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Clifford, edición malgache: la supuesta barra de plata del pirata Kidd

Clifford, edición malgache: la supuesta barra de plata del pirata Kidd
Clifford entrega el lingote de plata (ahora plomo) al presidente malgache entre el fervor popular
Jesús García Calero el

Hay pocos espectáculos tan poco edificantes como el de los cazatesoros en su salsa. Ya hemos alertado sobre la manera en la que Barry Clifford ha entrado en Madagascar. Según reportes de la Unesco, aprovechando un permiso para filmar un documental para la productora October Film, el equipo de este célebre cazatesoros (que en Haití se empeñó en vender la falsa especie de que había encontrado la nao Santa María cuando en realidad estaba sobre un buque del XVIII) ha comenzado a extraer objetos del fondo del mar, sin los cuidados arqueológicos debidos. Afirma ahora que se trata de un gran hallazgo de trece navíos en la Bahía de los Piratas y de forma temeraria afirma que «hemos trabajado en dos de ellos durante diez semanas: el Fire Dragon y el navío del capitán William Kidd, el Adventure Gallery», según declaró a la prensa. Casualmente, una de las primeras piezas es una barra de plata que, según él, pertenece a la nave del pirata Kidd. Así, un caso resuelto en un pispás, sin protocolo científico alguno y una foto con el presidente del país. Pues ya estamos todos.

La barra de plata “salvada” por Clifford, custodiada por soldados en Madagascar con la presencia del presidente del país,  Hery Rajaonarimampianina, a quien le fue presentada en medio de una gran expectación popular

Bueno no, está el cazatesoros y el triste espectáculo de sus tratos con un gobierno mal asesorado o impresionado con la parafernalia típica de estas empresas. Porque el Gobierno de Madagascar había pedido ayuda a la Unesco en abril, cuando comprendió que estaban excavando sin permiso. Entonces se pararon los trabajos. Pero una intervención personal del presidente Hery Rajaonarimampianina permitió a Clifford continuar con su trabajo y extraer una muestra plateada de 45 kilos, un lingote que fue la que protagonizó el acto de presentación que se observa en la foto. Sensible al hallazgo y sin preguntarse por los métodos y sus consecuencias, el presidente de Madagascar afirmó entre el clamor popular que espera que con este descubrimiento «mejore el perfil internacional del país y lleguen más turistas a la capital». «Es una gran alegría para todo nuestro pueblo este descubrimiento», dijo. Y felicitó a los exploradores. 

Lo que mejoraría el perfil internacional sería una excavación científica que no acabe en subastas, que rescate la historia además de la plata, y que incluya, junto con las anécdotas de los piratas, la verdadera historia de aquellas naves, una ventana fidedigna a la época de un modo divulgativo y serio.

Pero ¿qué tenemos que ofrecer como ejemplo? Lo más digno serían proyectos como el Mars, en Suecia (o el Vasa), o excavaciones como las de la fragata Lune, la de Luis XIV. Éxitos científicos con museos y exposiciones, con publicaciones de importancia y atención mundial. En España aún no tenemos algo parecido y hace solo 8 años vinieron los cazatesoros y nos expoliaron como si fuéramos Madagascar. Eso sí, batallamos en los tribunales y conseguimos la devolución de la plata. Por eso es tan importante para el resto del mundo que los países que tienen más patrimonio sumergido ofrezcan ejemplos de investigación, para que los pequeños gobiernos impresionables puedan mirar esos ejemplos y pensar que prefieren un museo como el Vasa, el más visitado de Escandinavia, o el precioso museo de Roskilde en Dinamarca, o incluso el del Mary Rose en Gran Bretaña, que dan sentido a una etapa de su historia en la que se formó el Estado-nación, antes que soportar a unos aventureros que explotan el metal precioso y destruyen la información histórica de los yacimientos.

La arqueología es otra cosa. Es una ciencia que demostró fuera de toda duda, de la mano de Xavier Nieto y Tatiana Villegas en Haití, que Clifford miente. Qué mentía allí o que realizó afirmaciones imposibles que atropellaban la verdad. ¿Cómo puede un patrocinador como el Canal Historia respaldar la rueda de prensa en la que Clifford lanzó al mundo desde Nueva York el anuncio de haber hallado la Santa María de Colón? Sencillamente no era así y su afirmación fue apresurada e irresponsable. ¿Qué Gobierno puede dar crédito a un aventurero que ni siquiera ha pedido perdón por el grueso error de Haití, que ha quedado como un charlatán, porque lo anunció al mundo como si fuera el hallazgo más trascendental de la historia porque la nao es el primer barco europeo naufragado en América?

Hery Rajaonarimampianina posa con la barra. Popularidad asegurada

Afortunadamente, se ha acabado el tiempo en el que las afirmaciones gratuitas de los cazatesoros quedaban sin respuesta. Unesco ha decidido también velar por los valores arqueológicos y científicos que asocian el estudio del patrimonio con el conocimiento. Lo ha dicho claramente Alfredo Pérez de Armiñán, subdirector de Cultura de Unesco: «Estoy muy preocupado con la situación en Madagascar y expreso mi apoyo total a la lucha para la protección del patrimonio sumergido«. Y ha dicho más: «Es de la máxima importancia que salvemos los yacimientos del patrimonio cultural sumergido del pillaje, la explotación comercial y las excavaciones acientíficas. Los pecios son frágiles y contienen el legado de toda la humanidad».

