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TecnoArqua: una odisea en el espacio… de la historia sumergida

TecnoArqua: una odisea en el espacio… de la historia sumergida
Jesús García Calero el

Excavaciones a más de un kilómetro de profundidad, virtualizaciones para preparar las intervenciones de los arqueólgos bajo el agua, vehículos autónomos de rastreo y prospección submarina así como los trabajos más avanzados de la arqueología subacuática actual se comparten hoy y mañana en Cartagena, en unas jornadas que reúnen a expertos europeos en la materia. Compartir experiencias y aprovechar los últimos avances tecnológicos para la investigación de la historia naval es el objetivo de estas jornadas organizadas por el Minsiterio de Cultura.

El director general de Bellas Artes del Ministerio de Cultura, Luis Lafuente, inauguró esta mañana en el Museo Nacional de Arqueología Subacuática (Arqua) de Cartagena las Primeras Jornadas de Tecnología Aplicada a la Arqueología Subacuática (Tecnoarqua) con un llamamiento a las empresas más destacadas del sector a sumarse a los proyectos de la arqueología subacuática española, en una alocución que puso en valor la aproximación científica y no comercial a los restos sumergidos de la historia naval.

La inauguración: de izquierda a derecha, Javier Noriega, de Nerea Arqueología, coordinador de las jornadas; Luis Lafuente, director general de Bellas Artes; Iván Negueruela, director del Arqua, y el almirante del arsenal de Cartagena, Aniceto Rosique Nieto

El director del Arqua, Iván Negueruela, realizó la primera ponencia con un relato de lo logrado en las tres campañas de excavación en el pecio de la fragata Mercedes, hundida en 1804 y expoliada por Odyssey Marine Exploration en 2007. La recuperación de dos culebrinas de bronce, vajillas y otros objetos fueron punto de inflexión para la disciplina en España y demostraron la necesidad de contar con la más avanzada tecnología disponible con el fin de proteger e investigar el patrimonio cultural subacuático español.

 

Precisamente, sobre los medios utilizados en las campañas de la Mercedes habló Arturo Castellón quien, a renglón seguido, relató las técnicas utilizadas en la excavación de las culebrinas, cada una de unas 2,5 toneladas, así como la tecnología y los medios que el Estado -a través del CSIC y el IEO– coordinó bajo dirección de Negueruela para las tres campañas realizadas hasta la fecha, a una profundidad de 1.137 metros, lo cual complicó muchísimo algunas de las operaciones.

Los responsables de Köngsberg y en primer palno Javier Noriega, coordinador de las jornadas

La mañana se cerró con la explicación de los últimos avances en robótica subacuática gracias a los responsables de esta división en Könsberg, la empresa líder del sector tecnológico marino. El diseño y la utilización de AUVs, vehículos autónomos submarinos, está revolucionando la investigación del fondo marino, tanto con fines arqueológicos como de prospección minera, petrolífera o de tendido de cables.

Alte Gran, director de la división de robótica de Könsberg habló de los diferentes tipos de vehículos fabricados para la investigación de fondos desde aguas someras hasta 6.000 metros de profundidad.  Están dotados con comunicaciones de superficie de GPS, Iridium, Wifi y RF, aunque también subacuáticas para conectarse con la plataforma de investigación o el barco nodriza. Imágenes de 4 centímetros de resolución en un equipo de sonar que rastrea 2,5 kilómetros de superficie por hora, perfiladores de fondo que dibujan en 3D la forma de los pecios enterrados y todas las maravillas que la tecnología de la era espacial ha puesto en marcha —incluidos los Eelume, vehículos de intervención e inspección que suman capacidades de AUVs y ROVS— serán además objeto de una demostración en la bahía de Cartagena que Könsberg realizará mañana y que podrá seguirse en directo desde el Arqua.

El responsable de acústica subacuática de la compañía presentó a su vez los trabajos realizados en un campo de batalla naval del siglo IX, la batalla de Hafrsfjiord, donde todos estos equipos están poniéndose a prueba para adecuarlos también para trabajos de arqueología. Allí se están calibrando nuevos instrumentos que penetran hasta 500 metros bajo los sedimentos abriendo de una manera hasta ahora desconocida el acceso a los restos enterrados para la investigación arqueológica e histórica.

Un momento de la ponencia de Arturo Castellón, del CSIC

Con estas primeras ponencias queda claro que la industria que ha crecido con la prospección petrolífera y minera está ahora también encaminando sus esfuerzos a dar instrumentos a otras áreas científicas que, por otra parte, aportan una importante y nueva dimensión a los esfuerzos y la imagen de un sector que está rompiendo barreras. Uno de los aspectos que surgieron en el debate de cierre esta mañana es la capacidad que estos nuevos instrumentos pueden sumar para dinamizar las tareas básicas pendientes por ejemplo en España, como la realización de cartas arqueológicas completas y sistemáticas. Miguel Ángel Lleches afirmó que la búsqueda del avión perdido de Malaysia Airlines ha servido para prospectar el equivalente a toda la superficie de Francia, por lo que la extensión ya no es un problema y también que las nuevas técnicas, como el sónar de apertura sintética, que ofrece una resolución mucho mayor y extensa que el sonar de barrido lateral, se ha podido desarrollar cuando se ha llegado al nivel de computación necesario para el manejo de datos masivos (casi dos Terabytes por día) que este tipo de tecnologías necesita.

Foto de familia de los ponentes de Tecnoarqua

Por último el arqueólogo holandés Wouter Waldus presentó la excavación de la coca de Kampen, un complejo proyecto llevado a cabo en aguas someras que ha precisado de alta tecnología para extraer el pecio completo del siglo XV y permitir el estudio de una nave intacta, cuya arquitectura y restos asociados ha permitido poner en marcha un estudio y un futuro museo que literalmente ha cambiado la historia de la ciudad y permite, en opinión del responsable de esta excavación, iluminar una parte de la historia holandesa como es la etapa de la liga Hanseática, habitualmente preterida por la más célebre etapa posterior del siglo XVII, siempre referida en museos y manuales de historia. Esa capacidad de la arqueología subacuática para iluminar nuevas zonas de atención -sea la historia o la nueva tecnología- es uno de los valores que estas jornadas están dejando claras.

Wouter Waldus y Javier Noriega responden a las preguntas del público tras la ponencia sobre la Coca de Kampen

En las fronteras de lo que las máquinas inteligentes y autónomas que industria ha sido capaz de construir y en las aplicaciones presentes y futuras, se cerró esta primera mañana de las jornadas #Tecnoarqua.

El Seaglider que recibe a los participantes en las jornadas Tecnoarqua
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