De las primeras ciudades universitarias británica por antonomasia que nos viene a la cabeza es sin lugar a dudas Oxford, ubicada en el condado de Oxfordshire, en Inglaterra, es la sede de la Universidad de Oxford, la universidad más antigua en el mundo anglófono.
Envuelta en su típica armonía producida por la arquitectura de los edificios universitarios. Siempre ha sido un asunto de mucho interés la relación ocasionalmente tensa entre el pueblo y la academia, que en 1355 derivó en una revuelta con varios estudiantes universitarios muertos. A diferencia de su gran rival, Cambridge, Oxford es una ciudad industrial, asociada principalmente con la industria automotriz en el suburbio de Cowley.
En ella además encontramos museos de categoría mundial, las pintorescas vías fluviales y parques, los salones sagrados, las bibliotecas y los pasillos donde ganadores del Premio Nobel, primeros ministros y gigantes literarios pasaron sus años de formación. Sin duda, muchas de las atracciones más famosas -desde los paseos en batea y los servicios de coro hasta las galerías repletas de tesoros antiguos- tienen algo que ver con la histórica universidad de la ciudad. Pero junto al bullicio de Oxbridge, encontramos ese rico pasado industrial, ríos serpenteantes y una intensa escena artística y musical que aporta un toque vanguardista a esta ciudad tan conservadora. Oxford está repleta de cosas brillantes que ver y hacer, y sobre todo, leer.
Leer porque Oxford fue el escenario elegido por el escritor británico de novelas policiacas Colin Dexter. Principalmente conocido por sus relatos protagonizados por el inspector Endeavour Morse. Novelas trepidantes y adictivas que fueron escritas entre 1975 y 1999 y que alcanzaron un considerable éxito. En la actualidad y un poco más atrás el personaje principal de Dexter el inpector Morse junto a su inseparable sargento Lewis fueron adaptados a la televisión en diferentes series como Inspector Morse (1987-2000), Lewis (2006-2015) y la exitosa Endeavour.
«Cambiar el juego» es una palabra que Colin Dexter, seguramente habría detestado. Pero describe exactamente lo que fue el propio Dexter, a través del Inspector Morse de la televisión. Aunque pueda parecer que su legado se limita a un puñado de novelas, en realidad es mucho mayor que eso: el insaciable entusiasmo actual de los editores por la novela negra, el espacio que le dedican ahora las librerías, el número de escritores que se ganan la vida con ella. Cambió de manera crucial la relación del género con la televisión.
El Inspector Morse de la TV dio a las novelas de Dexter el tipo de tratamiento de lujo reservado hasta entonces a las investigaciones de Poirot, Maigret o Sherlock Holmes. Demostró que la ficción policíaca contemporánea podía adaptarse con resultados asombrosamente buenos si se le dedicaban el cuidado y los recursos suficientes.
La editorial Siruela está recuperando sus obras. Lleva publicada las tres primeras de la serie Morse: Último autobús a Woodstock, Vista por última vez, El mundo silencioso de Nicholas Quinn.. En próximos días estará en las librerías Requiem por todos los muertos.
En ese ambiente académico, Dexter ha hecho de Oxford un santuario para los amantes del género policiaco. El claro ejemplo es cómo brillan con intensidad los dos personajes principales: Morse y Lewis, la pareja antagónica más popular y entretenida de la literatura policial y detectivesca. Un Morse solitario, el detective amante de la cerveza, los crucigramas y Wagner que conduce un Lancia antiguo por Oxford, resuelve los asesinatos reflexionando profundamente, a menudo sobre comentarios casuales de su compañero, el sargento Lewis, un hombre familiar con mujer e hijos. Ambos se enfrentan a situaciones en las que profesores y habitantes de la ciudad se interrelacionan dando origen a casos de asesinatos y desapariciones de los que será necesario un método deductivo del inspector Morse, un detective de Oxford de ideas profundas.