Es muy curioso que haya aparecido así, como dejada caer sobre las rocas. ¿Y si no procede de allí?

La preocupación en el equipo de Ulrike Guerin, secretaria de la Convención 2001 para la Protección del Patrimonio Subacuático, es evidente. El anuncio del hallazgo de trece barcos y el show protagonizado por Clifford y el presidente malgache con la barra de plata anuncia un montón de dificultades. Por ello mismo, y a petición del gobierno malgache los países firmantes de la Convención han decidido enviar una misión de asesoramiento con uno de los más prestigiosos arqueólogos del mundo: Michel L’Hour, director de DRASSM, la agencia francesa de arqueología subacuática.

Limpia, la barra brilla bajo el sol de Madagascar

Pregunta incómoda: ¿Por qué sale primero la plata? Porque Clifford ha comenzado por el uso de detectores de metales. Nada que ver con la arqueología. Es el patrón de estos aventureros que desprecian la documentación del contexto por la importancia que dan a los metales preciosos y los objetos con valor de mercado. Lo peor de todo es que toda esa zona está plagada de pecios españoles y portugueses. ¿Qué hace ahí hurgando un explorador sin acreditación científica ni respaldo de institución seria alguna? El patrimonio merece un respeto y nosotros debemos movilizarnos para exigírselo a quienes deben velar por su integridad y su estudio científico.

Estudio realizado a uno de los lingotes del Atocha

Escanear con detectores y extraer es una actividad minera que desprecia la delicada historia que rodea a los objetos de plata, el contexto que puede guardar datos relevantes para conocer cómo se construyeron las naves o quienes viajaban en ellas (los ajuares y utensilios de quienes murieron en ellas), un contexto que el cazatesoros destruye para siempre.  Es lo que han hecho, mientras disimulaban con un permiso para rodar documentales, los buzos de Clifford, que han estado hurgando en los pecios de la isla de Sainte-Marie. Según dijo la BBC (debemos reflexionar sobre el papel de los medios en la destrucción del patrimonio) el explorador estadounidense Barry Clifford afirma sin ambages que «el tesoro es auténtico y seguramente podrán encontrarse más barras de plata en futuras expediciones». Por si teníamos dudas de lo que interesa… Eso sí, han encontrado a alguien que defiende que el lugar del hallazgo es donde se hundió el Acventure Galley de William Kid. Afortunadamente son tradiciones orales, no testigos presenciales de 1698.

Siempre hay alguno que ayuda, con un título de arqueólogo. Lean la siguiente declaración: «Para mí, es la prueba irrefutable de que tenemos ante nosotros el tesoro del Adventure Galley del capitán William Kidd», indicó a la prensa el arqueólogo independiente John de Bry, llegado ex profeso para asistir al equipo de exploradores. ¿Ex profeso significa contratado? ¿Independiente de qué o de quién, entonces, de la prudencia y el sentido común? ¿Por qué no preguntamos a un arqueólogo de prestigio que nada tenga que ver con el caso si es normal aventurar ese «irrefutable» nada mas aterrizar y pescar el lingote? Pero tranquilos, porque leemos después, como si hubiera recuperado la compostura que merece su doctorado (pero después de dejar dicho lo dicho): «De Bry igual admitió que se necesita más investigación para que el hallazgo quede firmemente demostrado».

Juicio a William Kidd, que acabó en la horca

Afortunadamente, en el archipiélago domina el escepticismo ante la posibilidad de que se trate realmente de uno de los tesoros de Kidd (1645 y 1701). Pero según publicaron diversos medios, Clifford sentenció: «Hay más ahí. Sé que el fondo de la cavidad donde encontré la barra de plata está llena de metal. El agua está demasiado turbia como para poder ver el metal, pero mi detector dice que hay metal en todas partes» (sic). La barra hallada mide 40 centímetros de largo y muestra dos marcas grabadas en el anverso. El equipo de Clifford cree que fue forjada a finales del siglo XVII en Bolivia.

Concluyo con -además de esperar que la misión de Unesco y Michel L’Hour hagan su trabajo y el Gobierno de Madagascar vuelva a entrar en razón- la necesidad de poner en marcha proyectos que sirvan de ejemplo internacional frente a las prácticas de los cazatesoros que ya no engañan a nadie. En la protección del patrimonio subacuático cada uno debe asumir una parte de responsablidad, si no queremos que todo el registro histórico sea obliterado, cuando no destruido, para enriquecer a empresas y coleccionistas sin respetar estándares científicos ni el debido estudio científico. Porque la arqueología no va de objetos, sino de conocimiento, es nuestra también la responsabilidad. Y una nación como España, que dio al mundo la primera red global de navegación no puede sentirse satisfecha con el papel que hemos jugado en esta disciplina. Hemos ganado un juicio a Odyssey, pero estamos lejos de servir de ejemplo para un país como Madagascar, no podemos dar lecciones a nadie. Hasta que se pongan las bases para una puesta en valor, estudio y se emprendan los proyectos que requiere el estudio de ese patrimonio que explicará cómo llegamos a ser lo que somos y que está amenazado por los cazatesoros. Han pasado 8 años desde el expolio de La Mercedes. Claramente, se puede hacer más.

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Jesús García Calero el

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