En Estados Unidos, la abundancia gráfica está presente en todos los rincones: en la publicidad, en los rótulos de los comercios, en los diarios y revistas e incluso en los paquetes de cereales para desayunar. Todo es diseño gráfico en donde hay una gran abanico de posibilidades visuales. Entre ellas, también se encuentran las cubiertas de los libros. Esas ventanas desde donde se nos grita cuando entramos en las librerías y que cada vez van cobrando más importancia.
¿Por qué? Por el hecho de que los editores actuales ante la llegada (que no termina de hacerlo) del libro electrónico, cuidan más aquello que editan. Los acabados del libro, el formato, la cubierta. Este último es un elemento que incluso puede llegar a ser objeto de coleccionismo.
Paul Sahre es uno de los diseñadores gráficos más influyentes que trabajan en la actualidad y uno de los grandes especialistas en este ámbito del diseño gráfico. Siempre sus conferencias las empieza orgulloso de mantenerse en su oficina pequeñita llamada Office of Paul Sahre (OOPS), manteniendo así de forma obstinada la suerte de ser independiente desde 1997.
Colaborador frecuente de The New York Times, diseñó portadas de libros para autores como Chuck Klosterman, Malcolm Gladwell y Clarice Lispector, además de ser autor de libros (incluyendo sus memorias de diseño: Two Dimensional Man). Sahre enseña diseño gráfico en la Escuela de Artes Visuales de Nueva York durante los últimos años y da numerosas conferencias en todo el mundo.
Su estilo, por definirlo de alguna manera, busca la simplicidad gráfica, y la fuerza conceptual de su trabajo se centra siempre en jugar con los conceptos para ver hacia donde le llevan, entendiendo las portadas de los libros como una puerta de entrada a una experiencia de alguien que la está viviendo.
Un gran diseñador e incluso ilustrador de cubiertas -ya que todo el proceso lo realiza él-, se toma cada proyecto como un desafío de diseño, interpretando, reordenando y componiendo el material visual en el que trata de resumir el tema o el espíritu de algo, pero al mismo tiempo no revelando demasiado cara captar así la atención.
«No pasa nada interesante cuando sabes hacia dónde vas», por lo que busca siempre experimentar desde la idea más absurda hasta llegar al concepto final, para así resolver ese problema que se la ha presentado, obteniendo formas y composiciones originales y destacables. El influyente diseñador gráfico.
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