trabajo en bici. Una dieta equilibrada, así en abstracto, no es tan fácil de conseguir teniendo en cuenta nuestros hábitos y entorno social. Sin saber estos datos personales, qué sentido tiene garantizar que en un número de días llegarás a un logro. No tiene ninguno y lo saben. Y también saben que si te hablan de meses o, incluso, años; lo mandarás todo al carajo porque casi nadie es tan paciente. Esto se soluciona añadiendo esa letra pequeña que traducida de manera inmisericorde tendría este aspecto:

“Este producto no marcará una diferencia sustancial en tus resultados salvo que no pongas un montón de cosas más de tu parte. Ten paciencia y no busques un milagro inmediato”.

Creo que ninguna marca ha optado por este mensaje. Si alguna lo hiciese, estoy seguro de que no le iría bien. Lo cierto es que los consumidores deberíamos premiarla por su honestidad.

Expectativa 2: objetivos medidos en centímetros o kilos. 

Estos indicadores son perfectamente válidos. La cuestión es que no necesariamente implican resultados eficientes o saludables. Si te prescriben un batido mágico con el que no debes comer otra cosa en un mes (pese a poner en letra pequeña lo de la dieta equilibrada y que eso es solamente un suplemento, ojo), te garantizo que tras ese periodo habrás perdido kilos y centímetros. Seguro.

El choque con la realidad viene cuando dejas el batido y se produce un efecto rebote que te devuelve todo lo perdido y un poco más. Tras haber pasado un mes de auténtico asco, en tres o cuatro días estás como antes ¿no es para abandonar y no volver a intentarlo?

Una dieta excesivamente restrictiva o un plan de entrenamiento demasiado duro pueden conseguir el mismo efecto: indudablemente funcionan, tanto en kilos como en centímetros, pero son insostenibles ni siquiera a medio plazo por lo que acaban con el abandono de la persona que se lanzó sin medida a los kilómetros de elíptica con merluza hervida y brócoli como menú de desayuno, comida y cena.

Expectativa 3: sin esfuerzo.

A mi esta me encanta. Francamente creo que no se reduce al mundo del ejercicio y las dietas. Hoy en día todos los resultados y comodidades se miden porque entran por la puerta de tu casa y “sin esfuerzo”.

Sin esfuerzo, no hay recompensa. Si te toca la lotería, ha sido suerte. Todos sabemos lo que significa la suerte. Es altamente improbable que ocurra. Pero hasta en ese caso, has tenido que realizar el esfuerzo de pagar por tu número, has querido participar. ¿Piensas que en términos de salud esto funciona de manera diferente? ¿Crees que por hacer un poquito de ejercicio muy de vez en cuando, o tomar un comprimido de algo por las mañanas sin hacer nada más, tendrás una salud de hierro o una figura de anuncio?

Los resultados llegan con mucho esfuerzo. En términos generales hay una curva de esfuerzo proporcional a tus objetivos. Creo que es evidente. Si quieres correr una maratón en un mes viniendo del sedentarismo, cosa que no deberías hacer en ningún caso, te espera un mes propio del guerrero más duro de la mítica Esparta. Si tu objetivo está más enfocado a cambiar tu vida y hacerla más saludable, el esfuerzo diario será más asequible, pero tu principal enemigo será la velocidad del cambio. Comprobarás en tus propias carnes como casi todo lo que se promete es mentira y que necesitas tiempo y constancia. No hay magia ni milagros.Pero la recompensa merece mucho la pena. Muchísimo.

Para no enviarte un mensaje de desaliento, me gustaría acabar con una sonrisa añadiendo una pequeña selección de algunos productos milagro que hacían furor hace unas décadas. No tengo datos, pero queda claro que hay expectativas que no debieron cumplirse:

El “bun & tigh wave”

Un puro placer hacer ejercicio con esta máquina. Un cuerpo de una supermodelo fitness que garantiza unos resultados que todavía me cuesta asociar a determinados planos de este publirreportaje, cuya emisión a altas horas de la madrugada debía ocasionar algún que otro trastorno de sueño como mínimo.

El “Thighmaster”

Ojo al aviso inicial en el que los dueños del producto y distribuidores no se hacen responsables de los resultados descritos en el anuncio. Total nada. Por lo demás, todo facilidad, suavidad, sonrisas y comodidad. Con un programa para todos los grupos musculares tras una introducción testimonial que parece que no acabará nunca.

El Gazelle Edge Glider

Unos de mis favoritos. Su presentador Tony Little fue un afamado entrenador personal en Estados Unidos. Yo confieso que al llegar de madrugada a casa y encontrarme con sus publirreportajes en la tele, cuando quería darme cuenta habían pasado veinte minutos. Un fenómeno. Os dejo esta maravilla de elíptica para la que hacían falta un montón de dvds para aprender a utilizarla.

El “Vibro-belt”

Para qué pasar horas y horas sudando y sufriendo en gimnasios. Te pones este cacharro y a ver la tele o leer un libro. Que no falten los ejemplos de “antes y después” del vibro-belt. Miles de entrenadores quedaron sin trabajo tras la aparición del vibro-belt y sus resultados milagrosos. Con esto ya no hacía falta nada de nada, salvo una vida activa y dieta equilibrada, claro.

El “leg magic”

Y es que magia debe haber para conseguir reducir un 21% de grasa corporal con su uso, tal y como proclama.

El “Horse Riding Fitness Ace Power”

Lo mejor para el final. Situado en algún lugar entre el fitness, la tortura de la inquisición y los primeros pasos de los fabricantes de objetos de autosatisfacción personal, tenemos este curiosísimo gadget. Os advierto que el anuncio no es apto para mentes sensibles:

Que la fuerza te acompañe… con o sin el “Horse Riding Fitness Ace Power”.

 

 

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