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Gastar como si no hubiera un mañana

¿No habíamos quedado en que la Admistración estaba sobredimensionada? ¿Realmente era necesario lanzar una oferta récord de empleo público en plena desaceleración?

Yolanda Gómez el

En un nuevo viernes electoral, y a menos de un mes de las elecciones, el Gobierno ha aprobado una macrooferta de empleo público superior a las 33.000 plazas, un plan para la España vacía, ha firmado la construcción de cinco navatas en el Ferrol y ha cambiado sin acuerdo a los miembros del Consejo de Seguridad Nuclear, sin tener ningún pacto con el resto de las fuerzas políticas. Está claro que el Ejecutivo de Sánchez está hiperactivo utilizando el Consejo de Ministros como su principal baza electoral, con la ventaja, además, de que la factura ya la pagaremos todos.

Aparte de que sea éticamente reprobable utilizar su condición de Gobierno y el poder que da La Moncloa para sacar rédito electoral, lo que yo me pregunto es si las medidas que se están aprobando, por muy atractivas que puedan parecer en el corto plazo, son buenas para España y para el conjunto de los ciudadanos. Y sinceramente, tengo serias dudas acerca de muchas de ellas.

Una de las medidas que más recelos me despierta es la oferta de empleo público. Yo me pregunto, ¿no habíamos quedado en que la Administración española estaba sobredimensionada y en que había que acabar con organismos duplicados , y que por tanto, había que reducir el empleo público y hacerlo más productivo? Me dirán que necesitamos más médicos, más profesores, más policías… Seguro, pero los médicos y los profesores no los contrata el Estado, sino las comunidades, y se supone que cada vez la administración está más automatizada, ¿para qué necesitamos más funcionarios? Ah ya, estamos en campaña y suenan mejor los mensajes de reparto de subvenciones a diestro y siniestro, de inversiones de miles de millones y de creación de nuevo empleo, aunque eso suponga comprometer el presupuesto para unos cuantos años.

El problema, en este caso, es que no son promesas electorales, que los ciudadanos podamos valorar y votar, sino medidas aprobadas que nos hipotecan a todos unos cuantos años. y desde luego condicionan al Gobierno que salga de las urnas. Crucemos los dedos para que la fuerte desaceleración económica que se está produciendo a un lado y otro del atlántico sea pasajera y no se convierta en fuerte recesión, porque con una deuda cercana al 100% del PIB, si volvemos a entrar en recesión y los ingresos se hunden, tendremos que volver a las políticas de los sacrificios y los ajustes. Me llamarán agorera, pero creo que esta política del señor Sánchez de gastar como si no hubiera un mañana es un error que podemos volver a pagar caro.

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