El PSOE se ha vuelto a retratar. Que no intente ahora maquillar nada, porque ni una máscara taparía la realidad de su rostro de hipocresía y doble juego. Pío García-Escudero, una de las figuras de la política con más técnica, valor y temple, lo ha dicho en corto y por derecho: «La ministra de Cultura ha pegado una larga cambiada a los toreros». González-Sinde convidó a un arrocito y un pescaíto pinchao a las figuras, que salieron encantadas con la frase de la señora ministra: «Los toros no están prohibidos en Cultura». Lo dijo después de evitar inmortalizarse en una instantánea con los toreros, que son «tan artistas como los demás», como bien señaló Joselito.
Su partido tenía ayer en sus manos la posibilidad de echar un capote a la Fiesta después de consentir la prohibición en Cataluña, pero hete ahí que, como se esperaba, pegó la espantá: votó en contra de declarar la Fiesta Bien de Interés Cultural. Eso sí, después de una temporada en la que ha jugado a la ambigüedad taurino-política. ¿Que no se politicen las corridas? Cierto es que ni son de izquierdas ni de derechas, de ricos ni de pobres, pero que analicen sus faenas… Hay de todo (menos torería): largas cambiadas, molinetes y medias lagartijeras. Después de esta votación en el Senado, El PSOE por fin ha salido del armario.
Toros