La primera de las novelas del inspector Morse, Último autobús a Woodstock, fue escrita cuando con su mujer, Dorothy, y sus hijos, Dexter estaba de vacaciones en el norte de Gales en una época en la que la lluvia parecía no cesar nunca, se encontraba totalmente abatido y aburrido, leyó las dos novelas de detectives que había en su alojamiento de vacaciones, decidió que no eran muy buenas y pensó que él podía hacerlo mejor. Una vez que fue evidente que había encontrado un personaje y un escenario ganadores, Dexter se dedicó en serio a escribir novelas policíacas. Hubo doce más en la serie Morse.
Con la ventaja del Oxford medieval y suburbano como escenario (Dexter reconoció que nunca se habría convertido en escritor si se hubiera mudado a Rotherham), Último autobús a Woodstock demostró su valía. En ella nos relata la aparición a las puertas de un pub de Woodstock del cuerpo sin vida de Sylvia Kaye. El inspector Morse de la policía de Oxford —exalumno de la prestigiosa universidad local— está seguro de saber quién es la muchacha con la que Sylvia fue vista en una parada de autobús aquella fatídica noche y que parece tener la clave para resolver el asesinato. Pero el irreprimible sarcasmo y el exceso de confianza de Morse en sus dotes deductivas chocan de inmediato con la frialdad de la joven, dejando claro que descubrir la dolorosa verdad y actuar en consecuencia requerirá hasta el último átomo de la disciplina profesional del inspector…
La segunda novela, Vista por última vez. Valerie Taylor, una alumna adolescente de la Roger Bacon Comprehensive School de Kidlington, al norte de Oxford, desaparece sin dejar rastro. Dos años más tarde, y poco después de que su caso vuelva a estar de actualidad gracias a un reportaje de The Sunday Times sobre personas desaparecidas, Ainley, el inspector encargado de la investigación, muere en un accidente de tráfico, y los padres de Valerie reciben una carta aparentemente escrita por su hija, en la que dice encontrarse bien. El inspector Morse y el sargento Lewis, serán asignados al caso. Morse, convencido de que Valerie está muerta, intentará averiguar qué ocurrió realmente el día de su desaparición…
La tercera novela de la serie es El mundo silencioso de Nicholas Quinn. El Oxford Foreign Examinations Syndicate se ocupa de los exámenes escolares en el golfo Pérsico y otros enclaves conectados con Gran Bretaña. Su secretario, el doctor Bartlett, y el señor Roope, profesor de Química y miembro del comité, discrepan sobre una nueva incorporación, pero finalmente Roope se sale con la suya y Nicholas Quinn, un candidato sordo, pero capaz de leer los labios, consigue el puesto. Cuando Quinn aparece asesinado en su dúplex, todo el personal queda de inmediato bajo sospecha…
Con Oxford como telón de fondo, unas historias sin fisuras y un elaborado desarrollo de los personajes son las tres inconfundibles señas de identidad que han convertido a Colin Dexter en uno de los exponentes contemporáneos más importantes del género, un verdadero maestro de la ficción policial clásica.
Dexter, afirmaba que no era escritor, pero que podía revisar sus «malos comienzos» para convertirlos en algo que funcionara. La fórmula fue sin duda un éxito para una docena de novelas de Morse y muchos guiones originales para televisión, el medio que hizo llegar las andanzas del idiosincrásico Morse a una audiencia de 50 países. «Empecé a escribir y me obligué a seguir», dice. «Y así ha sido desde entonces».
En definitiva, si nos sumergimos en el universo Dexter, encontraremos acertijos intelectuales envueltos en tramas en las que el escritor británico juega con el lector, mostrando resultados que aparentemente pueden ser los lógicos para luego dar giros inesperados y mostrar una fuerza narrativa y estructura férrea dentro de sus novelas, de las que el lector saldrá queriendo tener más Morse, por favor.
Estas obras pertenecen a la etapa anterior al éxito televisivo del inspector Morse, interpretado por John Thaw. Así que, si gusta la serie, los libros son mucho mejores y más completos, porque además de ver a un Morse más joven y a un Lewis distinto, el lector -estoy seguro- disfrutará como un niño. Eso sí, un niño bien vestido, con buenos modales a los que el maestro Dexter saca a pasear por la ciudad más pulcra del mundo para que vean dónde y cómo se pudren los diversos cadáveres.
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