De “Master and Commander” a “cateto a babor”, o como decía un usuario de twitter en el debate que suscitó la cuestión: “Frente a Master&commander, España, cateto a babor”. Junto a su explicación, la cual me pareció magistral, sin lugar a dudas muy ocurrente su “titular”. En su honor, su idea como encabezamiento de este post, la del naufragio de la historia naval en el cine. El acertado y reciente post de Jesús Calero en espejo de navegantes bien se podría haber cotitulado en versión rigurosa; el de un “triste recorrido cinematográfico por la historia Marítima Española”. Quizás junto a “cateto a babor”, “guardiamarina” y“boton de ancla”, para que la chirigota quedara completa, podríamos haber dispuesto un sketch de los hermanos calatrava, peluca “Cristobal Colón” en mano, cantando lo de los “hermanos pinzones “. Y así no sería demasiado difícil seguir y seguir, denunciando una realidad bien clara. El “inconsciente colectivo” en el que está inmerso nuestra cultura, la que se ha promocionado, instado, facilitado y educado, tiene al mar y a su historia como un huevo a una castaña. Es decir inexistente. A pesar de un país que en su pasado ha tenido una gran tradición, cultura e historia naval y que ha sido lo que fue, por el mar. A pesar de ser uno de los países con mayor extensión de litoral de toda Europa, hemos olvidado completamente nuestra íntima relación y nuestra fructífera historia con él. O con ella, porque ya sabemos que la mar es femenina para los marinos. No existen paradigmas a los que atenerse, ya fuese por su belleza, emoción, plasticidad o misterio. No existen historias, ni ejemplos, exposiciones, o metáforas, ni promoción de la cultura marítima y marina reciente que inspiren películas como nos comentaba un reconocido guionista. Por lo que si no existe nada de eso, es difícil tener buenos films sobre la cuestión. Y ya sabemos a esta alturas de la película, la importancia capital que supone el cine para la cultura de un país. Sin lugar a dudas uno de sus principales indicadores, una de sus principales pasiones.
El porque no inspira, sería un ejercicio interesante a desarrollar por parte del historiador, del cinematógrafo y del periodista entre otros. En la ecuación la equivalencia esta claro, la sociedad española vive de espaldas al mar. Ni la mar se encuentra enraizada en nuestra cultura, ni parece que se le espera. La vocación marinera se enterró parece que ya hace demasiado tiempo. Desde nuestra bajura del copo y la marinería, a la cultura del club de botes y la vela en la mar con la familia en los domingos, pasando por las grandes exposiciones sobre barcos de época, la construcción de replicas con carpinteros de ribera o el reconocimiento de los grandes eventos navales de su historia como nación. Ninguno de estos casos son objeto de uso cotidiano por los españolitos de a pie. Si lo son otros elementos de nuestra vida diaria, que al final si se plasman en nuestras películas. A este divorcio hay que sumar la carencia de ejemplos y de investigaciones señeras científicas que dispongan a España en la esfera naval de la era moderna mundial. Que ilusionen, que marquen tendencia, que se pongan de moda. No ocurre así con otros países. Entre el proyecto de la Hermione Francés para Abril de este año, que conecta a este país, el francés, con un claro mensaje. “Nosotros llevamos la democracia a Estados Unidos. Y navegó en barco”. En Inglaterra, el recién inaugurado museo del Mary Rose con la nave de Enrique VIII, o el impresionante proyecto de 3D sobre la nave capitana por excelencia de la Inglaterra, el Victory. Referencias mundiales y ejemplos por su importancia social y cultural en sus respectivos países que dejan desde hace años un reguero de exposiciones, publicaciones y documentales. Dejemos aparte los mil y un detalles, como el de tener fondeado un crucero visitable de la Segunda Guerra Mundial, digamos que se llama Belfast, frente a uno de los monumentos señeros del país. O el que todos los escolares del Estado acudan autobús escolar en mano a contemplar desde sus ojos de niño, barcos, sencillamente esas naves que navegan sobre la mar. Pongamos en esta ocasión a ver “una gran proa de madera, de una nave antigua llamada Wasa”, que por cierto es el museo marítimo más visitado del mundo. Y ahí, ayudados por la inefable maestra que nunca falla, se explicara a los treinta pequeñuelos que miran con cara de alucinados aquel inmenso barco, que significó para el país aquellos espléndidos navíos que surcaban los mares en nombre de Gustav o Adolfo. Así generación tras generación y al final millones de personas conocen el Museo Marítimo del Wasa. Y si además se celebra la cena de los Nobel o la publicación del National Geographic en sus salones, como el de este mes de marzo, en cuya portada nos narra como premisa mundial, las diferentes excavaciones arqueológicas submarinas en Suecia, la cosa ayuda. O mas bien se ve de forma natural tu relación como ciudadano con eso que llamamos mar. Y sus historias.
