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Blogs Fahrenheit 451 por Pablo Delgado

Dorothy no te vayas

Dorothy no te vayas
Pablo Delgado el

“En el álbum ilustrado, el autor no debe hacerse notar apenas, debe actuar tan sigilosamente como el tigre que, agazapado entre los juncos, espera el momento oportuno para saltar sobre la corza del misterio, la poesía o la maravilla. El autor debe ser únicamente ese salto, el zarpazo, las rayas”. Son palabras del ilustrador Javier Castán (Huesca, 1964) que con motivo de la exposición que se realizó en el Museo ABC sobre su obra, puso por escrito otro gran ilustrador Pablo Auladell (Alicante, 1972). Una definición sobre el autor del libro ilustrado que transmite a la perfección la esencia de una categoría de la literatura infantil y juvenil que lleva a los más pequeños a saltar sobre la imaginación para nutrirla y cultivarla. Pero también hay álbumes ilustrados que se dirigen a un público más adulto, e incluso los que se dirigen a los más pequeños, se pueden extrapolar a los más mayores, por diversas cualidades: la calidad de las ilustraciones y el tema a tratar.

Apunta Auladell que “son libros que, cuando son escritos e ilustrados, son leídos también sin ningún rubor ni disimulo por los adultos avisados y pasan casi siempre de inmediato, aunque sin hacer mucho ruido, a formar parte de las bibliotecas más extraordinarias, aquellas donde no tienen cabida los psicólogos de la obviedad ni los buenos propósitos de los cretinos”.

Entre esos libros se puede encontrar perfectamente Dorothy. Déjale entrar (A Buen Paso). No solo por su calidad sino por su cualidad. Ya que tener reunidos en un mismo volumen a dos Premios Nacionales es algo sensacional. Auladell (Premio Nacional de Cómic 2016) y Castán (Premio Nacional de Ilustración 2016) unen sus intelectos para dar forma a una historia entrañable como áspera e incisiva. El texto escrito por Castán cuenta la historia de Jonah y Martha que viven en un granja en Kansas. Martha se pasa el día leyendo vorazmente Selecciones del Reader’s Digest y cualquier libro de cualquier cultura que hable de la evolución y de la vida. Jonah la escucha y, abrumado por la claridad de sus palabras, suele dejarse convencer, ya que no presta mucha atención a sus propios pensamientos, solo actúa o acude en busca de su Remington. Un día un pequeño tornado se cuela por el patio trasero de la pareja y para sorpresa y normalidad deciden adoptarlo. Lo llamarán Dorothy y cambiará sus vidas para siempre.

Un cuento con toques surrealistas inspirado en un imaginario común y con claras referencias literarias como a la novela infantil de L. Frank Baum El maravilloso mago de Oz, en la cual la Dorothy no es huracán y sí una joven que vive con sus abuelos y es arrastrada por un tornado que se produce en el estado de Kansas y más tarde es arrastrada y dejada en una fantástica tierra donde habitan brujas buenas y malas, un espantapájaros que habla, un león cobarde, un hombre de hojalata y otros seres extraordinarios. En Dorothy. Déjale entrar, Sáez y Castán se inspiran en el primer momento de la obra cuando llega el tornado a la granja. Entonces Auladell crea esa atmósfera que sólo él sabe hacer, con trazos enmarañados y grandes dosis de carboncillo nos acerca a un gris y un sepia que ya realizó Victor Fleming en la adaptación cinematográfica de la novela de Braum en 1939. A través de los lápices de Auladell, se produce una creación lírica en la que la soledad es un factor fundamental de la historia. Una soledad de pareja que intentan llenar con la adopción metáforica de ese tornado, que en vez de salir y alejarse entra en su hogar para quedarse, o no.

Una historia que está provista de un realismo mágico y que atrapará a un lector no tan juvenil que le transportará y levantará por los textos de Castán al mundo Auladell, en el que con sus ilustraciones y con pocas palabras, se consigue una maestría sin falla en el dibujo y una extraordinaria capacidad de sintesis y de puesta en página, que cuenta una historia que es más compleja de lo que se muestra, con un fondo bucólico en el que dos personas sobreviven o lo intentan en la soledad geográfica. Javier Castán y Pablo Aluadell consiguen con este pequeño relato  una gran excelencia secuencial indudable, literaria y gráfica.

“Dorothy. Déjale entrar” // Texto Javier Castán // Ilustraciones: Pablo Auladell // A Buen Paso // 18 euros

 

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