Los ilustradores, en los últimos años se están convirtiendo en agentes indispensables de la comunicación visual actual. Por el gran predominio de marcas e impactos visuales, estas figuras son imprescindibles para aportar un valor extraordinario a las múltiples imágenes que son lanzadas a través de los diversos formatos a los que accedemos.
Imágenes que son creadas para acompañar textos, o para lanzar un mensaje, e incluso imágenes creadas mediante trazos caracterÃsticos que forman un todo reunido en un libro, haciendo asà de medio de expresión de su autor, ya sea por encargo o simplemente por el hecho de querer expresarse y compartir. Por ello, saber de ellos y poder conocerlos es vital para aquellos que disfrutan o trabajan con las imágenes.
Publicaciones como The Illustrator. 100 Best from around the World (Taschen), ayudan, enriquecen, y contribuyen de manera esencial a difundir el conocimiento de dichos creadores de imágenes. Mediante la elección de 100 ilustradores podemos observar y disfrutar de manera global en qué estado se encuentra la ilustración y del gran nivel de sus autores. Durante los últimos diez años, Steven Heller y Julius Wiedemann han investigado la evolución de la ilustración en todo el mundo, y ahora están aquà para cambiar la opinión de quienes pensaron que lo digital anunciaba el final de una era, viendo cómo fluyen y se complementan lo artesanal con lo digital. «La ilustración es más libre y variada que nunca, y está presente en medios impresos y digitales, libros, envoltorios, ropa, automóviles y restaurantes.»
«Hoy en dÃa, los ilustradores son algo más que creadores de imágenes para vender un producto o expresar la tesis principal de un artÃculo. Ahora su función es transmitir experiencias más profundas y diversas […] En tanto que herramienta sencilla, la ilustración es un potente vehÃculo de expresión personal que permite comunicar ideas y, en este sentido, convendrÃa que todos la domináramos», afirma el editor Julius Wiedermann en la introducción al libro.
El mÃtico Steven Heller afirma que «la ilustración es un campo emocionante, más libre y variado que nunca, y tiene una presencia ubicua en toda Ãndole de medios, desde el papel hasta la pantalla (grande y pequeña), los libros, los envases y la ropa […] La ilustración se definirá siempre (y asà debe ser) como una respuesta a un estÃmulo externo: el encargo. Lo que sucede es que, en la actualidad, muchos de esos encargos surgen del propio ilustrador o se predefinen para responder mejor a las necesidades del artista. La ilustración no puede dejar de resolver la necesidad del cliente, si bien la vieja pesadilla de tener que responder con una literalidad esclavista al concepto de otra persona está de capa caÃda.»
Este es un libro que rinde homenaje a la calidad, diversidad, intensidad, comicidad, vivacidad y sobre todo a la excepcionalidad del trabajo de los ilustradores de hoy. Con unas ilustraciones seleccionadas con mimo, reflejan sin remilgo alguno las convicciones polÃticas, las preocupaciones sociales y las inquitudes estéticas de los propios ilustradores, demostrando asà de lo que es capaz el mero hecho de tener una idea y plasmarla mediante trazos, colores, trozos de fotografÃas, etc, proporcionando al público actual, a través de esa estética diferenciada y motivando la inteligencia del receptor, experiencias sensoriales adicionales una vez que se descodifica el mensaje.
Todo un vademecum de la ilustración internacional actual, imprescindible, necesario e inspirador en el que podemos encontrar figuras de la talla como Peter Blake, Christoph Niemann, Seymour Chwast, Costhanzo, Brad Holland, cuyas pinturas alusivas y metafóricas en la sección de opinión del New York Times revolucionaron la ilustración en la década de 1970, hasta estrellas emergentes como Robin Eisenberg, con sus bellezas alienÃgenas de colores pastel a bordo de naves espaciales en portadas de discos de indie-rock. Con ellos, conviven en las páginas ilustradores españoles que se han ganado una fama internacional como Paula Bonet, Carmen GarcÃa Huerta, MarÃa Herreros, MarÃa Hesse, Sergio Mora o Bruno SantÃn.
Si echamos la mirada atrás, basta con fijarse en los últimos cincuenta años para descubrir lo enorme de la herencia de la ilustración moderna que han llegado a denominar como el «arte de la calle» siendo asà un fiel reflejo de cómo vivimos. Un espejo al que mirarse, una parte indispensable de nuestra cultura popular, pero que en los últimos años está llegando a tener ese reconocimiento necesario por parte de los agentes culturales, asà como de la sociedad, por el papel que desempeña en nuestras vidas y porque sirve para entender esa mente en que concebimos el mundo.
La ilustración comunica, educa, entretiene, informa, inspira, y sobre todo seduce y transmite emoción. Y las 600 páginas con esas magnÃficas reproducciones de cada artista junto a una breve biografÃa de este gran libro (también en su formato) sirve para entender y absorber lo que ha sido a lo largo de la historia de la humanidad la forma más sencilla de contar historias, ya que antes de que inventáramos la palabra, estaba el dibujarlas, asà la ilustración es la encarnación más antigua del arte y su existencia nos ayuda a entender el mundo, a describirlo y a registrarlo.
Un libro muy recomendable para poseer, leer y mirar, mucho mirar, este gran arte de encargo que es la ilustración, junto con todo aquello que la hace potencialmente poderosa: el color, el trazo, la perspectiva, las formas y sobre todo, las ideas e interpretaciones de cada ilustrador, cultivo de la enseñanza de una estética actual.
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