Qué puede tener en común un boxeador panameño de peso gallo llamado Panamá Al Brown al conocer al pintor, novelista y dramaturgo Jean Cocteau en un café de París, que ambos habían nacido el mismo día, usaban la misma medida de camisa y calzaban la misma talla de zapato. O que Patti Smith pasó largas temporadas enamorada del poeta Arthur Rimbaud, al que escribía cartas y adoraba como a un dios. O que Mick Jagger quiso contratar a Camarón pero este se negó alegando que no actuaría ante alguien que desconocía el significado del flamenco -olé-. O los diseños de Dieter Rams y Steve Jobs, en donde la ausencia del color era el eje fundamental, ya que si este se aplicaba se desprendia la esencia pura de la función.
Además de estas anécdotas, tienen en común algo más. Ahora forman parte de un elenco de personajes artísticos que ha reunido la joven ilustradora Carla Fuentes (1986). Personajes que han quedado plasmados en unos papeles cubiertos por los trazos gruesos de los lápices y un uso muy particular del color, de esta valenciana que reconoce entre sus referentes a Alex Katz, David Hockney o Ezizabeth Peyton, y define su estilo como inmediato inspirándose en lo cotidiano y en la estética de lo que le rodea. Todo ello ha quedado reflejado en un libro diferente, original en su contenido y conectado con la realidad creativa y cultural actual. Hoy sale a la venta “Ilustres conexiones. Anecdotario de encuentros, genios y otras casualidades” (Lunwerg). Un libro que más que contar una historia o una conexión, cuenta un pensamiento, una forma de actuar y entender la vida creativa de quién lo relata.
Carla Fuentes está considerada una de las ilustradoras más relevantes de nuestro país, desde que comenzó su andadura profesional ha realizado diversos trabajos para diferentes marcas comerciales en donde se puede apreciar su estilo característico. Un estilo que ha sido definido como espontáneo, musical y ecléctico, con una selecta gama de colores cuidadosamente elegida que aportan una gran expresividad sobre todo a sus retratos, de los que intenta captar la esencia íntima del retratado, cuentan historias e incluso llegan a transmitir emociones. Unos rostros que son perfectamente imperfectos, reflejan en su mayoría un “tormento” interno de cada uno de los personajes mediante expresiones serias y contenidas, salvo la de Lana Turner que esboza una tibia sonrisa.
Fuentes a través de este diario creativo intimo, nos expresa sus emociones artísticas mediante un texto manuscrito que acerca aún más el carácter íntimo de una obra y unos personajes que le han marcado en su trayectoria profesional y personal. Una selección de personajes, lugares u objetos de la cultura de los últimos siglos más significativos para ella y que los ha relacionado en un juego de anécdotas y referencias cruzadas que se van hilando entre ellas de forma curiosa, amena y creativa proporcionando al lector un pedacito de cultura biográfica de personajes míticos del cine, la música, la literatura, el diseño o el arte. En este entramado tejido con gracia y sensibilidad no faltan figuras como Rita Hayworth, Kate Moss, Dalí, Oasis, Eduardo Arroyo, del que se considera una gran admiradora, o lugares evocadores como Nueva York, París o Marruecos.
Desde el mencionado Arroyo, a Lucian Freud, Wim Wenders, Buñuel, Elizabeth Taylor, David Lynch, Truman Capote, Paco de Lucía, Le corbusier, Peggy Guggenheim, el club de los 27, llamado así por la edad a la que muchos músicos célebres murieron, éstos son algunos de los rostros que forman parte de este universo interconectado a través de la cultura y de la mente de Fuentes en donde de vez en cuando se cuelan lugares como el barney’s beanery, un bar emblemático en los ángeles recurrente en las obras de Bukowski.
“En los quince minutos de fama que Andy Warhol le concedió a Hockney en su programa de televisión dijo una cosa que para mí se ha convertido en un mantra: ‘si uno puede ver lo bello en la sombra de un poste de la luz probablemente capte lo bello de las pequeñas cosas. Algunas personas tienen la habilidad de encontrar placer en la sombra de un poste de la luz. Rodearse de personas que ven placer en un poste de la luz debería ser obligatorio’.
Todo ello concebido a partir de unos retratos evocadores cargados de luz, que transmiten una paz y una quietud de unos personajes que han tenido una vida más que ajetreada. A través de narices prominentes, labios carnosos y ojos cansados, el libro está cargado de rostros que miran directamente al lector con miradas perdidas que buscan un horizonte infinito y que en cierta medida expresan un mundo místico interior muy rico. Fuentes nos relata como si estuvieramos con ella frente a frente separados simplemente por una mesa en la que se encuentra acompañándonos diversas tazas de café (la autora se considera una gran consumidora de este brebaje cargado de cafeína). Toda una declaración de intenciones artísticas.
En esta su primera aventura editorial la joven ilustradora nos acerca de forma escueta grandes referentes de la cultura y el arte que aparentemente pueden no tener ninguna conexión entre sí pero son enlazados no solo por los dibujos sino por un elemento común en el que han podido participar cada uno de ellos. Tanto es así que este libro puede ser leído en el orden que desee el lector, de principio a fin o saltando de atrás hacia adelante según lo que más capte su atención.
Fuentes es una ilustradora que le gusta mirar al pasado con admiración y romanticismo, sin obviar el presente contado con una pizca de espiritú pop art y una dósis de trazos surrealistas generando un universo imperfecto cargado de grandes pequeños detalles en donde el espiritú de las cosas prevalece sobre el todo.
