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Pocos arqueólogos han investigado más a fondo el mundo de los cazatesoros que Alexandre Monteiro. El portugués ha sido una de las voces más significativas de la arqueología mundial en la defensa de la ética y el método científico al abordar proyectos de investigación y excavación de los naufragios históricos. Ha logrado documentar una catástrofe cultural sin precedentes. Especialmente los de origen ibérico, portugueses y españoles, blanco de la industria más destructiva de la historia por su carga en metales preciosos. ¿Y la historia que naufragó con las monedas? No les interesa, podría desvanecer los réditos en bolsa de la leyenda negra…
Por Alexandre Monteiro
Los paisajes culturales marítimos son entornos sociogeofísicos dinámicos, producto de miles de años de ocupación y modificación humanas. En esos paisajes, los restos de los diversos navíos hundidos constituyen el Patrimonio Cultural Subacuático (PCS), un recurso diverso, tanto desde el punto de vista temporal como espacial, que puede enseñarnos mucho acerca de las interacciones que tuvieron lugar en el pasado entre las comunidades humanas y el mar.
Por consiguiente, el PCS es un activo valioso que debe utilizarse de manera sostenible para cubrir las necesidades de hoy sin poner en peligro las expectativas de generaciones futuras.
De la mano del patrimonio viene el turismo, un sector que ha asumido una función vital en el desarrollo de destinos de todo el mundo. Proteger el PCS –y utilizarlo como recurso cultural que debe valorarse en los sectores culturales y como oportunidad para seguir desarrollando el buceo recreativo y el turismo, así como la calidad de vida– es una empresa de enorme importancia.
Los restos culturales subacuáticos que supuestamente corresponden al San José poseen un potencial científico incalculable y un gran interés educativo e incluso recreativo. ¿Por qué? Porque, debido a que prácticamente no existe una arqueología subacuática y marítima en buques de este periodo y origen, sigue habiendo lagunas gigantescas en nuestro conocimiento y comprensión de la historia marítima ibérica. La principal razón de esto es que casi todos los navíos portugueses y españoles han sido destruidos por las actividades de los cazadores de tesoros.
Por desgracia, parece que el San José sufrirá la misma suerte, dado que esta fuente única de información será saqueada y destruida por la actividad comercial salvaje y la caza de tesoros, con la exportación y venta de grandes cantidades de objetos arqueológicos.
Al parecer, el presidente Juan Manuel Santos, en lugar de utilizar este pecio como patrimonio compartido y común, fortaleciendo y desarrollando marcos de coordinación multilateral en arqueología, se inclina por sacar dinero con ello, destruyendo activamente los derechos culturales, educativos y científicos no solo de los colombianos sino también de los demás en general, y sobre todo de los españoles, ya que este pecio es la tumba de guerra de un navío de propiedad pública.
Llevo dos décadas estudiando y luchando contra las actividades de los buscadores de tesoros.
El guion es siempre el mismo: un Estado marítimo que confiesa descaradamente que no tiene dinero para dedicar a una empresa científica; un Estado que al hacerlo pone su patrimonio en manos de avariciosos asesores “científicos” extranjeros de dudosa reputación; un Estado que aprueba leyes a medida para permitir la exportación de lo que hasta ese momento eran objetos arqueológicos y no “lingotes” o “monedas repetidas”; un Estado que, al final, perderá todo el dinero y todo su patrimonio. Si no me creen, miren lo que pasó con Cabo Verde o Mozambique, en cuyas aguas los pecios fueron saqueados comercialmente por Arqueonautas, con ayuda del mismísimo Mensun Bound que ahora ha aparecido en Colombia.
Sin patrimonio y sin dinero. Porque como han demostrado Peter Throckmorton, Peter Campbell y Rodrigo Pacheco-Ruiz, la caza de tesoros es un negocio que nunca ha obtenido dinero con la venta de un tesoro real. Todo lo que las empresas cazatesoros han producido hasta el momento son cuentos fantásticos, titulares de periódico, quiebras de inversores y una senda de destrucción que abarca los siete mares.
En mi opinión, este es un caso que volverá a exagerar un “tesoro” ya de por sí hiperinflado y que enriquecerá a algunos a costa del dinero de los accionistas, porque los elevados gastos de explotación en estas profundidades hacen que la recuperación no sea rentable en última instancia, y los resultados reales de estas empresas no cumplen las expectativas de los inversores. Y también porque si allí hay un tesoro, y si se recupera, les costará venderlo. Los 58 países que han ratificado la Convención de la UNESCO de 2001 deberán incautarlo. Y, por cuestiones de propiedad, todos los países que respeten la inmunidad de España sobre el pecio deberán devolver cualquier objeto recuperado a España.
Y sin embargo, podría haber sido distinto. En 2015, la UNESCO ofreció la ayuda de su Cuerpo Asesor Científico y Técnico para colaborar en una excavación del yacimiento del San José sensata desde el punto de vista arqueológico.
