Un millón de cibernautas surcando viejas rutas de navegación, es para festejar. El proyecto de acercarnos y compartir nuestra historia común, una historia de madera y velas, de esa máquina de máquinas que fue el barco, de naufragios y arqueología subacuática ha dado sus frutos.
Y quiero señalar algunos de los buenos augurios insertos en el mismo nombre del blog Espejo de navegantes. La palabra blog es una abreviatura de weblog (web: red + log: bitácora). Como todos los navegantes de este blog saben, la bitácora era un pequeño armario donde se colocaba la aguja náutica acompañada de una lantía para alumbrar la aguja y en la misma caja se guardaba el cuaderno con el registro del viaje día por día.
Espejo de navegantes se ha convertido en esa caja donde se marca el rumbo y se escriben historias para rescatar del olvido y la burocracia la hazaña del hombre frente al mar. Termino con la definición de “espejo” del Diccionario de Autoridades: “…cuya superficie es tersa y bruñida, y por consecuencia a propósito para la reflexión”. Que mejor manera de reflexionar que un millón de navegantes mirándose al espejo.
En la Nueva España, Flor Trejo Rivera.
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