Yolanda Gómez el 27 may, 2011 Nuestros políticos han pasado la prueba de las urnas y, como auguraban las encuestas y era de esperar, el pueblo soberano ha dado un buen rapapolvo al partido que gobierna España, el PSOE. Yo me apunto a la tesis de quienes creen que más de un alcalde y, sobre todo, más de un presidente autonómico, ha pagado en sus carnes la mala gestión que Zapatero ha hecho de la crisis y el enfado de los ciudadanos. Sea como fuere, lo cierto es que el mapa político local y autonómico de España ha cambiado profundamente. Pero los ganadores, en este caso los populares, tras la lógica alegría del primer momento, tienen poco tiempo para mirarse el ombligo, y mucho trabajo por hacer. Entre otras cosas no deben olvidar que dentro de muy poco, como mucho diez meses, se enfrentarán de nuevo a las urnas y los ciudadanos vamos a mirar con lupa su gestión en las administraciones territoriales. El problema es que las arcas de la mayoría de los pueblos, ciudades y comunidades autónomas de nuestro país están vacías. Y además es más que probable que entre la herencia que reciban los nuevos gobernantes haya un buen número de facturas sin pagar. Recuerdo que en la primera entrevista que le hice a Pedro Solbes cuando asumió la cartera de Economía y Hacienda en 2004 me comentó la buena situación en la que había encontrado las finanzas públicas, nada que ver con la herencia que recibió en su primer paso por la madrileña calle de Alcalá en 1993, en el último gobierno de Felipe González, cuando sucedió a Solchaga en plena crisis económica, una crisis cuya intensidad nada tenía que ver con la actual. Solbes tuvo la suerte además de que el PP no contaba con perder las elecciones, y no vaciaron los cajones, como quizás hubieran hecho en los últimos meses de mandato, con alguna que otra alegría electoral, si hubieran pensado que podrían perder los comicios. Dicho lo dicho, es cierto que es mucho más fácil gobernar con las arcas llenas. Dar cheques bebé, subir pensiones, subir salarios mínimos, bajar impuestos, … es fácil y además no provoca ningún rechazo en la ciudadanía. Todo lo contrario, estas medidas suman votos. Pero es en las situaciones difíciles cuando los políticos tienen la oportunidad de demostrar si son o no buenos gobernante. Y en un momento como el actual lo que necesitamos es, ante todo, buenos gestores. Ojalá los políticos sean capaces de una vez por todas de hacer caso a los que saben y de gestionar bien esos impuestos que tanto nos cuesta pagar, aunque eso suponga tomar medidas que no siempre van a ser del gusto de todos. Pero mucho me temo que con otras elecciones a la vuelta de la esquina, los nuevos regidores municipales y autonómicos no se atrevan a tomar medidas de calado por miedo a recibir la crítica y el castigo electoral. Ojalá me equivoque y por una vez los intereses del país se pongan por encima de los intereses del partido de turno. EconomÃa Comentarios Yolanda Gómez el 27 may, 2011