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Bestiario marino, seres y voces en aguas medievales…

Bestiario marino, seres y voces en aguas medievales…
En 1550, inspirándose en la Carta Marina de 1539, Ortelius dibujó la Placa de Munster de los monstruos de mar y tierra.
Andrea Zucas el
En 1550, inspirándose en la Carta Marina de Munsters, 1539, Ortelius dibujó la Placa  de los monstruos de mar y tierra.

De mares inexplorados, de advertencias transmitidas a través de los siglos, de pesca y actividad comercial, luego de simbologías de propiedad y poder. Se gestaron en la profundidad de las aguas inquietas.

Y si, la esencia humana no se escapa, a la representación de monstruos en los mapas y de sus andanzas por la historia.

Así es, que daban luz a lecturas, de todo tipo de mensajes, para navegantes de alta mar que osasen aventurarse tras la bruma, a las tempestades, las brisas y las olas que traen partículas de sal y sobre todo sonidos…cánticos, ecos de música lejana, silbidos, chillidos, remolinos de agua, corrientes cálidas y frías, destellos de luces profundas giran sin norte…las de sus temores, su conciencia sobre estos horizontes.

Dragones anfibios.

(Las bestias de este post, en principio, marinas. De navegantes. Puesto que las de “Tierra Firme” son monstruosidades atrapadas para otra ocasión.)

Sea Monsters, van Duzer

“En el océano Indico hay ballenas que son tan grandes que parecen islas. Y a veces a causa de la tierra que tienen en ellas, las plantas crecen en su espalda. Los hombres que cruzan el mar se confunden y desembarcan en estas ballenas. Cuando  sienten el movimiento de los hombres sobre ellas, se sumergen rápidamente hacia las profundidades, por lo que los hombres se ahogan”. Traductor Chet Van Duzer. Una cita latina de una carta medieval perdida cuya leyenda se conserva en un manuscrito del siglo XV en Génova, Biblioteca Universitaria.

Vamos a hablar de mapas. De siglos de experiencias junto a criaturas plasmadas sobre ellos. Del saber que transmitían en su tiempo y el aprendizaje que no es otro, que el de la evolución del pensamiento humano. Misterioso.

Tanto, que hasta en los compendios mas alucinantes del conocimiento de cada época las cartografías, se esbozaban y en movimiento, las bestias. Un apartado del saber que merecía hacer pié en esos mares… y que hoy he rescatado para realizar nuestro bestiario. Temible, sublime.

Papel en blanco y fuera de océanos tenebrosos de mapas antiguos, iré mencionando a cualquiera de ellos sin condicionarlos, en libertad. Si se dejan ver, alguno aparecerá. Si os dejáis encantar…cobrarán vida. (Como entonces).

Ortelius, Septentrionalivm Regionvm Descrip.

El origen de estas criaturas marinas, proviene de autores antiguos, como Plinio el Viejo (23 dC), quien escribió sobre diversos pueblos extraños que vivían en otras partes del mundo. Además sostenía una teoría que “cada animal terrestre, poseía su equivalente en el mar”. Escritores medievales como John Mandeville añadirían nuevos detalles a estas criaturas. Otros monstruos provienen de referencias bíblicas, con el cristianismo se les invoca como enemigos de Dios y de las amenazas a la humanidad. Curioso…esa necesidad humana de “anestesiar el raciocinio aplicando temores”. Otros orígenes.

Habitaban en la imaginación medieval y podían asumir formas insospechadas. (Aunque, algunos si que podríamos compararlos con especies existentes). Está claro que estas percepciones de diversos seres marinos, se basan en parte de la observación y la experiencia, encontrar por ejemplo a una ballena en el mar, debe haber sido al mismo tiempo excitante y aterrador. Una ballena podría volcar fácilmente un pequeño barco medieval y de allí surgirían miles de imaginaciones que alimentar. Solo este episodio sería trascendente, igual que tantos otros.

“Ballenas medievales”

Navegantes y cronistas en su valentía, eran grandes soñadores, intérpretes, dibujantes, naturistas, cosmógrafos, cartógrafos…que lograban lectores apasionados de sus bitácoras. Sus experiencias formaron parte de la tradición oral que circulaba en aquellas sociedades, que con el tiempo fueron fuente de tratados científicos. A su vez se consultaban para próximos escritos y dibujos. Compendios que además, utilizaban los cartógrafos, en sus distintas épocas. “Las enciclopedias del mar, que perpetuaron la vida de estas especies y sus géneros”.

