El 25 de abril de 2018 en el Boletín del Ministerio de Defensa Nacional de Uruguay se publicaba que el denominado Grupo Coordinador Hallazgos, Pecios y Materiales Arqueológicos había optado por el Lote “Uno” de los dos confeccionados por los cazatesoros privados para los restos saqueados de los pecios “HMS AGAMEMNON y “EL SALVADOR”.
Ese reparto de despojos se ha justificado como una especie de fin de los expolios por parte del Estado urguayo, una suerte de portazo a una manera obsoleta y superada de hacer las cosas en Uruguay en torno al patrimonio cultural subacuático. Sin embargo, hay razones graves para descartar ese argumento y para ver las cosas de otra manera:
La penosa resolución del vergonzoso reparto del Salvador, pues al fin y al cabo habían pasado entre 15 y 25 años desde la destrucción y saqueo del pecio, surgió justo cuando más apoyo necesitaba el presidente de Colombia, Santos, para respaldar su asociación con los cazatesoros de MACS (Maritime Archaeology Consultants ) y Ocean Infinity de cara al expolio del galeón San José.
Efectivamente, debemos descartar el azar o la inocencia del reparto porque tres días antes (¡) de efectuarse el mismo la UNESCO, a través de su Consejo Consultivo Científico y Técnico para la Protección del Patrimonio Subacuático, se había pronunciado contra las bases de la licitación del gobierno Santos para la explotación comercial del galeón San José y justo, además, cuando la propia Universidad Nacional de Colombia se pronunció de forma que cuestionaba algunos aspectos fundamentales de esa licitación. El reparto de un expolio de más de 20 años atrás no era cuestión de azar, ¿no les parece?
La otra razón que anunciábamos es que en el momento en que se ha tratado de disputar con los cazatesoros por el patrimonio que sí le importa al Gobierno, me refiero a los símbolos nazis del acorazado Graf Spee, el Régimen uruguayo no ha dudado en invertir en Tribunales y en pelear, aceptando un debate esencialmente contractual, con los cazatesoros. Muchos hemos observado con curiosidad la obsesión de un gobierno en la consecución del águila nazi gigante y todavía, a pesar del plazo perentorio que otorgó el Tribunal para su venta (90 días), no se ve iniciativa alguna para desprenderse de un objeto que por sus dimensiones bien puede adornar un edificio público entero o merecer la construcción de un museo. Confiemos que ese no sea el legado, inesperado, inesperable, del presidente Tabaré Vazquez, muy distante de sí mismo cuando en el 2006, firmaba un decreto que suspendía el otorgamiento de nuevos permisos de búsqueda de pecios históricos.
¿Existen más conexiones entre ambos expolios?
Más allá de la solidaridad entre Presidentes, la más elemental prevención obligaba, a examinar otras posibilidades de conexión entre casos y sobre todo entre sus responsables.
Sintetizando la investigación de que disponemos destacaré que una clave de ambos expolios consiste en una de las estrellas británicas del cazatesorismo: Mensun Bound quien, al respecto del San José, ABC ya señaló su presencia en el dream team del proyectado saqueo del galeón en el tiempo “récord” de 6 meses, así como que sus cargos en Oxford ya no estaban en vigor pese a lo que decía MACS en su página “web”.
La naturaleza nunca enteramente privada de las actividades de este individuo, y los conflictos culturales y políticos que ha provocado, nos hace concluir que su papel frecuentemente ha tenido un elemento político que no ha sido menor en sus operaciones. Y es evidente que ha tenido, siempre que lo ha necesitado, respaldo público.
Bound fue el máximo responsable del rescate del águila nazi del acorazado Graf Spee y entiendo que, además, allanó los posibles problemas de expoliar un buque de guerra alemán del que el Gobierno Británico ya había pagado a Uruguay por sus derechos de expolio. Sin embargo, al parecer había algo personal en este caso hasta el punto de que Bound ha movido las fichas necesarias para poder buscar los mismísimos restos de de Maximilian Spee, hundidos cerca de Malvinas una guerra antes que el acorazado nazi.
Asimismo, ha dirigido ya dos intentos, con financiación privada, pero con respaldo público británico, de buscar el barco de Schackleton hundido en aguas antárticas. En este caso, Bound iba a actuar de arqueólogo sin transtornar el pecio y sin pretender su vaciamiento.
Un método para el San José.
Mensun Bound tuvo un papel principal en la destrucción de El Salvador. Su respaldo y participación en la localización y extracción del pecio le otorgó un protagonismo que ahora se ha olvidado. Con el apoyo culpable de la Universidad de Oxford, a la que no le molestaba prestar las labores de este alto dignatario de la misma, a los efectos propios de un cazatesoros pudo localizar el pecio y protagonizar su vaciado. Aún pueden leerse descripciones recientes del equipo de Bound sobre los restos humanos encontrados en el Salvador. Los primeros hallados, los esqueletos de un médico, su mujer y su niño, atrapados por el aparejo del barco cuando intentaban huir en un bote, fueron precisamente la primera constatación de que los cazatesoros habían encontrado el navío.
