El empresarios francés Simón Casas llegará a la plaza de toros de Zaragoza al frente de su revolución. Si la Diputación Provincial no dice se opone, el galo será el proximo gestor de La Misericordia. Y los aficionados aragoneses ya conocen esa revolución, esa forma de ejercer la gestión taurina de un hombre que se autocalifica como productor artístico en vez de empresario taurino y que se ha planteado el reto de devolver la grandeza perdida del coso de la capital aragonesa en una temporada.
Casas vuelve junto a Enrique Patón, con quien ya llevó la plaza, y con José Cutiño, con quien ha levantado Málaga. De su anterior etapa se recuerdan carteles importantes, la presencia de Curro Romero y algunos hitos más de los que el aficionado guarda buen recuerdo.
A nadie se le escapa cómo esta ahora el coso zaragozano. Con pocos abonados y tras el paso de una empresa -Serolo– cuya gestión ha sido nefasta, que ha tenido que abandonar la plaza por una sentencia judicial y que se ha ido dejando una deuda a las arcas de la Diputación de más de medio millón de euros.
No lo tiene fácil el francés en su vuelta a Zaragoza. Reconquistar la plaza es su reto.
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