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La hazaña de un hombre modesto: Andrés de Urdaneta

La hazaña de un hombre modesto: Andrés de Urdaneta
Agustín Ramón Rodríguez González el

Ahora que se conmemora la primera vuelta al mundo de la nao “Victoria” al mando de Juan Sebastián Elcano entre 1519 y 1522, creemos conveniente recordar sus secuelas y primeros decisivos resultados, que constituyen el legado de otro gran navegante, tal vez mucho menos conocido y valorado de lo que se debiera: Andrés de Urdaneta y Ceráin.

Nacido en noviembre de 1508, en Villafranca de Oria (hoy Ordizia) en el seno de una familia hidalga, dedicada al comercio y la navegación, cuando no al negocio de los “ferrones”, artesanos del hierro, el joven Andrés iba a ser destinado por sus padres al clero, destino común entonces en las familias para los hijos segundones, por lo que se le destinó al estudio.

Pero apenas cumplidos los 17 años, el muchacho logró participar en una expedición que cambiaría su vida y en no poca medida el mundo.

La expediciónde Loaysa

Sucedió que Carlos I, pese a la rivalidad con Portugal, estaba decidido a tomar posesión de las codiciadas islas de las especias, las Molucas, por ello preparó una nueva expedición que al mando de García Jofre de Loaisa y con el asesoramiento de Elcano, debía ocuparlas y ponerlas bajo su soberanía. La expedición, que zarpó el 24 de julio de 1525, era de siete buques bien armados y tripulados, previendo problemas, con siete buques que doblaban en conjunto el tonelaje de los cinco de la de Magallanes.

Y en ella figuraba Urdaneta, como secretario y asistente de Elcano, vecino, amigo de la familia y seguramente emparentado con ella, dando así al joven la oportunidad de aprender los secretos de la navegación y la cartografía, y de colmar su sed de conocimientos de todas clases y de aventuras.

De nuevo la navegación fue durísima, especialmente en la Patagonia y cruce del Estrecho de Magallanes, por el frío y los temporales, de modo que solo la capitana, de nuevo un buque llamado “Santa María de la Victoria” y gravemente averiado al embarrancar, pudo continuar su misión. Y ya por entonces el joven Urdaneta se distinguió por su valor, decisión y resistencia a la adversidad.

Cruzaron así el Pacífico, duramente castigados por el escorbuto, muriendo durante la travesía los dos jefes de la expedición, Loaisa y Elcano, llegando finalmente a Molucas el 29-X-1526.

Las Molucas y América

No tardó en encenderse la guerra por el archipiélago con los portugueses, cada bando apoyado por diversos jefes indígenas, que pese a su inferioridad y falta de recursos sostuvieron los españoles y su ya inútil buque durante casi tres años, hasta que las bajas, el agotamiento y la traición de algunos, obligaron a la capitulación.

En esa lucha volvió a distinguirse Urdaneta, pese a su juventud, por su valor, pericia y caballerosidad con los enemigos de cualquier raza. De paso, aprendió y anotó muchas observaciones sobre aquellas aguas y tierras, vientos, costumbres, idiomas, etc.

También encontró tiempo para casarse con una indígena, bautizada como Gracia y prematuramente muerta, de la que tuvo una hija, de su mismo nombre, y que se trajo a España, cuando tras múltiples retrasos y problemas, pudo ser conducido a Lisboa como prisionero nada menos que el 30-VI-1536, dando así otra vuelta al mundo. Allí le confiscaron todos los papeles e informes que llevaba, hasta que pudo escaparse y retornar a su Ordizia natal con su hija.

Con su fabulosa memoria fue capaz de reconstruir los papeles perdidos y presentarlos a las autoridades.

Confiando la educación de su hija a su familia, y debiendo rehacer su vida, volvió a América, donde consiguió nuevamente distinguirse como soldado y conseguir altos cargos, obteniendo la gobernación de Michoacán. Pero satisfecho al ver casada a su hija en su tierra, y cansado de aventuras y luchas, decidió entrar en el convento agustino de Nombre de Jesús, en Ciudad de México en 1552, ordenándose sacerdote cinco años después y encargándose de la formación de novicios, dados sus estudios y conocimientos.