Y es cuestión de decenios. Para influir en una cultura, ese trabajo constante parece que proviene de años de trabajo y de resultados. En nuestro país, en esto de las marinas recientes y el desarrollo de las naciones en época moderna, salvo el Museo Naval de Madrid, y otras honrosas excepciones que vienen años apostando duro por luchar contra ese olvido, el resto es un erial. Observar como el mundo del cine trabaja codo a codo con la historia y la mar, o porque se ignoran es el objeto de este post. Quizá a la industria del cine le hace falta inspiración, “normalidad social”, como me comentaba el guionista. Veamos como lo hacen otras culturas, otros países respecto a algunos de sus episodios navales mas cercanos. Y en lo referente a espejo de navegantes, como la historia juega un papel importante en su ambientación y fotografía, por supuesto en su trama. Si ante la pregunta sobre la capacidad de hacer una buena película histórica (ya que es cierto que no es precisamente que abunden), la respuesta es clara. Sí somos capaces. Por supuesto que si. El cine Español está cargado de emoción, detalle, caracterización y argumento en muchos de sus estilos y formas. Existen un buen número de película magnificas a este propósito. Que se lo digan al gran Alejandro Amenábar con su cuidada, impresionante e inspiradora Alejandría, de esa gran historia llamada Hipatia. O a ese Alatriste de Reverte, con la cuidada y original ambientación de casi la totalidad de la película de la productora Origen PC.
Rebelión a bordo.
Comencemos por todo un mito. El de la Bounty. A finales del siglo XVIII, Inglaterra es uno de los países que se lanza a conquistar comercialmente el mundo, les acompañan sus capitanes de mar como obligados centinelas. Y de ahí que el protagonista de la película sea una nave que especifica bien estas aventuras. Las llevadas a cabo por uno de los héroes inflamados por la historia británica. El del capitán Cook, que curiosamente hizo lo mismo que muchos marinos Españoles que abrieron la ruta de ese “Pacífico Español”. Pero sin embargo a ellos no se le dedicó ni a una sola frase de guión en nuestra historia del cine. Cosa que si ha hecho Hollywood y la industria del cine con esta historia apasionante. Y lo hace de manera recurrente. Con diferentes y afamadas versiones que cuentan con la participación de actores de primera fila para la industria cinematográfica, Gable, Marlon Brando y por ultimo, más recientemente, con el propio Mel Gibson o Antony Hopkins.
Tres reconocidas versiones de un clásico que tiene a la mar y sus aventuras como principales escenarios. Cuando la crueldad del oficial de la marina Bligh hacia su equipo va más allá de los límites razonables, la nobleza de un capitán de mar y de guerra obliga a tomar las riendas del asunto. De esta forma nos encontramos que el segundo al mando Fletcher Christian(Clark Gable) se enfrenta a la fatídica decisión de si se debe tomar el control de la nave. La adaptación de la famosa novela de Charles Nordhoff y James Norman Hall se convierte en todo un mito de la historia del cine, y tiene a la mar y su exotismo como escenario de fondo. De paso ahonda aun más en el marketing de la aventura británica de exploración, haciendo pasar a sus más afamados actores por este clásico. Las historias navales como escuela o como objeto del cine clásico de una cultura. De un cine. De una tradición. Posiblemente llegamos a entender que lugar ocupa el mar en sus culturas.
