El CIS y todos los demás encuestadores coinciden en una sola cosa, en el fulgurante ascenso de Ciudadanos y en su papel determinante para decidir el próximo Gobierno de España. Porque hay una discrepancia sobre el triunfo del PP, la de Metroscopia y El País el domingo pasado, con su triple empate entre PP, PSOE y Ciudadanos. Y bastantes discrepancias sobre la posición del PSOE, segundo para el CIS o para GAD3 y este periódico, pero tercero para otras encuestas.
Pero ninguna sobre el ascenso fulgurante de Ciudadanos. Que tiene varias claves, el carisma de Rivera o la indeterminación ideológica de C’s que le permite recibir votos de derecha e izquierda. Pero, sobre todo, tiene una clave que es el “alegre” voto de protesta de la derecha. De la derecha que votó al PP en 2011 y le quiere castigar por sus incumplimientos o por su papel en Cataluña, pero en la convicción de que es la derecha la que seguirá gobernando. Con un serio rapapolvo de los votantes y con la vigilancia de Rivera.
El problema es que no está tan claro que eso vaya a ser así. Depende… Del volumen del rapapolvo al PP. Si es muy grande, es posible que Rivera quiera gobernar él mismo con el apoyo de la izquierda, o es posible que dé los votos a Rajoy para la investidura pero haga imposible un Gobierno estable con el bloqueo de las leyes en el Congreso.
O que el voto de protesta de la derecha sirva para que no gobierne la derecha.
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