El Tornaviaje

Pero el nuevo rey, Felipe II, seguía con el proyecto de Colón de asentarse en Asia-Pacífico y sus tan exóticas como codiciadas riquezas, y pronto comenzaron los planes para lograrlo, ahora sin la interferencia de Portugal y en tierras más al norte, las luego llamadas Filipinas, buena conexión con China.

Y el gran experto en aquellas aguas era el ahora fraile, tras varias tentativas fracasadas, pues había que prescindir del Estrecho de Magallanes, demasiado peligroso como se había demostrado, y probar una ruta alternativa desde la “Nueva España”, pues si la ida era relativamente fácil, el problema era el retorno, intentado varias veces con resultados desastrosos, por vientos y corrientes contrarios, aparte de la inmensidad de un océano como el Pacífico, la tercera parte de la superficie terrestre y desconocido por entonces. .

Así que y a propuesta del propio Urdaneta, se nombró como jefe de la expedición a Miguel López de Legazpi, familiar por cierto de su madre, que no siendo ni un marino ni un hombre de armas, era un gran hombre de letras y de leyes, un administrador para una colonización que se pretendía pacífica. Urdaneta era el segundo en el mando, encargado de la navegación y de entenderse con los indígenas, por sus conocimientos lingüísticos y su empatía probada.

Pero todo dependía de lograr la conexión con América para mantener y hacer viable la nueva posesión, y esto lo logró Urdaneta remontando hasta casi Japón y cruzando el Pacífico hasta llegar a Acapulco con la “San Pedro” el 8-X-1565. Solo el escorbuto costó 31 vidas en aquella navegación, de los 200 embarcados y pese a la ausencia de incidentes.

Con ello se logró una conexión mundial, desde Manila a Acapulco, y cruzando por tierra, desde Veracruz a España, uniendo así regularmente Asia con América y Europa, con enormes consecuencias mundiales: la anual del “Galeón de Manila” que duró mas de 250 años. Aún Urdaneta volvió a cruzar el Atlántico a presentar sus informes al rey, y sin esperar honores ni recompensas, volvió a su convento mexicano para morir, casi exactamente un año después de su vuelta, el 3-VI-1568, en paz con Dios y con los hombres.

Hispanoasia

Así se hizo posible la presencia y el legado españoles no solo en todo el Pacífico, durante muchos años llamado “El lago español”, pese a que apenas se recuerde, no solo en Filipinas, Marianas y Carolinas, sino en muchos otros lugares, desde Camboya a Japón y Corea, desde los puertos chinos a Nueva Zelanda y otras islas en toda su extensión, aunque ese inmenso legado haya pretendido ser borrado por dominadores posteriores.

Y todo por un hombre que a sus grandes y variadas capacidades, unía una calidad humana y una modestia y honradez realmente extraordinarias.

Pese a ello, creemos que no se ha conocido y valorado su vida y obra como merecen, y de ahí la razón de nuestro trabajo, del que estas breves líneas no pretenden ser más que una ligera introducción.

Urdaneta y el Tornaviaje: El descubrimiento de la ruta marítima que cambió el mundo, La Esfera de los Libros, Madrid, 2021.  

Portada: cuadro “Tornaviaje”, cortesía de su autor, Carlos Parrilla Penagos

Índice

Introducción

Capítulo I. De Colón a Elcano.

Capítulo II. La expedición de Loaysa y Elcano.

Capítulo III. Una durísima travesía.

Capítulo IV. La lucha por las Molucas.

Capítulo V. La pérdida de las Molucas.

Capítulo VI. Urdaneta en América.

Capítulo VII. Las Filipinas.

Capítulo VIII. La hazaña del tornaviaje.

Capítulo IX. El Galeón de Manila.

Capítulo X. Hispanoasia.

Conclusión.

Apéndice documental.

I Carta de Felipe II a Urdaneta, su respuesta y esbozo del proyecto.

II. Relación del “tornaviaje” por el piloto de la “San Pedro” y las diferencias en apreciar la Longitud.

III. El escorbuto y su curación.

Fuentes y Bibliografía.

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