Hundir al Bismarck!.
Y del siglo XVIII, marchamos a la segunda guerra mundial. La guerra y la mar tiene una historia paralela no siempre fácil de narrar, cuestión que también cuenta con escasos precedentes en nuestro cine. Estas olas, y estas narraciones suelen ir juntos y paralelos en los rumbos de la historia. Numerosos países si han encontrado estos episodios en su pasado y no tienen ningún rubor en contarlos ni ninguna lucha cainita, ni ningún problema. Pero volvamos a ¡hundir el Bismarck¡. Película que se basaba en el libro de Forester y hasta la fecha, la única película hizo que trató directamente el singular hecho de la persecución y el hundimiento del acorazado Bismarckpor la Royal Navy en el mar del Norte. A pesar de que las películas de guerra eran comunes en la década de 1960, Sink the Bismarck!fue visto como una excepcionalidad. Su exactitud histórica, en particular, se erigió como rasgo principal del film. Y estamos hablando de la técnica y la filmografía, de hace nada más y nada menos que ¡45 años¡. Precisamente cuatro decenios mas tarde enfrentarse a otro hundimiento, en este caso el de otro de los acorazados más temibles de la II guerra mundial, el Yamato; cambia las reglas del juego gracias a las herramientas digitales. El resultado, parece ser sorprendente, sin menospreciar una obra maestra de hace casi medio siglo. Cuarenta años de desarrollo les separan. Que por cierto, como ha ocurrido con esto de los hundimientos de las grandes e insignes naves naufragadas, ambos han sido objeto de estudio y exploración submarina. Uno por el afamado Camerón, que tiene en la oceanografía como su principal hobbie y pasión. En el caso del acorazado alemán, la nitidez de las imágenes de la cámara HD, que se sumergen al acorazado de guerra, sorprenden y cautivan. Además de aportar nuevos datos, importantes para la reconstrucción histórica de como una de las explosiones destrozó el timón de su nave capitana. O incluso quedarse perplejo al observar los impactos de la artillería principal de los acorazados británicos, nítidamente perceptible sobre el casco de acero del buque alemán.
La película tuvo su estreno mundial real, con la presencia del Duque de Edimburgo en el Odeon Leicester Square, el 11 de febrero 1960. Tema este de actualidad también, el del apoyo de los representantes del pueblo al séptimo arte. Que siempre, por ser locomotora de cultura, se ve que funciona. Determinados recuerdos, y el cine es uno de sus grandes evocadores, tienen en estos países el apoyo de la política.Esa misma realeza que fue aupada por las vías de la mar, es la que va a disfrutar de sus relatos y butacas. A grandes rasgos, la precisión histórica de la película fue elogiada por la crítica, definiéndola como “un acontecimiento histórico que emociona”. The New York Times, sentenció con; “un espectador no puede pedir una mayor autenticidad”, señalando el realismo de las “escenas completamente verídicas en la Sala de Guerra del Ministerio de marina”.
Como suele suceder con las cosas bien hechas, ¡Sink the Bismarck! , fue magníficamente bien recibidoa por el público, y de acuerdo a los ingresos de taquilla, fue la séptima película más popular lanzado en Gran Bretaña en 1960. Un renacimiento del interés en el Bismarck , se reflejó en numerosas publicaciones que siguieron a la película, así como una gran variedad de modelos a escala que se produjeron sobre el mismo. El cine como motor de cultura. Ese es otra de las consecuencias. La película atrae a un público curioso, que luego corre a leer los libros existentes sobre la materia o a consumir cualquier producto sobre el mismo. Resulta que la expedición en 1989 dirigida por el Dr. Robert Ballard para localizar y fotografiar el restos del acorazado puso aún mas de moda la “caza” de aquel acorazado. Tras esto, una serie de documentales que se producen para los canales especializados o documentales, en este cas para el Canal 4. La Batalla del Hood contra el Bismarck (2002) y la caza del Bismarck, se emitió en 2007 en la red de History Channel para todo el mundo con gran éxito. La televisión, como fenómeno de masas nos acerca a miles de hogares, medio siglo después, un hecho del pasado. Esa es otra versión y resultado de esto de hacer películas navales. Interés y actualidad por saber como se encontraran esos pecios en la profundidad de los océanos, uno de los principales valores de la arqueología subacuática para el curioso.
