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Blogs Fahrenheit 451 por Pablo Delgado

Controlando la realidad

El artista e ilustrador brasileño Fido Nesti, adapta al cómic la conocida obra de George Orwell «1984»

Controlando la realidad
Pablo Delgado el

En 1949, cuando 1984 de George Orwell se publicó por primera vez, se decía que no era una gran novela sobre los seres humanos en particular, pero sí lo era como profecía y advertencia de lo que podría venir. A lo largo de los años el texto ha tenido una carrera asombrosa como obra de profecía política. Ha sobrevivido en la conciencia pública a otros contendientes de su época, como Un mundo feliz de Aldous Huxley (1932) o Fahrenheit 451 de Ray Bradbury (1953) quedándose como un longseller. En la actualidad, muchos parecen estar de acuerdo. La novela, sobre ese futuro distópico donde el pensamiento crítico es reprimido bajo un régimen totalitario, siempre está ahí vendiéndose en las librerías.

Orwell inventó un mundo en el que el Gran Hermano siempre está escuchando y los dispositivos de alta tecnología pueden espiar en los hogares de las personas, a día de hoy esto ya no se ve tan distópico, ¿verdad Siri y Alexa? Un mundo en el que la guerras no tienen fin, donde el miedo y el odio se acumulan contra los extranjeros. Un mundo en el que el gobierno insiste en que la realidad no es algo objetivo, externo, que existe por derecho propio, sino que lo que el Partido principal y único considera verdad, es verdad.

La obra de Orwell ha sufrido varias adaptaciones a lo largo de los años, entre las que se encuentra recientemente la realizada por el artista gráfico Fido Nesti (Sao Paulo, 1971), que reelabora con 1984. La novela gráfica (DeBolsillo) la obra maestra del autor en forma de cómic. Novela gráfica o cómic, que ha tardado dos años en llevar a cabo, y así, ha conseguido que la obra cumbre del subgénero distópico, sea dotada de rostros, cuerpos y paisajes de un mundo que cada día que pasa resulta menos difícil de imaginar.

En una época como la actual en la que la distorsión deliberada de la realidad, que manipula creencias y emociones con el fin de influir en la opinión pública y en actitudes sociales, conocida como posverdad, está en continuo funcionamiento, Orwell ya lo estaba escribiendo con 1984. Esa mezcla de credulidad y cinismo, prospera en tiempos plagados de cambios e incertidumbre, y es explotada por políticos que intentan crear un mundo ficticio en el que no es necesario registrar, admitir y recordar los fracasos. En ese mundo, 2 + 2 es = 5, como señaló Orwell, la aceptación de una mala aritmética simplemente se convierte en un testimonio del poder de los gobernantes para definir la realidad y los términos del debate sobre la población: «la guerra es la paz», «la libertad es la esclavitud», «la ignorancia es la fuerza» y «quien controla el pasado -decía la consigna del partido- controla el futuro. Quien controla el presente controla el pasado».

Es el año 1984, Londres es una ciudad lúgubre y gris en la que la Policía del Pensamiento controla de forma asfixiante la vida de los ciudadanos. La población es vigilada por los diversos ministerios: el ministerio del amor, de la verdad, de La Paz, de la abundancia. En el Ministerio de la Verdad trabaja Winston Smith, un peón de este engranaje perverso en el que su cometido es reescribir la historia para adaptarla a lo que el Partido considera la versión oficial de los hechos. Hasta que decide replantearse la verdad del sistema que los gobierna y somete. Winston, es miembro del Partido (aunque no del Partido Interior que es el de la superélite), y debe vivir con una vigilancia constante y con unas expectativas de todos sus comportamientos, ya que incluso tratan de controlar sus propios pensamientos. En la superficie, es como cualquier otra persona, parece encajar. Pero en su interior siente una creciente rebelión contra el opresivo entorno social.

Como parte de su trabajo, es un buen conocedor de la Nuevalengua, el idioma oficial de las comunicaciones gubernamentales que se está convirtiendo gradualmente en un idioma oficial para todos. Es el único idioma en la historia cuyo vocabulario disminuye de año en año, una destrucción intencional de matices y puntos de vista opuestos para sofocar la crítica y el debate; cuando se complete la transición, el lenguaje solo se podrá utilizar para expresar ideas aprobadas por el Partido, cualquier otra cosa no podrá expresarse en el habla y por lo tanto ni siquiera podrá expresarse en el pensamiento. Winston siente que hay rumores de una rebelión clandestina, pero no está seguro de si son verdad o solo rumores, por lo que sin quererlo va encontrando un camino junto a Julia, otra pensadora que no está conforme con la realidad controlada que está viviendo.

Nesti impregna la obra de Orwell de un lúgubre misticismo y una honda sensación de desamparo y desazón, acompañado por el trazo detallista que está envuelto en colores como el gris y el rojo, que parecen desafiar el plano bidimensional de la página impresa, en la que los personajes fluyen a través de la recreación de muchos detalles presentados de manera bastante concisa, hacen que el lector vaya descubriendo esa verdad, como Winston lo estaba haciendo.

El artista brasileño genera un buen equilibrio entre texto e imágenes para hacer que funcione como una novela gráfica sin perder el alma de la novela original. A través de ese romance, que no esperaba, cuyo elemento contrasta con el control constante de la sociedad de Gran Hermano. Nadie hubiera sospechado que Winston y Julia fueran capaces de pensar en el crimen (pensamientos peligrosos) o de un deseo secreto de vivir su propia vida (individualismo). Cómo Winston y Julia se rebelaron, se enamoraron y pagaron la pena en el mundo terrorífico del mañana, es el hilo en el que el británico Orwell tejió en su última y mejor obra de ficción. En Rebelión en la granja (1946), Orwell parodiaba el sistema comunista en términos de sátira de corral; pero en 1984 … no hay una sonrisa o una broma que no agregue amargura a la visión completamente deprimente de lo que el mundo puede ser o es ahora mismo.

1984. La novela gráfica // George Orwell / Fido Nesti // DeBolsillo// 2020 // 21,95 euros

 

 

 

 

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