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Blogs Fahrenheit 451 por Pablo Delgado

Experimenta 82

Economía y Diseño. La economía creativa como fuente de valor

Experimenta 82
Pablo Delgado el

«La economía creativa: Transformar una idea en beneficios» es el título del libro escrito por John Howkins a quien se le atribuye el concepto de economía creativa. En su número 82 la revista Experimenta aborda este tema esencial en el diseño. Cómo convertir esos conceptos y soluciones gráficas como de producto en beneficios, tanto económicos como sociales.

«El diseño es desde sus inicios, a través de todas sus manifestaciones, una disciplina íntimamente asociada a la mejora de la calidad de vida de las personas y un activo componente del crecimiento industrial y económico, con un rol protagónico dentro del contexto de las industrias creativas» Como expresa Guy Julier en diálogo con Eugenio Vega. «En su relación con la economía, el diseño hace dos cosas: en primer lugar, agrega valor a los productos, a las comunicaciones o a los entornos, para que los productos y los servicios sean más deseables o eficientes, o que hagan ambas cosas a la vez, proporcionando mayores beneficios de los consumidores. Y en segundo lugar, el diseño desempeña otro papel, no menos importante, cuando designa cosas que tendrán valor en el futuro, desempeñando un papel semiótico en la medida que proporciona a lo diseñado nuevos significados», afirma el editorial de la revista.

Destacar en este número la genial conversación que mantienen Marcelo Ghio y Manuel Estrada, en torno a esa economía creativa y el significado y función del diseño en la sociedad así como los procedimientos que lo componen. «El Diseño está demasiado pegado al mercado. Y precisamente por eso es probable que su evolución y sus aportaciones más significativas provengan, cada vez más, de actores nuevos, menos ceñidos a los requisitos, algo asfixiantes, del mercado», afirma Estrada.

«En plena revolución tecnológica, el diseño sigue naciendo de donde lo ha hecho siempre, de la curiosidad, la pasión y la creatividad de los seres humanos que manejan las herramientas. Sean lápices o computadoras». Continúa Estrada, «el mejor diseño se produce siempre cuando la implicación y el interés por el resultado del Diseño están protagonizados por lo máximos responsables de una compañía o institución». Ya que «es una actividad profesional compleja. Donde los mejores resultados se obtienen desde el rigor y el trabajo intenso y casi siempre multidisciplinar». El que fuera Premio Nacional del Diseño en 2017, arroja luz sobre lo que como Diseño se entiende y en lo que se ha convertido, «en una disciplina transversal y en un concepto que a veces usamos como un comodín que encaja con todo. Todo el mundo habla de diseño y creo que es bueno escuchar, la voz de los que participan en el diseño. Lo que tienen que decir quienes lo encargan y gestionan y con toda modestia recomendaría escuchar, con atención, la voz de los diseñadores.»

En el dossier de este número, Eugenio Vega nos habla sobre la historia y la influencia del diseño sobre la gran depresión de 1929. Cómo floreció una profesión hasta ahora desconocida y cómo influyó en el modo de vida de las personas y en la forma de relacionarse con los nuevos productos que iban apareciendo.

«El diseño no solo se ha ocupado en agregar valor a los productos para convertirlos en objetos de deseo, sino que se encarga también de mostrar, mediante formas innovadoras, cambios para el futuro». Un modo que servía para mostrar modos de vida más fáciles ofreciendo soluciones formales de unos señores que pensaban en todo esto. «La gran crisis de 1929 contribuyó a dar forma a la profesión de diseñador. Fue en esos años cuando los diseñadores empezaron a ser conocidos.»

«Lo que el diseño hizo fue diferenciar los productos en un mercado muy competitivo debido a las medidas intervencionistas de la administración Roosvelt». Se empezaron a diseñar y fabricar productos con fecha de caducidad, para que así la industria tuviera movilidad y sobre todo beneficios, es decir, una economía capitalista basada en diseño y con diseño. Esto llevó a que la industria ante «el principio de obsolescencia artificial». En un principio fue reacia a realizar cambios en su cadena de producción para renovar de forma continuada sus productos, porque si un producto funcionaba, ¿por qué cambiar?, muy sencillo, por la economía. El diseño contribuyó y contribuye a generar esa necesidad de cambio en los productos.

Como bien dice el catedrático, escritor y pensador británico Guy Julier en la entrevista realizada por Eugenio Vega dentro del dossier: «el diseño hace dos cosas: en primer lugar, agrega valor a los productos, a las comunicaciones o a los entornos. Según esta concepción tradicional, el diseño consigue que los productos y los servicios sean más deseables o eficientes, o que haga ambas cosas a la vez. Y eso significa que pueden obtenerse mayores beneficios de los consumidores. En segundo lugar: cuando el diseño designa cosas que tendrán valor en el futuro (…) El diseño está agregando valor, pero también desempeña un papel semiótico en la medida que proporciona a lo diseñado nuevos significados».

Un número -el 82 de Experimenta- que sirve de posicionamiento de un diseño influyente. Para ver, estudiar y poder entender la influencia que ha tenido, y sigue teniendo el diseño en la economía pasada y actual.

Además esta edición arranca con un homenaje a Ieoh Ming Pei, el arquitecto que diseñó la pirámide del Louvre. Se conversa con el ex director creativo del Ayuntamiento de Madrid, Nacho Padilla, sobre política, sociedad, y diseño. Continuando con la incursión en el perfil de uno de los diseñadores industriales más influyentes del mundo Marc Newson. Además de mostrar el trabajo editorial del gran Fernando Vicente.

Todo ello acompañado como cada número con el Zum, la sección en la que se aborda una temática del diseño de forma transversal, este número le ha tocado al crowdfunding.

Revista Experimenta 82 // 12,90 euros

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