ETA no me ha pedido perdón como a todos los que “estuvimos implicados directamente”, es decir, la combatimos. Pero si me lo pidiera, le respondería que primero pasen por la cárcel, cumplan las penas correspondientes y pidan perdón después.
Hay 300 asesinatos sin resolver, sin condenados que los estén pagando con la cárcel. Y otros muchos ataques y atentados frustrados como el que sufrimos mi escolta y yo misma. Nunca se encontró a los autores y me temo que jamás serán identificados.
Y primero está la Justicia y después el perdón que cada uno puede decidir según su propia conciencia, por lo que sobra todo el comunicado etarra que es un episodio más de sus shows políticos y de sus intentos de legitimación de todo su historial criminal. De nuevo con su presentación de los crímenes terroristas como parte de un conflicto con dos bandos. Lo de siempre. Y lo que nunca lograrán, al menos en España, donde, a diferencia de los vecinos franceses que acaban de inaugurar una escultura proetarra en Bayona (en la fotografía, y una iniciativa en change.org para pedir su retirada al Gobierno francés), tenemos muy claro qué es ETA: un grupo terrorista que asesinó, secuestró y persiguió a los ciudadanos de un país plenamente democrático.
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