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Blogs Fahrenheit 451 por Pablo Delgado

Nueva York: el orden del caos

La megalopolis más cosmopolita, es fuente de inspiración y atracción de escritores, cineastas y turistas

Nueva York: el orden del caos
Pablo Delgado el

«Nueva York…, la irresistible capital del cheque», escribió Rubén Dario. La ciudad de los rascacielos, de las oportunidades y también de las miserias. La ciudad de los barrios, de las calles numeradas, de los clubes de jazz, de los edificios que «pugnan entre ellos, como quien dice a codazos, para abrirse camino hacia el cielo. Es una urbe apretada, encogida sobre sí misma como una colmena, pero en su caso desdeñosa del orden. Parece que quiere atrapar el espacio para hacerlo suyo», escribe Javier Reverte en su lúcido, magnífico, y sagaz libro de viaje sobre la ciudad New York, New York (Plaza & Janes).

Una lectura recuperada que sirve a la perfección para estos momento torvos y llenos de incertidumbres, en los que poder viajar ya no será como antes, y sobre todo, ¿cuándo podremos volver a hacerlo con normalidad? Un texto absorbente en el que Reverte te lleva de la mano a visitar como un ciudadano más, las calles de la gran urbe: Times Square, Upper East Side, Midtown East, Greenwich Village, Lower East Side, Broadway, el puente de Brooklyn, etc… A ritmo de los clubes nocturnos de jazz, Reverte se sumerge durante tres meses en el modo de vida neoyorkino, describiendo la ciudad y dotándola de sentido para él y para los que la viven a diario.

Midtown Manhattan es el distrito de negocios más grande de Estados Unidos.

«La naturaleza íntima de Nueva York se expresa mejor que nada a través del jazz, una música tan dislocada y cargada de energía como la ciudad, tan sinsentido en su apariencia, de tan rara armonía como esos rascacielos que crecen los unos junto a los otros como extraños entre ellos. Y sin embargo, es esa naturaleza disparatada y caótica, exenta e uniformidad, la que acaba por dar un sentido a la música y al propio Nueva York: el orden del caos, el orden del desorden. Es una forma inconsciente de expresar la libertad. Y Nueva York, igual que el jazz, es sobre todo la libertad.»

Buscando una perspectiva intimista, Reverte muestra una City en dónde el don de la soledad y el de la intimidad, puede destruir a una persona o satisfacerla, experimentando una posible soledad tan grande entre sus calles como un agobio y plenitud entres sus edificios. Por todos son conocidas sus grandes distancias. Cada área es una ciudad dentro de una ciudad, los barrios son el núcleo vital del neoyorkino más profundo, su barrio. Tan completo es el vecindario en servicios y tan fuerte es esa sensación de pertenencia, que más de uno se pasa la vida confinado (palabra muy de actualidad) en un área mucho menor que en un pueblo de campo.

«A las ciudades les sucede lo mismo que a los seres humanos: a fuerza de querer dotarse de un estilo que  refleje una forma de ser, acaban por lograr su empeño» y Nueva York es una de esa ciudades con significado propio, en la que a través de su skyline característico que recientemente fue «modificado», es una ciudad «donde todos se juntan, a la vez que no hay nadie que quiera parecerse a nadie», siendo las propias gentes que la transitan las que de verdad le dan el significado a una ciudad como Nueva York.

Panorama de Lower Manhattan desde Jersey City

Reverte ofrece reflexiones muy interesantes y descriptivas sobre esta «ciudad que hubiera crecido sin que sus arquitectos mirasen hacia los lados para buscar una forma de armonía […] La ausencia de un estilo de la ciudad ha quedado fijado, precisamente, en la ausencia de un estilo y que la armonías neoyorkinas residen en su falta de armonía. Nueva York muestra hasta qué punto puede llegar a exhibir una indudable elegancia.»

Es una urbe que está en constante movimiento, que parece que está sin terminar. La ciudad que nunca duerme. Ella es un cambio en si misma, todo cambia en una urbe que no parece que sea exclusiva de América, sino que le pertenece al mundo. Un mundo del que se siente su núcleo vital y es eje vertebrado de la cultura y sociedad occidental. Fuente de inspiración para contar el tiempo y la construcción simbólica que depende de las culturas de las que está hecha, desde que en el siglo XIX, la inmigración y el desarrollo transformaron una ciudad símbolo del diseño, de la cultura, y como no, del capitalismo.

«New York, New York» // Javier Reverte // Plaza & Janés // 2019 // Bolsillo 9,95 euros

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