Si en el motín de la Bounty nos encontramos como un relato histórico, interpretado por reconocidos y afamados actores, que ven en este clásico marítimo como una importante muesca en su carrera artística. En el caso del Bismarck, son los reales descubrimientos de los naufragios, juntos a esas historias señeras para sus países, las que marcan los pasos de unas historias que aún siguen vivas. El mostrar al público en general como se encuentran en sus lechos marinos se convierte en un atractivo de primer orden para el mercado de la industria cinematográfica y audiovisual. No hace falta recordar el valor documental y pedagógico que tienen estas magníficas imágenes de alta definición sobre la imaginación del espectador. Cientos de miles de personas han podido ver a día de hoy los vídeos de estos naufragios, haciendo más atractivas aún estas viejas historias del pasado.
” Master and Commander” y “Al otro lado del mundo”, dos novelas que tienen como resultado todo un peliculón.
Protagonizada por Russell Crowe, es posiblemente la gran película relacionada con la mar. Su historia, fácilmente reconocible, en lo relativo al marco histórico y personal de las hazañas de los capitanes de mar y de guerra. Tema que bien podía contar cualquiera de las historias de los descubridores Españoles, que desde el siglo XVI y XVII, dibujaron el mundo. En Mendaña, Galiano o Sarmiento de Gamboa nos encontramos con una serie de hazañas que los archivos e incluso los periplos contados por ellos mismos, nos narran sencillamente intrepidantes aventuras a la par de esta epopeya inglesa.Y podíamos seguir con Jorge Juan, Gálvez o Lezo, por cierto estos dos le endiñaron bien a los ingleses, estaría bien ver algunas de sus viradas con la bandera hispana sobre la unión Jack. Lo que ocurre que algunos países olvidan su historia muy fácilmente. Otros no, y por mucho que hiciera el Medaña o el fray Junípero, hoy en día bien pocos lo iban a recordar ni mentar. Master and Commander retrata la vida en un buque de guerra en la edad de oro de la vela británica. Durante las guerras napoleónicas a comienzos del siglo XIX, el capitán Jack Aubrey (Russell Crowe) manda la fragata británica, el HMS Surprise. La misión de Aubrey es rastrear, comprometer y hundir el Acheron, un barco francés equipado mejor y mucho más capacitado para el combate de guerra. Bien podría tratarse del guión de la película de Blas de Lezo atrapando a la fragata inglesa Stanhope o la épica defensa de Cartagena de Indias. A la altura del almirante Holandés que el otro día nos presentaba Calero. O mejor pensado. A la valentía de posiblemente uno de los más señeros oficiales que ha tenido la Marina de guerra Española. Churruca. Pero eso es mucho pedir y mira que las tragedias siempre funcionan en la gran pantalla. Pero eso también se ha olvidado. Posiblemente el que no existan películas que acerquen a a la sociedad en general este hecho, sea un velo más en esta realidad. La de dar la espalda al mar en nuestra cultura.
Sobre la base de las 13 novelas de Patrick O’Brian, El directorPeter Weir, que tan brillantemente dirigió Gallipolli (película icono donde las haya), ofrece un retrato íntimo, aparentemente preciso de la vida accidentada en alta mar. Para la confección de la película leyó, subrayó y estudio durante meses las novelas de O´Brian. De sus inclemencias, sus peligros, incomodidades y de su camaradería, tomó una y otra vez nota con la ayuda de historiadores. La edición especial para coleccionistas de la película es todo un privilegio. El DVD contiene una serie de claves que nos permiten conocer el detalle y la rigurosidad con la que esta película se acerca al pasado y a las escaramuzas de estas naves en los límites del Imperio. Tras las escenas, los productores han querido acercarnos las principales ideas sobre el proceso de fabricación de la película, que a efectos del presente artículo es apasionante. Se hicieron grandes esfuerzos para reproducir el aspecto auténtico y sentir la vida a bordo de una nave de guerra de época. Para ello contaron con las asesorías de diferentes especialistas, desde historiadores navales, ingenieros, pasando por militares que acercarían las maniobras y las formas de proceder en el combate. Para las escenas sobre el navío, que son la mayor parte de la película, así como las más atractivas, efectuaron diferentes rodajes sobre diferentes barcos para acercar con mayor realismo y cercanía a la fragata de guerra del capitán Aubrey, es lo que tiene intentar hacer bien el rodaje en el que el principal protagonista es el capitán y su barco.