Abrham Ortelius, descriptium Regionum Descrip.

De igual manera es interesante comentar, que en gran parte, el magnífico aporte de descripciones de vivencias y “bestias abatidas” en alta mar, provenía de marineros de pobre  educación y sería un atormentado despliegue de monstruosidades…

Próximos marinos se lanzaban al mar para afirmar su existencia, y a su vez, traerían nuevas buenas.

Olaus Magnus (1490–1557)

Muchas culturas medievales en sus tradiciones e identidades, tenían cuentos y leyendas sobre distintos seres, como las sirenas (o criaturas muy similares a ellas) en el Medio Oriente y Asia, en algunas historias se podrían encontrar ayudando a la gente, pero en otros casos seduciendo a los buenos hombres en el agua, donde finalmente se ahogarían.

En la Odisea, Ulises logra “abstraerse” de sus voces y escapar de ellas al paso de la isla.

Como Melusina que, (antes de convertirse en el logo de Starbucks), era un personaje medieval interesante que habitaba mares extraños, tenía ocupaciones raras y comía alimentos exóticos. En “realidad” un hada que por un encantamiento se convertiría en serpiente todos los sábados de cintura para abajo.

Melusina en el mapa de Oronce Fine, 1531.

Supersticiones, también inspiraban a la creación de todo tipo de bichos. Algunos…de “buenos augurios”. Fantásticos e insólitos que poblaran y recorrieran las profundas aguas y se levantaran de la calma superficie. ¿Nos habrá quedado aquel del lago Ness? Sutiles pero amenazantes. Como dragones anfibios, al acecho constante, pulpos gigantes, serpientes, gusanos, langostas, cocodrilos, orcas…como tantos otros…

Podían suministrar información, fuentes, influencias, métodos, e incluso demostrar autoridad. Ocupaban un espacio determinado por diferentes causas. Por tratarse de un mar “incógnito” y no poseer información, áreas que despertaban temibles enigmas que plasmar en los mapas. (O no saber que dibujar allí). Por tratarse de mares explorados habiéndose encontrado a peligrosas e incluso esotéricas criaturas, debiendo insinuar o advertir a navegantes. Por pesca, por sabiduría de la práctica comercial y la necesidad de registrarlo.

Con el paso de los siglos y a cuento de ir “desentrañando  conocimientos”, estos monstruos marinos en mapas tan ilustrados, pasaban a ser de instrumentos de navegación a  documentos de investigación y luego… como no, exhibiciones de poder de grandes potencias.

Criatura de mar, control de mares Portugueses. Waldeesmúler, 1509.

A finales del S XVII, comienzan a desaparecer de las cartas marinas. Escasean en las aguas ya que aumentan los dibujos de embarcaciones, con otros sentidos. El avance de la ciencia pone énfasis en la capacidad del ser humano, de dominar los océanos y navegar ya sin obstáculos, que estábamos en tiempos de un comercio fluido e interactivo. Y se venían tiempos libres de  sentidos oscuros, para abrir paso a la evolución. La humana.

Es así, como estas bestias imponentes se reutilizaron. Era necesario. Cada poder necesita su “imagen corporativa”, y que mejor elegirse una,  que indicase “subliminalmente” autoridad, espacios poseídos y ferozmente defendidos.

Una vez más entre fantasías y realidades, en líneas históricas la condición humana y sus monstruos, unos pocos que dominan el mundo.

Paraísos. Marinos.

Antiguos y modernos, contra los convencionalismos del arte algunos, se atrevieron a pintarlos para enfrentarse a sus propios temores en otros planos de la vida. Aún más profundos, ya que el mundo que entonces se percibía, era tan solo una fracción de lo perceptible.

Porque… solo cuándo algo, aunque sea en forma de bestia…se expresa, se plasma en un mapa y se analiza…se conoce.

Y con ello, si es que no se idealiza, se evoluciona. Como ellas, las especies del planeta.

En realidad, nuestras especies marinas son extraordinarias y algunas incluso parecidas a aquellas que se imaginaban.

Se cuenta, que en la creación de la vida, todas las especies surgieron debajo del mar y en lapsos de miles de años fueron mutando y adaptándose a la vida terrestre.

Y Si comparásemos el tiempo total de todas las eras geológicas con los 365 días de un año…la especie humana nace…media hora antes de que finalice…

Casi imperceptible es el tiempo que llevamos navegando, estos mares.

Los del mundo.

Diego Gutierrez, 1562.

 

 

 

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