Federico Franco tira la toalla de la Cumbre de Cádiz

Federico Franco cedió. El presidente de Paraguay confirmó que no irá a la Cumbre Iberoamericana de Cádiz en noviembre pero aclaró que lo hace porque no recibió la invitación del país anfitrión. Su malestar con España es evidente. Le quedan pocos meses en el Gobierno pero los que le quedan quería disfrutarlos con todos los honores y privilegios de un jefe de Estado democrático. El frente común de los países miembros del Mercosur y la amenaza implícita de pegar un faltazo en cadena si Franco se presentaba en Cádiz, explican la conducta del Gobierno español. El presidente paraguayo tiene derecho a exigir, aunque no lo ha hecho, la invitación.  También a protestar y señalar con el dedo a Argentina y al resto de los países de Sudamérica que le han dado trato de golpista. Federico Franco insiste siempre en que el traspaso de mando en su país se ajustó a la Constitución. Esos argumentos impidieron que la OEA y la propia Secretaría General de la Cumbre Iberoamericana, le sancionaran o emitieran un comunicado de condena en su contra. Pero esos mismos argumentos han tenido el peso de una pluma cuando España puso al otro lado de la balanza a sus vecinos en el mapa. Demasiados contra uno solo.