Tan sólo hicieron falta diez días de filmación, para las imágenes de mar, a bordo del Rose. Y esto daría de si para la película. El 90% de la película tiene lugar sobre el agua. Estamos hablando de la mar…Una réplica de una nave del siglo XVIII, en el que se rodaron la gran parte de las viradas y ceñidas que la nave realizaría en alta mar para capturar a su temido enemigo eran objetos de planos y más planos. El HMS Rose original, fue en realidad un barco francés, capturado por los británicos en 1757. Cuando estaba en el dique seco en Hull, Inglaterra, sería modificado con silueta y a las formas británicas y entraría en guerra a las órdenes de su majestad en la llamada guerra de Independencia (para ellos de revolución) americana. Fue hundido en 1779. La réplica, basada exactamente en los mismos planos del original que se alojaban en el whitehall de Londres, fue construida en Nueva Escocia en 1970, por el historiador de Rhode Island, John Fizghugh Millar. Y fue un golpe del destino. Weir estaba convencido que aquella casualidad era una prueba clara que tenía que hacer la película como fuese, una oportunidad como esta no se tenía todos los días. A instancias del director australiano, al tratarse de una producción estudiada al milímetro, incluso en su fase económica, la 20 TH Century Fox compró el The Rose, por un valor de 1.5 millones de dólares.Luego veremos como amortizarían la cuestión de las cifras. Cuestión de las cosas bien hechas. Junto a estas escenas realistas tomadas en el medio marino, se realizaron posteriormente otra serie de escenas filmadas en una réplica a escala real montado en en un tanque de agua, donde controlarían los efectos especiales necesarios para las diferentes necesidades del guión. El resultado es sencillamente impresionante. La replica de la Rose, tras el éxito de la película es ahora rebautizada como la HMS Surprise, en honor a su papel en el cine. Atracada en la actualidad en el Museo Marítimo de San Diego, es una atracción más de un museo que lo que pretende es acercar a los curiosos, en continuo peregrinaje de visitantes, el modo de vida de aquella época. No son muchos los países que tienen la posibilidad de acercar dicha museología a cualquier amante de la mar y los barcos de época.
Había una tercera HMS Surprise, que era un modelo a escala construido por Weta workshop, empresa que durante los últimos años ha realizado buena parte delos efectos especiales de las películas más reconocidas en las taquillas de la industria cinematográfica mundial. Las secuencias de la tormentas se mejoraron utilizando imágenes confeccionadas digitalmente , como las olas y el movimiento de la mar mediante modernos softwares (curiosamente es una empresa española una de las más cualificadas del mundo en dicho efecto digital), rodadas todas a ellas a bordo de una réplica del Endeavour de Cook. Con el mítico barco,nos encontramos que las escenas de dicho hito geográfico son genuinas y reales. Se trataba nada más y nada menos que del paso del cabo de Hornos. Grabar el paso de Hornos para una película, ya te dice mucho del esfuerzo y originalidad del proyecto.
