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Blogs Fahrenheit 451 por Pablo Delgado

El cómic vuelve al Museo del Prado

El cómic vuelve al Museo del Prado
Pablo Delgado el

El Museo del Prado comenzó en 2016 a editar una serie de cómics para propiciar la reflexión de los creadores contemporáneos de este medio con las colecciones y exposiciones temporales del Museo. Un acierto para acercar un poquito más, sobre todo a los más jóvenes, de la mano de artistas visuales que se han servido de las obras del Museo como punto de partida para su propia creación, los guionistas y dibujantes de cómic se acercan a las obras del Prado mediante el formato de viñetas, interpretando a través de un arte secuencial -como denominó Will Eisner al cómic- su esencia a través de un medio en el que el dibujo y la narración gráfica permiten mostrar visiones novedosas, plurales y a veces inesperadas, de las obras de arte que cuelgan en las salas del Museo.

Ya van por la tercera publicación, después de El tríptico de los encantados de Max y El perdón y la furia de Altarriba y Keko, el Prado presenta el tercer cómic titulado Idilio, realizado por el pintor e ilustrador Javier Montesol (Barcelona, 1952), con motivo de la exposición “Mariano Fortuny (1838-1874)” que se abrirá al público el próximo 21 de noviembre.

Idilio narra el viaje a Tánger de un joven que buscará allí sentido, inspiración y creatividad a su vida, comenzando con un extracto de la Oda a la inmortalidad de William Wordsworth y finalizando con el recuerdo del idilio vital del protagonista. Con referencias literarias hacia la Beat Generation, Paul Bowles, Muerte en Venecia de Mann o la música de David Bowie sonando en la radio, ambientan esta obra en la segunda mitad de los años 70, en un tiempo de permisividad y búsqueda en el que una generación se cuestiona todo y en el que el protagonista conocerá la amistad como valor y que sustituye a la familia como núcleo esencial de existencia. En la obra, se reflexiona sobre el arte, la vida, la mentira y cómo su combinación da lugar a la creatividad con una manera de captar y situar la realidad influenciada sin buscarlo por Mariano Fortuny.

©Museo Nacional del Prado

 

Un viaje gráfico en el que Montesol pinta y da vida a un cómic existencial, que con su estilo diferenciador y característico que le llevó -y lleva- toda su vida aprendiendo a pintar, todo lo vivido, todo lo observado, lo recordado, lo olvidado, todo para y por intentar ser pintor, dibujante e ilustrador, consigue de forma eficaz transmitir todo ello a través de las aguadas terrosas en sepia y difuminadas de unos personajes que viven y mueren en el negro.

En Idilio podemos ver la vida a través de la mirada de Montesol. La experiencia vivida en la búsqueda de uno mismo. En unos textos breves y muy pensados, en los que cada palabra está medida, van directamente al quid de la cuestión existencial, que transporta al lector a una experiencia sin igual, en la que va de la mano del pintor para asimilar esa realidad, medirla y poder situarla en su cabeza.

Para Montesol “pintar es fundamentalmente un acto de situar el mundo exterior utilizando los sentidos. Por eso el arte es sobre todo un hecho espiritual, religioso, porque es contemplación, meditación y ejecución. Aprender y narrar lo aprendido. El arte es un estado de gracia en el que busca una sintonía con lo vivido y lo plasma con más o menos habilidad. La habilidad, la maestría, la lucidez, el oficio y finalmente el trabajo. El trabajo lo es todo para el hombre, es su expresión con el mundo en el que vive, es su manera de sentir que vive, pintar para poder vivir”.

 

Montesol, autor del cómic “Idilio”. Foto © Museo Nacional del Prado.

 

En definitiva, Idilio, es el momento en la formación de las personas donde se descubre qué es aquello que interesa en la vida y que marcará su futuro. En un planteamiento creativo excelente en su ejecución, para los amantes del arte les influirá el poder disfrutar de las pinturas de Montesol, con sus manchas que ensalzan en el contraste entre lo claro y lo oscuros, con matices mezclados por la línea rígida del cómic, pero que en este caso goza de total libertad enmarcadas en cada una de las páginas, en una edición que marca su propio carácter, muy diferente al de otros proyectos de edición de cómic asociados a museos.

Montesol no realiza una biografía del artista, ceñida a los hechos históricos, y no sitúa al propio museo como escenario de la narración, por lo que la hace más enriquecedora y eleva el poder de Fortuny al de la influencia de llegar a cambiar una vida y el modo de verla. Idilio es una composición poética que recrea de manera idealizada la vida y los amores, todo destilado desde el buen gusto.

 

“Idilio” // Javier Montesol // Museo del Prado // 72 páginas // 15 euros

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