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Blogs Fahrenheit 451 por Pablo Delgado

Pero, ¿quién es Falcó?

Pero, ¿quién es Falcó?
Pablo Delgado el

En época de guerra se habla de bandos, alianzas, estrategias, todo un compendio de estructuras y relaciones entre aquellos que luchan por una causa común, frente a otros por los que también luchan por otra causa común. Individuos que forman parte de una maquinaria política y social que son el brazo ejecutor de un país y que son realmente los que se juegan la vida en los campos de batalla, luchando en un frente desgarrado y principalmente cruel.

En la historia de España a lo largo de decenios hemos sufrido los españoles diversas guerras, unas triunfadoras para los intereses del país y otras más que guerras fueron desastres. Pero ya sean buenas o malas para los intereses de un país, es lo peor que le puede pasar a un país: entrar en guerra. Un hecho deleznable que a lo largo de la historia de la humanidad no ha parado de darse. No sé de dónde sacamos los seres humanos esa vileza y esa crueldad que lleva a matarnos unos a otros. Pero dentro de esa crueldad hay varios tipos de guerra. Las calificadas como civiles, su crueldad es aún mayor, ya que aquellos que se enfrentan son personas que el día antes convivían tranquilamente, vecinos de un mismo barrio se separan por unos “ideales” o simplemente por que les han obligado a luchar las clases que están arriba y que nunca se manchan las manos enviando a inocentes a una matanza segura. En la antigua Grecia y Roma los que iban a luchar eran las clases pudientes, los adinerados ya que ir al ejército era sinónimo de grandeza. Ahora esos se esconden enviando a otros.

En la guerra existen estrategias bélicas que se son la práctica y el conjunto de técnicas conocidas como el espionaje, asociadas a la obtención encubierta de datos, información de carácter confidencial ya sea para liberación de presos o incursión en batallas, etc. Las técnicas comunes del espionaje han sido históricamente la infiltración y la penetración, en ambas es posible el uso del soborno, el chantaje o lo que haga falta para conseguir unos objetivos que puedan ayudar a ganar una guerra, o a perderla.

El espionaje es un recurso muy utilizado en la literatura, y bien llevado a las páginas es éxito asegurado, desde John le Carré, especializado en relatos de suspense y espionaje ambientados en la época de la Guerra Fría, a Frederick Forsyth, Alan Furst, Robert Ludlum, Phillip Kerr, entre otros.

En España en estos meses ha salido una figura enigmática, sin patria, que se sirve a aquellos que lo dan todo por él. Una figura de la que ya se han escrito ríos de tinta y que desde aquí me sumo a las alabanzas de dicho personaje que pasará a ser mítico en la historia de la literatura en España. Un éxito asegurado “Falcó” (Alfaguara) de Arturo Pérez-Reverte.

Pero, ¿quién es Falcó? En la Europa turbulenta de los años treinta y cuarenta del siglo XX, Lorenzo Falcó es un ex contrabandista de armas, espía sin escrúpulos y agente de los servicios de inteligencia. Durante el otoño de 1936, mientras la frontera entre amigos y enemigos se reduce a una línea imprecisa y peligrosa, Falcó recibe el encargo de infiltrarse en una difícil misión que podría cambiar el curso de la historia de España. Un hombre y dos mujeres serán sus compañeros de aventura y tal vez sus víctimas, en un tiempo en el que la vida se escribe a golpe de traiciones y nada es lo que parece. Incluso el propio Falcó.

Un relato brillante y trepidante en el que se aprecia a un Pérez-Reverte que ha disfrutado escribiendo cada frase de este relato, cargado de suspense, espionaje, traiciones, infiltrados, cuyo cometido básico será la de liberar a Primo de Rivera de la cárcel Alicante.

Pero Falcó ¿es realmente quién es? ¿Es parte del bando Nacional? “La vida era para él un territorio fascinante; un coto de caza mayor cuyo derecho a transitarlo estaba reservado a unos pocos audaces: a los dispuestos a correr el riesgo y pagar el precio, cuando tocara, sin rechistar […] Para Falcó, palabras como patria, amor, futuro no tenían ningún sentido. Era un hombre del momento entrenado para serlo. Un lobo en la sombra. Ávido y peligroso […] A Lorenzo Falcó le gustaban las cosas salpimentadas con detalles con solera.”

Independientemente de pequeñas polémicas recogidas por el blog Verne, como la repetición de la foto de su portada que ha podido verse antes en las librerías, de un hombre que aparece en ella con sombrero fedora, cigarro en la boca y que ha sido adquirida de un conocido banco de imágenes. No ensucia ni mucho menos el trabajo de un escritor que vende miles de ejemplares. “Falcó” es un relato en blanco y negro -como bien dice su autor- a través del cual te sumerge en el frío de sus calles, en los terribles bombardeos e interrogatorios. Es una experiencia lectora de lo más entretenida, en la que el lector se puede hacer una imagen íntima y personal de un personaje que emite sintonías picarescas, interesadas, pero lo más importante, ser fiel a uno mismo y a quién le paga. Eso si, aviso al lector que cuando llegue al final de la lectura le dejará un sabor agridulce. Porque estoy seguro que se quedará con más ganas de Lorenzo Falcó y de sus inseparables cafiaspirinas, su pitillera y el mechero Parker Roller Beacon que da lumbre a cada unos de sus cigarrillos en boca.

“Falcó” // Alfaguara // Arturo Pérez-Reverte // 19,90 euros // 2016

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