Yolanda Gómez el 10 dic, 2014 ¡Cuánto nos gusta hablar mal de nosotros mismos! Es sorprendente cuán distinta es la visión que tenemos en España de lo que está ocurriendo en nuestro país, a la que se empieza a tener fuera. Cuando uno habla de que la economía empieza a crecer, de que los inversores confían en España, de que se está creando empleo, de que los organismos internacionales ponen a España como ejemplo… te miran con cara rara y te dicen que eres un vendido al Gobierno. Si uno habla de que un dato de paro es bueno, o incluso históricamente bueno, te tachan de propagandista; si recuerdas que hace unos años los medios internacionales, especialmente anglosajones, hablaban de España como enfermo de Europa y hoy, esos mismos medios, u otros similares, dicen que España se está convirtiendo en la nueva Alemania, te dicen que no es políticamente correcto decir esto, que es demasiado eufórico. Pues señores, es lo que está pasando y lo que otros dicen de nosotros, nos lo creamos o no. Desde la atalaya de la redacción del periódico sí se nota cómo han cambiado la cosas. Todavía recuerdo esos turbulentos días del año 2012 cuando día sí y día también solo había malas noticias. ¿Qué hay hoy en la sección de sucesos? Me preguntaban los compañeros de otras secciones cada vez que compartíamos los temas del día. La prima de riesgo se disparaba; la Bolsa subía; los Gobiernos de turno tenían que recortar pensiones, bajar sueldos de funcionarios, subir impuestos,… y un largo etcétera. Pero también incluso desde la atalaya del ciudadano de a pie se empieza a notar que algo está cambiando: Madrid bullía este fin de semana. Las calles comerciales estaban abarrotadas de gente y por primera vez desde que estalló la crisis los comerciantes reconocen que van a aumentar sus ventas. Es verdad que queda mucho para volver a los momentos previos a la crisis. Es verdad que se ha perdido mucho poder adquisitivo que tardaremos años en recuperar. Es verdad que pagamos más impuestos que antes de estallar la crisis y que aunque ahora , en enero, baje el IRPF y el Impuesto de Sociedades, la factura final sigue siendo deficitaria para el contribuyente. Es verdad que en España se han destruido muchos puestos de trabajo, buena parte de los cuales será imposible de recuperar porque la construcción nunca volverá a ser como antes, y además, en mi opinión, nunca debe volver a serlo. Y queda mucho trabajo por hacer. Pero las cosas están mejorando, por mucho que a algunos les encante negarlo. «Tenemos que hablar bien del caballo», comentaba hace unos días en Observatorio ABC, Pedro Barato, presidente de la Asociación de Jóvenes Agricultores, Asaja, y a veces cuando uno se levanta y escucha las tertulias, ya sale a la calle amargado con la realidad que pintan los medios, añadía. «La culpa la tenemos los periodistas, entonces», le decía yo. No se puede matar al mensajero, pero es cierto que en este querido país nuestro nos encanta destacar las cosas malas que tenemos, que las hay y muchas, pero nos cuesta un enorme trabajo reconocer la cosas que funcionan o empiezan a funcionar. Somos así. Otros temas Comentarios Yolanda Gómez el 10 dic, 2014