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Sevilla 1600. De mapas y espías…

Sevilla 1600. De mapas y espías…
Diego Rivero,1529. Cosmógrafo de la Casa de Contratación de Sevilla
Javier Noriega el

Llegaban noticias continuamente sobre nuevas tierras descubiertas. Lejanas. Misteriosas. Ingentes. Los exploradores Españoles nos describían con pluma apresurada y emocionada, nuevas tierras. Fértiles y amenas con muchas colinas, montes e infinitos valles y abundancia de grandísimos ríos. Salutiferas fuentes ricas en agua y dilatadísimas selvas densas e impenetrables  y copiosamente llenas de toda generación de fieras. Árboles grandes que arraigan sin cultivar. De frutos deleitables. Tierras con innumerables especies de “yerbas y de raíces”. Ya sea en los lejano mares del Indico, el Pacífico o el Atlántico. Y así, como le anunciaba Américo Vespucio en su carta a Lorenzo Pier Francesco de Medici, allá quizás por el año de 1503, “nuestro Plinio no haya tocado la milésima parte de las especies de papagayos y del resto de los otros pájaros e igualmente animales, que están en aquellos mismos países, con tanta diversidad de figuras y de colores que Policleto (es gracioso, el error de Vespuccio, pues Policleto fue escultor, no pintor como recrea nuestro Americo) el artífice de la perfecta pintura, habría fracasado en pintar a aquellos. El cielo está adornado de bellísimos signos y figuras, en los cuales yo he notado cerca de veinte estrellas de tanta claridad como algunas veces hemos visto de Venus a Júpiter. Y ciertamente si el paraíso terrestre en alguna parte de la tierra está, estimo que no estará lejos de aquellos países. Aquellas palabras sentenciaban una nueva época. Un nuevo horizonte. Simplemente eran tiempos de nuevos descubrimientos.

Primer viaje de Vespuccio. Carta de Soderini.

 

Grabado de Américo Vespuccio

 

Y así de sencillo sentenciaban en sus cartas escritas una vez volvían de sus viajes y exploraciones. En aquellos tiempos los cartógrafos y marinos al servicio de las coronas de España y Portugal estaban haciendo simplemente  historia. Estaban dibujando nada más y nada menos que el mundo. Un mundo al cual se llegaba exclusivamente de una forma; con esfuerzo, fe (curioso esto de la fe, especialmente cuando te adentras en espacios infinitos de mar en el horizonte) y conocimientos. Y era en esa mar llena de secretos, donde se comenzaban a pintar derrotas y rumbos. También en ocasiones espionajes. Que dicho sea de paso, siempre ha sido la manera más fácil de birlarle el “know how” al vecino.  Líneas de navegación y descubrimientos. Como llegar hasta allí y que lugares recónditos encontraran. La historia nos deja en forma de pagos, esas huellas relacionadas siempre con los servicios, muy curiosos algunos de ellos. Llamativa es la “factura” que expide su majestad la reina al emblemático Juan de la Cosa. Con fecha 22 de Septiembre de 1503, le expide un pago, cuyo concepto le faltó por poner; “en remuneración de servicios de espionaje y cartografía en Portugal”. Pues parece que hizo tal en tierras lusas.

Mapa de Juan de la Cosa, 1500

 

Nuevos descubrimientos, que suponían una autentica revolución de los espacios. De los territorios. Y había que conseguir su información como fuese. De aquellos colores. De aquellos papagayos salvajes tan extraños para los marinos y pensadores de la vieja Europa.  Así ocurrió en aquellos albores de los descubrimientos con Enciso. Martin Fernández Enciso para más señas. Oriundo de Sevilla. Con su libro “Suma de Geographia”, comenzaban a recapitular de manera sistemática, el conocimiento del mundo.