Juan Manuel Santos nunca respondió. Porque Juan Manuel Santos no es mejor que el líder talibán que ordenó el bombardeo de los budas de Bamiyán, de 1.500 años de antigüedad, o que los matones del ISIS que destruyeron Palmira.
De hecho, es peor. Es un cazador de tesoros y un profanador de tumbas dispuesto a destruir un recurso arqueológico único para sacar unos pocos pesos a costa de lo que bien podría haber sido un excepcional logro científico colombiano, y que, en cambio, no será más que otro yacimiento arqueológico destruido.
Maritime cultural landscapes are dynamic socio-geophysical
environments the product of thousands of years of human occupation and
modification. In those landscapes, the remains of various sunken
vessels constitute Underwater Cultural Heritage (UCH) – a diverse
resource, both temporally and spatially, which has much to tell us
about past interactions between human communities and the sea.
UCH is thus a valuable asset that needs to be used with
sustainability, meeting today’s needs without jeopardizing the
prospects of future generations.
Hand in hand with heritage, we find tourism – an industry that has
assumed a vital role in the development of destinations around the
world. Protecting UCH – and using it as a cultural resource to be
valorised in cultural industries and as an opportunity to further
develop leisure diving and tourism and quality of life (QOL) – is an
endeavour of paramount importance.
The alleged “San José” submerged cultural deposits are of invaluable
scientific potential and of great educational – and even recreational
– interest. And why? Because there are still gargantuan gaps in our
knowledge and understanding of Iberian’s maritime history. And this
because underwater and maritime archaeology conducted on ships of this
period and origin is virtually non-existent. Main reason for this is
that almost all Portuguese and Spanish ships have been destroyed by
treasure hunting activities.
Unfortunately, it seems that the “San José” will be suffering the same
fate as this unique source of information will be pillaged and
destroyed by commercial salvage activity and treasure-hunting, with
the exporting and selling of large amounts of archaeological
artefacts,
It seems that President Juan Manuel dos Santos, instead of using this
site as a common, shared heritage, by strengthening and developing
multilateral coordination frameworks in archaeology, is instead bent
on making a buck out of it, by actively destroying the cultural,
educational and scientific rights, not only those of the Colombian
people, but also of all those at large – Spanish above all, as this
wreck is a war grave of a State owned vessel.
I have studied and fought treasure hunting activities for the past two decades.
It is always the same script: a maritime State that blatantly
confesses that has no money to devote to a scientific endeavor; a
State that by doing so puts its heritage on the hands of greedy,
ill-reputed “scientific” foreign consultants; a State that passes
tailored legislation in order to allow the exportation of what was
until then archaeological artifacts and not “bullion” or “repeated
coins”; a State that will, in the end, lose all the money and all its
heritage. If you don’t believe me, look at what happened with Cape
Verde or Mozambique, in whose waters shipwrecks were commercially
plundered by Arqueonautas, with the help of the same Mensun Bound that
is now making an appearance in Colombia.
No heritage and no money. Because, as Peter Throckmorton, Peter
Campbell and Rodrigo Pacheco-Ruiz have demonstrated, treasure hunting
is a business that has never made any money out of the selling of an
actual treasure. All that treasure hunting ventures have produced so
far are tall stories, newspaper headlines, bankrupt investors and a
trail of destruction than encompasses the seven seas.
In my opinion, this is a case that will, again, build on the hype of
an already over-inflated “treasure” and will enrich some people via
shareholder’s money, as high operating expenses at these depths
ultimately make recovery unprofitable, and the actual results of such
ventures fail to meet investors’ expectation. Also, because, IF there
is a treasure there, and IF it is recovered, they will have a hard
time selling it. All 58 States that have ratified the 2001 UNESCO
Convention will have to seize them. And, because of the ownership
issue, all the States that respect Spain’s immunity over the wreck
will have to return any of the recovered artefacts to Spain.
And yet, it could have been different. In 2015, UNESCO offered its
Scientific and Technical Advisory Body help, in order to assist in an
archaeologically sound excavation of the alleged San José site.
Juan Manuel dos Santos never answered back. Because Juan Manuel Santos
is no better than the Taliban leader that ordered the bombing of the
1,500-year-old Buddhas at Bamiyan, or the ISIS thugs that destroyed
Palmyra.
As a matter of fact, he is worst: he is a treasure hunter and a grave
desecrator that is willing to destroy an unique archaeological
resource in order to make a few pesos over what could well be a
Colombian exceptional scientific accomplishment – but will instead be
another destroyed site.
Alexandre Monteiro
Instituto de Arqueologia e Paleociências
FCSH – Universidade Nova de Lisboa
ICOMOS – Portugal
Instituto de História Contemporânea
Co-gestor ITN Marie Curie ForSEADiscovery
University of Western Australia Honorary Associate Researcher
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