Nada que ver con lo que cuenta Bound que asegura que cuando vio restos humanos se retiró del proyecto. Creo que sería imprescindible conocer con detalle cómo se extrajeron los restos, qué se hizo con los cadáveres de los militares, los marinos y los viajeros hombres mujeres y niños y cómo se conservaron después los restos de telas, maderas y materias orgánicas obtenidas del expolio. Estoy convencido que a cualquier uruguayo de honor abochornará lo sucedido con esas tumbas de guerra y, con un proceder más correspondiente con un saqueo y una enorme chapuza arqueológica, cultural y jurídica del Estado de una nación hermana. Sin duda una catástrofe para toda la comunidad hispana pero Bound es obvio que consiguió lo que buscaba.
Bound acuñó con éxito, gracias a que utilizaba el sello Oxford, una forma original de enfoque comercial y seudo académico de asaltar buques históricos hundidos y la difundió durante años de cooperación con compañías cazatesoros. Su metodología se describe muy bien en el libro Dragon Sea: A True Tale of Treasure, Archeology, and Greed off the Coast of Vietnam. El autor recoge todas las dudas éticas de Bound mientras colabora en el escrupuloso vaciado de un buque histórico único, denominándolas “el dilema de Mensun”
Mensun “se dio cuenta de que si un objeto había sido documentado adecuadamente, no había razón para que no pudiera ser vendido”.
Asimismo, cierto nivel de acompañamiento académico interesaba a los empresarios del expolio pues reforzaba el éxito de las subastas la existencia de un informe arqueológico solvente sobre lo que se estaba ofertando. Así que, según él, estaban condenados a un estrecho entendimiento.
Mensun consideraba que apartar de una compensación legítima a los buscadores de tesoros e incluso a los halladores casuales implicaba un riesgo para el patrimonio y que sólo se podía amortiguar aplicando los criterios de Mensun que exigían documentar bien las rápidas extracciones y aplicar garantías de conservación de todos los objetos hasta la venta. No sabemos si esto se hizo con el Salvador pues el saqueo se desconoce si se ha documentado y qué metodología se ha seguido con los restos extraídos del pecio.
La destrucción de El Salvador y su sorteo después de más de 20 años, entre expoliadores públicos y privados, es un dilema que sólo trasciende a Mensun una vez lo ha reflejado perfectamente.
Siendo el gestor de antigüedades marinas de referencia de MACS / Ocean Infinity, conglomerado concesionario del saqueo del san José, y cabeza del dream team del presidente Santos, es evidente que sus criterios, más de anticuario que de arqueólogo, son lo mejor que cabe esperar para el San José en el proceso de licitación pública colombiano.
¿Claves petroleras en torno al San José?
Hay todavía algunos datos que las actividades del explorador de Oxford, Bound, nos pueden proporcionar de cara a entender lo que sucede en Colombia.
Ahí se abren los contactos petroleros de Mensun porque esa búsqueda obsesiva de los avatares naufragos de Spee y de su memoria acabaron siendo financiados por la compañía petrolera: Noble Energy (2015) y ejecutados conjuntamente con… Ocean Infinity.
¿Qué pasa con Noble Energy? Pues que es socia íntima en Colombia de los clientes de Ocean Infinity, la propietaria de MACS donde trabaja Mensun como encargado de antigüedades marinas. Nada menos que la compañía petrolera Shell. Recientemente Shell ha vendido el 40 por ciento de su participación en dos contratos de exploración de petróleo en alta mar en Colombia a Noble Energy
Ocean Infinity desarrolla servicios para petroleras y es público que respalda a Guardian Geomatics en un extenso proyecto hidrográfico para Shell. Este es un momento para la reflexión, la transparencia y el debate.
Nada de lo que haga Ocean Infinity en Colombia puede ir concebido a obstaculizar los negocios de Shell y de Noble Energy. Más bien muy al contrario. Creo que estamos muy cerca del último eslabón, de la cadena trófica que comienza en el San José.
Quienes Detrás de Ocean Infinity está el fondo Marshall Wace, un fondo de intereses nacionalistas británicos tan capaz de apostar por el Brexit como de allanar el camino político de Salvini en Italia. Lo mejor de lo mejor. ¿O no?
Quien quiera creer que las actividades de MACS/Ocean Infinity no pueden tener nada que ver con los intereses de grandes contratos petroleros no imagina las profundidades, aún más abisales que las del mar, de la política y los negocios en torno del petróleo. Pero para eso están los debates, para explicar las coincidencias y las extrañas casualidades y los negocios que se suman y coordinan a costa del patrimonio.
El negocio del expolio, enfocado a lo grande como lo hace MACS / Ocean Infinity es útil para una petrolera por muchas razones:
La obtención de aislamiento internacional del país huésped favorece las grandes concesiones.
Rodaje por la pendiente nacionalista de las masas y lógica desracionalización de la decisión pública.
Acceso a información hidrográfica sobre los fondos marinos del país huésped que es parte del negocio esencial de Ocean Infinity.
Acceso, transversal, a los más amplias personalidades y resortes de poder. La generación y mantenimiento de esos contactos posibilita relaciones de la mayor flexibilidad y opacidad.
El juego es sencillo una coalición entre ciencia, negocios semi privados-semi públicos y política poscolonialista. Una versión con un poco de toque tecnológico de lo que llevan haciendo en la América Hispana desde hace 200 años. Pero Bound les podría decir que la culpa parte del justo antes y quizá de las intrincadas armonías y misteriosas interrelaciones que produce aquello que llamamos idioma castellano, o español como le gustaba decir a Borges.
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