Pues ha vuelto a ocurrir. Lejos del gran circo mediático que hicieran en su momento Odyssey, Mel Fisher y otros, esta vez ha sido de un modo sigiloso y que casi habría pasado desapercibido. Ya lo profetizara Greg Stemm, ahora ningún caza-tesoros hará públicos sus hallazgos.
Desde el Ministerio de Cultura, en colaboración con la Guardia Civil, hacía unos meses que estaban detectando la aparición de monedas procedentes de un pecio desconocido. Se trataba en su mayoría de las grandes monedas de plata, de a ocho reales, del reinado de Carlos IV y en un aceptable estado de conservación.
Pero hubo quien no se pudo callar, y en seguida se empezaron a conocer datos. Se le conoce como “Cuban waters wreck circa 1807”. Parece ser que en 2018, en la costa Norte de Cuba, se localizaron varios bloques de monedas incrustados en el coral (de ahí su razonable conservación) y que se extrajeron sin conocimiento de las autoridades cubanas. Son de casi todas las casas de moneda americanas bajo dominio español (México, Lima, Potosí, incluso Nueva Granada) de 1807 o anteriores, llegándose incluso a algunas de Carlos III. Ya las está encapsulando NCG quienes, entre otros, encapsularan las de “El Cazador” y ya se están haciendo certificados de origen, como el que se muestra.
Desde un punto de vista numismático (disciplina que estudia las monedas), se trata de monedas corrientes, muy comunes, hechas ya con maquinaria. Son todas iguales, pues el diseño era el mismo, variando solamente el año y lugar en que se hicieron.
Desde un punto de vista económico, cualquiera puede conseguir esas monedas en una calidad razonable por unos 50€ cada una. Al no estar éstas tan bien, se venden por lotes (4, 5, 6 ó 10 ejemplares), de modo que cada una acaba saliendo por unos 25-35 €. Las que están mejor se venden individualmente a unos 40-50€. Hay también alguna de oro, que se vende prácticamente al precio del metal, pues los coleccionistas de oro buscan excelentes conservaciones.
Al ser monedas de la época de la fragata “Nuestra Señora de las Mercedes”, se pueden hacer extrapolaciones. Se ve claramente que esas 500.000 que sacara Odyssey no son los 500 millones de dólares que decían. El valor de casi 17 millones de euros en que fueron tasadas ya en España parece más real, aunque se podría rebajar un poco más.
Desde España se buscó el reclamar esas piezas. Sin embargo, la falta de datos sobre su origen y el hecho de que entonces el dinero español fuese la divisa internacional de la época, dificultan enormemente las posibles acciones a realizar, pues cualquier barco de la época podría llevar dicha carga independientemente de su pabellón. Además, no se sabe de ningún naufragio español de aquel entonces con tal cargamento. Diversos asesores legales han desaconsejado cualquier reclamación formal, pues en un juicio llevaríamos las de perder por falta de pruebas. Quizás en un futuro haya más información y se pueda hacer algo pero, a día de hoy, no queda otra que hacerse a un lado.
Y no queda aquí la cosa, por desgracia. Están empezando a aparecer en el mercado más monedas españolas de otro naufragio no conocido. Son del Virreinato del Perú, especialmente de Potosí, pequeñas, anteriores a 1738 y en un lamentable estado de conservación, a unos 20€ cada una. Informaciones poco fiables apuntan a una playa de Panamá, quién sabe…
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