¿Alguna vez has pensado que historias casi olvidadas esconde el sitio donde vives?
Cuando eres nativo de otro país y descubres historias que desconoces, te sorprendes, no por haberlas leído, sino porque estás situado en el escenario, en sus sabores a sal, en su brisa y en su costa brillante. Y te diré también en su magia, la misma que hace sentir como si hubieses nacido en el pueblo. Si observas, seguramente encuentres un camino al pasado e incluso puedes viajar hacia él. Yo encontré una de sus memorias. Un acontecimiento bélico, que dejó a un pequeño pueblo igual que a un pueblo fantasma, pero que luego pudo recuperarse fuertemente. Viajé hacia ese pasado, encontré antiguos mapas, leí todo lo que amablemente se me ofreció, desde las puertas siempre abiertas de su ayuntamiento. Me senté en la orilla maravillosa y miré hacia el horizonte, si, era el 18 de julio de 1704, se veían unas siluetas de navíos cada vez más cerca. Recordé porque. El almirante de esta flota sabía bien donde venía.
Días antes de la toma de Gibraltar, durante la guerra de Sucesión española, un sitio estratégico fue saqueado. Sus recursos naturales desde la antigüedad, se indicaban en mapas para navegantes.
La historia de estas regiones siempre ha ido vinculada al agua que brota de sus abundantes manantiales. Un enclave natural que a lo largo de los siglos ha acogido a diversas culturas que han dejado quizás por sus vocablos y el transcurso de los tiempos, una serie de nombres referentes a sus recursos y defensas. Ellos los he visto en mapas. Molina, Cabo Molina, Torre, Punta de la Torre, Torre de los Molinos. Torremolinos. Estos nombres, teniendo en cuenta la elaboración y trazados de los mapas según su practicidad y objetivos de los mismos, se situaban de distintas maneras y Molina es el topónimo que ha identificado a esta región durante siglos se asignaba en realidad, en acepción al conjunto de los recursos que aquí se aprovechaban, era una zona que indicaba en el mapa a una tierra de manantiales y sus industrias en relación. La Punta de la Torre, este peñón es importante señalizarlo en las cartas náuticas por construirse allí una fortaleza como defensa de costa del levante y poniente. Asistía a embarcaciones ante el acoso de naves corsarias, debía indicarse en mapas militares y territoriales. Conforma las dos ensenadas que dan lugar a las playas de la Carihuela- levante- y Bajondillo- poniente. Ahora mismo me sitúo en línea recta de la antigua torre, creo que aquí tendré más visibilidad, pienso que fue aquí el desembarco de mi historia, la Torre de los Molinos. Un pequeño cabo acantilado que forma las dos orillas, Cabo Molina, es otro de los referentes utilizados en aquellos mapas. Unas aguas fácilmente navegables sin bancos de arena.
Por toda esta información se consideraba una zona natural estratégica de abastecimientos para navegantes. Se indicaba desde los primeros mapas de navegación de cabotaje mediterránea, (que aparecen a finales del siglo XIII, contienen la información detallada sobre los puertos principales, las bahías, los golfos, los cabos, las penínsulas, las islas, los estrechos y los abrigos ideales del mar Mediterráneo.)
Era el verano de 1704. Un amanecer que inspiraba a pintarle. Aunque ese día despertaba en claroscuro.
Aquí es dónde veo ya los navíos fondeando justo… frente a mí. Todo estaría pensado y seguramente el almirante tenía entre sus manos mapas que le indicaban claramente lo que aquí había. Repostar. Estaban de campaña necesitaban agua y víveres, seguramente en cantidad. Aquellos fines bélicos serían realmente de los que quedan para la historia. Pues era una flota tan enorme que vestía la costa de buques diferentes con sus velámenes hinchados y estandartes ingleses y holandeses.
Pronto, un desembarco, unos 2.000 soldados rápidamente entraron al saqueo, quemando todas las casas y molinos de Torremolinos, llevándose de las haciendas todo lo que encontraron para sus necesidades. Los pobladores estaban avisados, puesto que antes el almirante se había comunicado en Málaga. Todos estaban a salvo, pero el pueblo en cuestión de horas estaba convertido en un pueblo fantasma. Ruinas y más ruinas. Humo que se fundía en lo alto de los montes.
La flota sigue su próximo destino. Un objetivo, quizás el más codiciado, lograr poseer una plaza fuerte y ganar una lucha de tronos.
En el pueblo el silencio le cubría de espanto.
Esta escena que guarda la memoria del pueblo que habito, me motivó a revisar antiguos mapas y a releer la documentación que adelante os muestro.
Su ancestral pasado dejó registros increíbles, el astrónomo griego Ptolomeo, menciona en su obra “Geographía” que los fenicios fundaron “La ciudad de Saduce” .Sobre estas tierras, (entre la margen derecha del río Guadalhorce y los terrenos del actual parador de golf). Existen mapas de ello. Esta ciudad jugó un papel importante en el Mediterráneo como puerto fluvial. Este espacio geográfico fue reconocido por su producción minera, oleícola, cerealista, industrias de salazón de pescados… Durante la Hispania Romana abarca territorios por los que pasaba la antigua Vía Augusta. Una verdadera cuna de culturas.
