El Gobierno irlandés confirma el hallazgo de la Juliana, que se suma al San Marcos, la Girona, la Trinidad Valencera y la Lavia y el Santa María de Visón, naufragados allí en 1588
Después de más de cuatro siglos de silencio en el fondo del mar, las tormentas más intensas que recuerdan en Irlanda sacudieron el mar el pasado invierno. Y removieron, como resultado, los restos de los navíos de la Gran Armada de Felipe II, la mal llamada Armada Invencible, que naufragaron en aquellas escarpadas costas en 1588.
El Gobierno irlandés confirmó que varios cañones y otros restos de la Juliana, un buque mercante asociado a la empresa del Rey Prudente para invadir Inglaterra, han sido identificados por los arqueólogos del Ministerio de Cultura de la isla. Han aparecido en el condado de Sligo.
No es el primer barco que la mar devuelve desde el fondo marino gracias a la fuerza de las tormentas. La costa de Irlanda vio el naufragio de una veintena larga de buques de la Gran Armada, en medio de temibles temporales que estamparon miles de vidas contra las rocas. Pero esas mismas tormentas han permitido ahora el afloramiento de armas, restos antrópicos y fragmentos de las naves. Un dispositivo de seguridad ha sido activado en toda la costa para proteger de los cazatesoros tan valiosos restos históricos, que nos hablan de la bravura de un tiempo y la importancia de una Armada a la que España ha dado la espalda durante décadas, se ha empeñado en olvidar.
España muestra interés
Las primeras prospecciones tuvieron lugar en los años 80, y pese a diversos intentos de colaboración que especialistas irlandeses han relatado a ABC, hasta este año 2015 el Ministerio de Cultura nunca se mostró interés por los restos de la Gran Armada. Afortunadamente, algo empieza a cambiar y esa incuria de todos los gobiernos de la democracia también está siendo removida. El director general de Bellas Artes, Miguel Ángel Recio, confirmó ayer que las autoridades irlandesas han informado del hallazgo de la Juliana y que un diplomático español estuvo presente durante el anuncio oficial. Además, España ha mostrado expresamente su ánimo de colaboración en la identificación y posible excavación de estos pecios -por primera vez, y ojalá sea la definitiva-, algo que el Gobierno de Dublín ha acogido con el mejor ánimo.
El temporal removió los arenales que cubrían el pecio de la Juliana y luego las olas y las mareas arrastraron el pasado mes abril hasta la playa de Streedagh Strand restos del esqueleto de madera del navío. Siguiendo estas pistas, un equipo arqueológico ha desenterrado frente a esa playa cañones fabricados entre 1588 y 1570, el año de la construcción de la Juliana, y que se encuentran en excelentes condiciones de conservación, según dijeron a Efe fuentes del Ministerio irlandés de Arte, Patrimonio y Cultura Gaélica.
La ministra irlandesa del ramo, Heather Humphreys, visitó el pasado lunes el lugar del hundimiento de la Juliana para «conocer de primera mano», dijo, el trabajo de los arqueólogos. «Hemos descubierto una gran cantidad de material fascinante y significativo que tiene una antigüedad de más de 425 años», destacó Humphre-ys. Se sabe que junto a la Juliana, de 860 toneladas y 32 cañones, que llevaba 325 soldados y una tripulación de 70 marinos, se encuentran también los pecios de la Lavia y el Santa María de Visón, que se hundieron igualmente frente a las costas de Sligo.
Proyecto San Marcos
También se tiene constancia ya de restos de la Girona y la Trinidad Valencera en otros puntos de la costa irlandesa, aunque el proyecto más impresionante es el que atañe al San Marcos, hallado el pasado año junto a Spanish Point (no es casualidad el topónimo) y que ha sido la más emocionante prueba de cómo el patrimonio subacuático moviliza a la comunidad local. Incluso con los barcos de origen español, que han protagonizado no solo campañas de arqueología sino programas educativos sobre la historia de la zona.
De hecho, este mes de julio comenzarán allí en Spanish Point la excavación de un cementerio de hasta 900 soldados españoles, procedentes de dos buques al parecer, el San Marcos y el San Esteban que se hundieron apenas a dos kilómetros uno de otro. Entre los hombres que allí yacen y cuyos restos esperan excavar este verano figuran tanto los que naufragaron como los que fueron ejecutados, según comenta el responsable del proyecto, el arqueólogo John Tracey, a ABC.
Entre los trabajos realizados durante los últimos años destaca un modelo matemático meteorológico de aquel mes de septiembre de 1588, cuando se produjeron los naufragios. El resultado es pavoroso. Tormentas de un nivel similar a los huracanes, con olas de entre 15 y 20 metros, una mar que aterrorizaría hoy a cualquier buque moderno pero que aquellos españoles enfrentaron en sus navíos y galeazas sin hallar refugio.
Seis barcos identificados en la veintena hundida en la costa irlandesa son bastante para investigar en próximos años (España aún no había investigado ninguno de los de la Armada, ni de Lepanto, ni de Trafalgar… ni de nada ). Estudiar y excavar para conocer y recordar el infierno que vivió cada uno de aquellos 19.000 infantes, 7.000 marineros, 1.000 caballeros de fortuna y 180 clérigos. Y es un capítulo tan solo de nuestra inmensa historia naval.
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NUEVA LUZ SOBRE LA JULIANA
Por Geoffrey Parker
En septiembre de 1588, junto a la costa atlántica de Irlanda, tres barcos que transportaban 1.500 hombres de la Gran Armada de Felipe II se refugiaron de una tormenta feroz. El capitán Francisco de Cuéllar, uno de los hombres embarcados, escribió: «Las amarras no pudieron tener ni las velas server, y fuimos a embestir con todas tres naos en una playa llena de arena bien chica, cercada de grandísimos peñascos», donde «en el espacio de una hora se hicieron todas tres naos pedazos, de las cuales no se escaparon 300 hombres». El resto yacía muerto en la arena.
La playa, Streedagh Strand, cerca de Sligo, salía en el reciente filme «Calvary» y «la arena bien chica» cubrió estos pecios hasta 1985, cuando los arqueólogos subacuáticos excavaron tres cañones de uno de aquellos barcos, la Juliana, con un peso de 860 toneladas. En 2013, las tormentas empezaron a dejar al descubierto más piezas del naufragio, incluyendo el timón de siete metros de longitud.
Estimulados por la presión de Hiram Morgan, un especialista en historia de España, y arqueólogos de la zona, la Unidad de Arqueología Subacuática de Irlanda está asegurando y recuperando materiales de la Juliana, incluyendo un nuevo y enorme cañón, que se mostrará en el Museo Nacional de Irlanda. Mientras tanto, los vistantes pueden pasear por «The Cuéllar Trail», y buscar rastros de aquel pasado en Streedagh Strand, donde los cuerpos de los náufragos de la Armada alguna vez yacieron.