 

Suma de Geographia de Martinez de Enciso

Y  repitiendo la formula que muchos viajeros siempre hicieron en la historia. Simplemente escribiendo. Contando las historias que vivieron, haciendo especialmente en una cuestión. La Descripción.  Y así Enciso con su geographia nos cuenta las partidas y provincias del mundo en especial de las Indias. Esas que se estaban descubriendo en ese momento.  Y como no podía ser de otro modo, trata largamente del arte de navegar. Y así sus hojas van descubriendo el mundo, gracias a un nuevo invento. La imprenta. Sus ideas se reproducen en la imprenta de Jacobo Cromberger. Corría el año de 1519. La información recogida en el libro es eminentemente escrita. Garabatos aquí y allá, con solamente tres grabados. Tres grabados que contenían información exclusiva.  Y así, los mapas que van llegando de América y los que contenían esta geographia se convierten prácticamente en secretos de la corona. Valiosos documentos que trazaban, nada más y nada menos que los rumbos para aquellos nuevos descubrimientos. Es por eso, que no es de extrañar, que los mapas fueron prohibidos por orden real para evitar su conocimiento y conflictos con el reino de Portugal y los cartógrafos de Enrique el Navegante. Su conocimiento cartográfico debía ser grande pues Ojeda había viajado con Vespucio y Juan de la Cosa en la expedición que partió del paraje de Santa Catalina, en la bahía de Cádiz, el 18 de mayo de 1499 y rindió viaje en la misma ciudad a mediados de junio de 1500.  Entre otros. Todo eso debía quedar, cuando poco. Oculto.

 

Grabado sobre el quehacer cotidiano en una imprenta del siglo XVI

 

 

Americo Vespuccio observando y localizando estrellas

Cartas y mapas elaborados con fines determinados. Planos o bocetos y apuntes trazados por los pilotos en sus viajes. Información que utilizaban posteriormente los maestros de hacer cartas y cosmografías, para dotar a los barcos de España de los más actualizados mapas sobre los nuevos descubrimientos del mundo. Y junto a la eclosión de estos documentos, innovaciones incluso en la forma de imprimir aquellos secretos. El papel. Se comienza a utilizar de manera masiva. Estaba todo pensado. Utilizar papel. Era barato y de fácil destrucción. Muchas de estas cartas al ser de papel facilitaban su desaparición, en el caso de ser interceptadas. También su destrucción cuando quedaban obsoletas. Así era costumbre. Los pilotos que las manejaban estaban obligados a custodiarlas con mucho celo. A protegerlas con medidas especiales de seguridad, jurando solemnemente no divulgar su contenido. Incluso se cuidaban mucho de enseñarlos a extranjeros. No en vano, incluso se prohibía viajar y transportarse a las Indias por parte de estos. Es curioso en ocasiones, leer los subterfugios y los trucos que realizaban para poder viajar a lo después se conocería como América.

Dibuando el mundo…Mapa de Diego Ribero 1529

Por parte de la corona se exigían estas medidas. Esta a su vez, en el número de copias del padrón real no podía ser bajo ningún modo, mayor que el de pilotos existentes de las carreras de indias. Esto nos daba una idea del importante intento de planificación que suponía organizar y sacar provecho por parte de España de la aventura transoceánica. Las talasocracias siempre forman parte de una acusada planificación. Y el descubrimiento lo fu, y con sumo detalle. Se ponían cotos y límites. Se trazaban procedimientos para hacer de España la principal potencia económica del mundo. Y claro. En esto también nos encontramos con la labor incluso del espionaje. Muchas potencias hegemónicas, ponían los ojos y los oídos en descubrir y en conseguir tan ansiadas “guías” de las nuevas tierras descubiertas. Algunos agentes, en su labor de vigilar los almacenes y muelles, alcanzaban a ver rápidamente cuales eran los productos y las mercancías que se exportaban, así como las cantidades. De esta forma, el gobierno para el cual trabajaban podía estar al tanto de los distintos intercambios comerciales.  Leer a Enrique García Hernán en sus ensayos sobre la hegemonía de la armada española en el mediterráneo, en lo relativo a los sistemas y redes de información y espionaje es un placer, una forma de acercarnos a un mundo en el que el pendón de castilla era sinónimo de Imperio. Apasionante imaginarse los puertos y los astilleros del Mediterráneo que hervían de actividad en aquel siglo XVI… Igual de apasionante e instructivo, el de asistir precisamente a las lecciones que nos da Porro Gutiérrez, sobre los primeros albores de los descubrimientos . El juego, como nos dice,  estaba entre agentes infiltrados de ambas coronas. Los espias castellanos en las tierras lusas. Y los agentes lusos en torno a los centros de conocimiento castellanos. Las monarquías hispánicas actuaban como el mayor eje bipolar de conocimientos del mundo. Sevilla y Lisboa. Lisboa y Sevilla.