De la disposición geográfica de los molinos y acequias que aquí se situaban, se trazaron los asentamientos y posterior expansión demográfica. Familias de molineros y dedicados a las labores de la huerta. Siglos adelante abastecerían a las zonas aledañas.
Estas costas eran constantemente abordadas por invasores desde el norte de África, por ello, se construye una torre de defensa. La torre de Pimentel. Una leve escarpa lateral permite fecharla en el S. XIV, antes de que se generalicen las armas de fuego que se pretendían contrarrestar con la inclinación de los muros de las fortalezas. Se levantan torres vigía a lo largo de toda la costa y es curiosísimo imaginar cómo ante el avistaje de peligro, se hacían fogatas de humo durante el día y de fuego durante la noche, así se verían de una torre a otra, dando inmediato aviso a los pobladores.
SUCESOS Y ANTECEDENTES DURANTE LA GUERRA DE SUSESIÓN
Como sabemos, los deseos ingleses por controlar sitios estratégicos del mundo, siempre han sido evidentes. Militar y comercialmente, el Estrecho sería un claro objetivo. No faltarían ocasiones de idear tácticas para abrir frentes y aprovechar circunstancias y conflictos entre naciones para hacerse de ello. Sus puntos de mira y diferentes intentos bélicos como en Ceuta, Cádiz y Gibraltar, casi sin pausa en este tablero geopolítico, tomar las plazas fuertes de un lado y otro de la puerta del mediterráneo. En este verano,le tocaría el turno a Gibraltar.
Un antecedente de las intenciones inglesas leemos en una correspondencia,años antes, en 1656 Montagne le decía a Cromwell: “[…] Mi punto de vista es el siguiente: la forma más sencilla de ocupar Gibraltar es la de desembarcar en las arenas del itsmo, cortando toda comunicación de la plaza con tierra. Que las fragatas fondeen en las cercanías para proteger el desembarco y ataque. Por otra parte, es bien sabido que España no aprovisiona las plazas fuertes sino para un mes; la operación requiere unos cuatro o cinco mil hombres bien adiestrados y con buenos mandos […]”
Debido a la caída de Cromwell y los consiguientes avatares políticos en Inglaterra el proyecto fue aplazado, por ese momento.
Nos situamos en la guerra de sucesión, conflicto internacional por la sucesión al trono de España. 1701 – 1714. El 1 de Noviembre de 1700 fallecía Carlos II “el Hechizado”, último rey de España de la Casa de Austria, que no dejaba descendencia.
Durante los años previos a su muerte, la cuestión sucesoria se convirtió en asunto internacional e hizo evidente que los inmensos territorios de la monarquía española constituían un botín tentador para las distintas potencias europeas.
Comienza un conflicto por el trono de España. En su testamento otorgó la Corona de España a favor de Felipe V. Esta unión franco-española, fue considerada como una amenaza por Inglaterra y Alemania. En Viena en 1703, coronaron como Rey al pretendiente habsburgués, el Archiduque Carlos de Austria.
Se desenlaza un conflicto europeo entre los aliados de Felipe V de Borbón y los del Archiduque Carlos de Austria. En el lado Borbónico destaca el apoyo francés y en de Carlos el Sacro Imperio, el Reino Unido y Holanda entre otros.
La plaza fuerte de Gibraltar estaba en territorio fiel a Felipe V. El cual nombro gobernador de la fortaleza a Sargento General de Batalla Don Diego de Salinas, el martes 13 de diciembre de 1701.
Guerra iniciada, comienza la campaña de las Armadas aliadas Inglesa y Holandesa, comandadas por el Almirante Rooke, se inicia el 7 de Mayo de 1704 en Lisboa, Dicha campaña concluirá, según se refleja en el Diario de la Expedición, el 27 de Agosto del mismo año.
SAQUEO DE TORREMOLINOS
En este contexto, esta imponente flota fondea en la costa de Torremolinos. Una “aguada” previa al combate necesario para abastecerse.
Se llega a hablar de 53 navíos de línea, seis fragatas, siete brulotes, así como 30 buques más pequeños, 6 barcos hospital y 50 buques de transporte. Por medio de unos mensajeros solicitó de los gobernantes de Málaga, el abastecer sus barcos con víveres y agua de los manantiales de Torremolinos, así como canjear varios prisioneros españoles y franceses que traían, por otros ingleses, holandeses o portugueses que penaban en las cárceles malagueñas.
“Que no embarazasen a los vivanderos que quisieran llevar a su Armada víveres, que los pagaría ciertamente, y que no le embarazasen la aguada que hacía en Torremolinos, porque de poner embarazo desembarcaría cinco mil o seis mil hombres que saqueasen y quemasen estos contornos”.
Al negarse las autoridades, y porque además gentes de Mijas, Benalmádena y Alhaurinejo hirieron y mataron algunos marinos que habían puesto el pie en la playa, el almirante Rooke cumplió sus amenazas.