Pero los detalles son otro de los grandes pilares de la película, como suele ocurrir siempre con las grandes. A todos los actores se les dio una base sólida en la vida marina de la época con el fin de hacer que sus actuaciones fueran lo más auténtico posible. El vestuario sería otro de los detalles a cuidar. Incluso debido al amplio set de rodaje y de personajes que participarían en el mismo, nos encontramos con que todos los actores usaban camisas de acuerdo con el rango de sus personajes. Los oficiales llevaban un azul oscuro, los guardamarinas (que por cierto, es la foto que eligió espejo de navegantes para su avatar de twitter), llevaban una azul, los marinos una de color rojo y todos los demás vestirían una de blanco. Paul Bettany, (Dr Maturin para los amigos) sería uno de los pocos actores que no se marearon durante el rodaje. Parece ser que eso fue por su formación marinera de la juventud. Se ve que en una película de mar y de guerra, los actores se mareaban, que por otro lado era lo más normal al rodar en un ambiente casi real. El elenco soportaría una formación de dos semanas por parte de los asesores históricos y navales. Literalmente aprendieron acerca de los cabos, la carga y disparo de los cañones así como las habilidades básica del uso de la espada. Les sería útil en las escenas de abordaje.
El equipo de asesores históricos de la película hicieron que los dos personajes principales de la película, Rusell Crowe y Paul Bettany, junto a una gran parte del reparto y del equipo visitaron el HMS Victory en Porsmouth para hacerse una idea aproximada, con las instrucciones de los curator del barco, de lo que sería la vida a bordo en aquella época. Como historiador, que tiene la suerte de haber conocido bien las entrañas y la historia del Victory, es sin lugar a dudas admirable. Llevar a los actores a la nave de Nelson, para explicarles con entusiasmo y detalle, con pelos y señales toda la vida de a bordo para ambientar. El resultado, debido a toda esta preparación, apuntaba a éxito seguro. Es sin duda una de las enseñanzas de esta preparación histórica. Son tantos detalles. Para la investigación de su papel, Bettany, marcharía también al colegio real de cirujanos de Londres para aprender a utilizar los instrumentos quirúrgicos del siglo XVIII. Casi nada. La pasión del actor por sus personajes.
Y tras el vestuario, que por cierto, se utilizaron más de 200o prendas, no queríamos terminar sin llamar la atención sobre la cuestión del sonido, otra de las cuestiones básicas para una película de éxito. Y con tanto detalle, Mater and Commander no podía ser de otro modo. Richard King ganó con Master and Commander su Oscar . Para que fuesen realistas, sobre todo en lo concerniente a las escenas de batalla probaron con una y otra medida. El aullido profundo de las descargas de bolas de cañón se consiguieron añadiendo el sonido del crujir de una bala de fúsil contra la madera. Iva Davies vocalista de la banda australiana, viajó a Los Ángeles para grabar la banda sonora de la película con Christopher Gordon, cualquier detalle para hacer más grande la orquesta. En el repertorio, música barroca y música clásica que incluía a Bach y sus suites para violloncello. Incluso las canciones cantadas en la cámara de oficiales, melodías cantadas en cubierta, como la “Marcha de O’Sullivan”…
“Master and Commander: al otro lado del mundo”, es sin lugar a dudas la obra maestra de Peter Weir y todo un ejemplo de película naval. Y lo es posiblemente por el esfuerzo y obsesión temática sobre la cuestión de hacer una buena película que recree fielmente el pasado y la pasión humana de aquel momento. Un ejercicio cinematográfico de rigor histórico, exactitud visual, y asombro narrativo. Tom Rothman, el que fuera presidente y CEO de la 20 th Century Fox, sabía de las muchísimas potencialidades que albergaba la historia de este capitán de mar y de guerra de O´Brian. El resultado de la obra literaria, el significado de una historia con un éxito de taquilla de cientos de millones de eruos. La de la cultura marina de los países anglosajones, que ven en estas aventuras, su pasado más cercano. El placer de ver plasmada el valor de su historia.
Nosotros en España tenemos como ejemplos navales,“Cateto a babor”, “guardamarina” y “botón de ancla”. No busquen más. Historia y olvido. El resultado de dar las espaldas al mar y como me comentaba este reconocido guionista, el no encontrar en el consciente colectivo de la sociedad actual, ejemplos, inspiración, historias, mar. Al fin y al cabo el cine es el reflejo de su sociedad. Y en nuestra sociedad no existe la mar ni la promoción de su cultura. Ni de sus historias, ni se le espera. Tampoco en su cine. Una de las mejores y más ricas expresiones de la cultura.