La empresa Balañá, propietaria de La Monumental de Barcelona, sigue siendo la piedra angular sobre la vuelta de las corridas de toros a Cataluña. No hay otra que pasar por su voluntad para hablar de ver de nuevo toros en el coso barcelonés. Si bien es cierto que gracias a esta poderosa empresa, los aficionados catalanes han podido desarrollar su pasión por la Fiesta durante décadas y décadas; no es menos cierta la laxitud demostrada por los herederos de Don Pedro Balañá Espinós ante el cerco urdido contra el espectáculo taurino por el nacionalismo catalán desde la reinstauración de la Generalitat.
Cuando el proceso de acoso y derribo contra la Fiesta estaba a punto de culminar, los herederos de Don Pedro se pusieron de perfil y encomendaron la gestión de la plaza a otra empresa. Nada de estar en primera fila y mucho menos de abanderar toda aquella resistencia de aficionados, que aún hoy sigue viva e ilusionada. Tan solo se recuerdan unas palabras de aliento de Pedro Balañá cuando antes de comenzar la última corrida celebrada en Barcelona en septiembre de 2011, aseguró escuetamente que al año siguiente habría toros. Aquella misteriosa aseveración, recibida por los aficionados como agua de mayo, no se cumplió.
No los hubo en 2012 y quién sabe si los habrá en la presente temporada. Y es que es muy difícil emular siquiera al mítico Don Pedro, aquel empresario que tuvo siempre una extraordinaria visión de la potencialidad del espectáculo, aquel que revolucionó e hizo vibrar durante años y años a la sociedad catalana en torno a lo que sucedía en La Monumental y en Las Arenas, aquel que puso a Barcelona por delante de Madrid en cantidad y calidad taurina, aquel que forjó una de las empresas más importantes de la Historia de la Tauromaquia.
En los próximos meses se ha de ver tanto si el Congreso da luz verde a la declaración de la Fiesta como Bien de Interés Cultural en todo el Estado como la resolución del recurso ante el Tribunal Constitucional interpuesto por el PP contra la decisión del Parlament de prohibir las corridas de toros. Después veremos si los genes taurinos de Don Pedro siguen vivos.
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