Los hechos y consecuencias se leen en varios documentos de la escribanía del Cabildo Municipal:
“hallándose a vista de esta ciudad en el sitio de Torremolinos la armada enemiga de Inglaterra y Holanda que se compone de más de noventa velas desde el día dieciocho de este presente mes, la cual ha hecho desembarco en dicho sitio de Torremolinos de más de dos mil hombres y quemado todos los Molinos y demás caserías de sus contornos.”
“El Señor Deán dijo cómo la armada enemiga de ingleses y holandeses habían dado fondo frente de Torremolinos esta mañana al amanecer, con gran confusión de la ciudad por no haber tenido noticia de su venida (en la creencia) que estaba más allá de Cádiz.”
En detalle, También en el Acta del 18 de Julio, el Secretario del Cabildo Catedralicio anota que se deciden sus miembros a tomar las primeras medidas en lo que atañe a la seguridad de las monjas (de varios conventos malagueños) e igualmente de los tesoros eclesiásticos:
“porque se tiene noticia de que la gente de Mijas, Benalmádena y (ilegible) les han muerto (a los angloholandeses) alguna gente en dicha aguada (lo que) puede haberles irritado”.
Después de esta durísima represalia centrada exclusivamente en Torremolinos, el almirante Rooke dejaría clavada pocos días más tarde, a principios de agosto, la bandera británica en Gibraltar y entablaría combate el 24 del mismo mes con la flota francesa en la denominada Batalla de Vélez Málaga en aguas de la Bahía de Málaga. Desde entonces y ante el posterior Tratado de Ultrech, el 11 de abril de 1713, Gibraltar sigue en posesión de Inglaterra.
EL RENACER DE UN PUEBLO.
Años después se reconstruyó el pueblo nuevamente y así en el “Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España y sus Posesiones de Ultramar” del año 1849, se nos dice que en Torremolinos había 14 molinos harineros y un batán de papel de estraza, dedicándose también a la arriería parte de su vecindario. (200 vecinos y 785 almas componían aquel núcleo urbano)
En el Archivo de Simancas, el Mapa de Juan Muñoz Zermeño, 22 de Septiembre de 1739 en su texto referencial, documenta la existencia y nombres de los molinos establecidos, mas la construcción de una batería: “Mapa que comprehende las Haciendas que cubre la Batería que se ha construido delante de Torremolinos, que dista dos leguas de la ciudad de Málaga por la parte de Poniente, con expresión de las Acequias que viene a hacer los Molinos y regar las tierras de labor, en las que se deverá en caso necesario entretener el Agua de ellas a fin de evitar biertan al mar y que los enemigos puedan aprovecharse de ella como lo han hecho en diferentes ocasiones las Armadas Británicas.”
Existían, entonces hacia el año 1739, 14 molinos en el término de Torremolinos, situados entre el nacimiento de manantiales hasta el mar, siguiendo el curso de las acequias.
En el Catastro de Ensenada, elaborado en 1753, y dentro de la población de Churriana, a la que pertenecía Torremolinos, encontramos referencias de la propiedad de estos molinos y su contribución al erario público.
Con el transcurrir de los años se idearon estrategias militares para defender, no solamente la industria molinera, sino a los barcos que cruzaban frente al Cabo. Así en 1763 se inicia la construcción de un castillo. Y a su valor añadido, un aumento de la población que para la zona costera del Oeste malagueño supondría dicha construcción, con su correspondiente guarnición de milicianos y artilleros en la punta o morro de Torremolinos, poseedor de una batería de seis cañones de 24 libras, cuyo alcance superior a los 2 kilómetros, lograría espantar a los piratas berberiscos y a los navíos enemigos que durante tantos años asolaron las costas andaluzas y malagueñas haciendo de estos lugares próximos a la mar, zonas peligrosas, vulnerables e impropias para la labor agrícola y el asentamiento vecinal.
Dicho castillo y su expeditiva defensa costera contribuyeron al auge de la producción molinera local, industria asociada de antiguo al lugar, lo bastante como para proporcionar los mimbres al topónimo “Torre-molinos”, industria de la que debemos hacer constar que en los momentos de mayor esplendor, mediados del siglo XIX contaba con 19 edificios de molinos, la mayoría de pan moler, que surtían diariamente a la capital y sus alrededores.
Esta vez en la historia, los manantiales y sus molinos fueron el motivo, de que estas tierras sufrieran las consecuencias de una guerra que hasta entonces les había pillado muy de lejos. Afortunadamente no hubo víctimas mortales. Un pueblo que creció, que se hizo fuerte, que se defendió y que con el tiempo también fue muy nombrado en los mapas. Aunque esta vez por indicar una de las zonas turísticas más bonitas y visitadas de la Costa del Sol.
Cientos de mapas y grabados sobre todo holandeses, posteriormente dibujan a esta enorme flota triunfante sobre sus mares, navegando casi inmortales.
A todo esto, a la pregunta ¿quién ganó la Guerra de Sucesión Española? – Aquello sí, que es otra historia.
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