Sevilla. Ombligo del mundo en el siglo XVI

 

Lisboa. Encrucijada marítima en el descubrimiento.

La corona Española puso un especial celo en custodiar estos primeros descubrimientos. Conocían de su importancia histórica. Y conocían el arte del gobierno. A mediados del siglo XVI sólo había 180 pilotos y poco más de 200 maestres que navegaban la derrota de las Indias.Tan solo ellos y un muy escaso número de personas, tenían acceso a tan privilegiada información, siempre apetecida por los espías y agentes de las grandes potencias . A menudo robadas, tal y como nos cuenta Julio Guillén Tato, en su “la cartografía en época de Felipe II”. Y con ellos se dejaba bien claro el propósito de conservar el secreto de los descubrimientos. En términos generales, se logró mantener fielmente hasta finales del siglo XVI dicho conocimiento. Es curioso poder leer el informe negativo, a modo de censor, a modo de “protección de datos sensibles”, de Juan Gesio.  Era sin lugar a dudas un buen ejericcio de inteligencia. De control. Con su labor, dejaba bien claro que el libro de Geografía de Juan López de Velasco, incluía datos muy confidenciales sobre algo tan importante como era la latitud y longitud de lugares estratégicos de los reinos hispánicos de ultramar.

 

mapa del pacifico de Juan Lopez de Velasco

A finales del XVI gracias a este celo y al desarrollo de la casa de la contratación y sus servicios profesionalizados, el concepto general de la geografía del planeta era notable. Aquellos anaqueles y bibliotecas guardados en aquellos muros andaluces eran la equivalencia al poder. Mediante un método sistemático de ordenación de la tierra, en el que no tenían cabida más que los estrictos conocimientos obtenida mediante la observación directa de los accidentes geográficos y fenómenos de la naturaleza.  La geografía y la cartografía proveniente de los Españoles que dibujaban el mundo, daban a la luz una imagen precisa de las costas del continente americano. De sus islas adyacentes y de buena parte del pacífico. Todo ello sirvió para que los cosmógrafos y cartógrafos europeos de Dieppe, Amberes y Amsterdam produjeran mapas impresos a finales del siglo XVI, cuyo uso se extendería al mundo conocido. Aquí, en el panteón del honor de dibujar el mundo de primeras, pasamos por una hoja de ruta del saber bien clara. De los originales trazados de Juan de la Cosa, Andrés de Morales y Vespuccio, a la luz de sus pioneros trabajos, aparecieron la figura depurada de los primeros innovadores en la materia. Como fueron Nuño García de Toreno y Diego de Ribero, quienes a su vez dieron paso a los magistrales Alonso de Chaves y Juan López de Velasco.

Grabado de Alonso de Chaves

Esas figuras. Estas personas, prácticamente en el olvido por parte de la sociedad en general. Gracias a su trabajo, a su buen hacer. A la cantidad de información del nuevo mundo que se dibujaba y se explicaba en las cortes, aquí, al otro mundo. Al viejo, para su mejor comprensión y conocimiento. Y así, en esta época de florecimiento de los saberes, se crea la primera cátedra de navegación y cosmografía en 1552, que ocupa por primera vez Jeronimo de Chaves.  La eficacia y exactitud de la producción literaria, cartográfíca, era fruto de una verdadera planificación y organización sin precedentes en el mundo.

Cronographia de jeronimo de chaves, hijo de alonso de chaves

Además, fue nombrado cosmógrafo fabricante de cartas marítimas e instrumentos de navegación de la Casa de Contratación en 1528. Alonso de Chaves escribió en Sevilla, cerca de 1540, una obra la cual tituló Espejo de navegantes. Curiosamente, este mismo libro. Da nombre al presente blog. Fueron mucho los hombres de carne y hueso que construyeron este hermoso edificio del saber. Inmerso en detalles y complejidades.Como dice bien claro en el título de su obra el sr Redondo. “Sevilla, centro de relaciones de sucesos en torno a 1600”. Le hubiese bastado decir. Sevilla; Centro de poder y de agentes del mundo conocido. Una cosa va con la otra. Y en curiosa prelación, aprovechamos el hilo conductor, que nuestro querida Andrea Zucas, con sus mapas de Tordesillas tan interesantemente ha publicado en esta misma columna. De agua. De espejo de navegantes.

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