Yolanda Gómez el 13 sep, 2011 El comienzo del curso económico no ha podido ser más turbulento. La zona euro se tambalea y las dudas sobre Grecia, lejos de haberse disipado, han resurgido con fuerza tras un mínimo respiro estival. España, por mucho que se empeñe, no puede pasar de perfil sobre este nuevo episodio de crisis aguda. El pacto de PSOE y PP para incluir en la Constitución la estabilidad presupuestaria, aunque llega tarde –quizás si se hubiese hecho al principio de legislatura nuestras cuentas públicas no estarían como están– es un paso por el buen camino que al menos da garantía de futuro a los acreedores de nuestra abultada deuda. Pero ahora queda la letra pequeña, saber cómo se van a eliminar esos números rojos de los presupuestos. Una letra pequeña que tendrán que explicar los candidatos a gobernar España durante los cuatro próximos años. Mucho me temo, no obstante, que más que de letra pequeña los candidatos van a hablar de grandes titulares, de brocha gorda, de medidas de cara a la galería, y no de los ajustes que inevitablemente nos esperan. Y prueba de ello es el hipócrita debate sobre la recuperación del Impuesto del Patrimonio. ¿Se puede saber a santo de qué viene recuperar en vísperas de las elecciones un impuesto cedido a las autonomías y cuya aplicación deberá llevar a cabo el Gobierno que salga de las urnas? ¿No tendría más sentido que los candidatos lo incluyeran en sus programas electorales y que los ciudadanos decidieran? No quiero ser malpensada, pero solo le encuentro una explicación a que el Gobierno apruebe el viernes la recuperación del Impuesto del Patrimonio y no es precisamente el interés de España y los apuros financieros que está viviendo. El único sentido que puede tener recuperar ahora el Impuesto sobre el Patrimonio, que en España solo pagaban las clases medias, es obligar a Rajoy y las comunidades del PP a que digan si lo van a mantener o no. Si dicen que no, ya tienen argumento para acusarles de defender a los ricos y una larga lista de comentarios similares. Sinceramente no creo que en este momento ni España ni los españoles estemos para perdernos en estos debates estériles. Otros países de la Unión Europea han exigido un esfuerzo a los más ricos. En algunos países han sido incluso ellos mismos los que se han ofrecido a hacer ese esfuerzo. Muy bien. También aquí podían haberlo hecho. Pero no se atrevieron. Y recuperar el Impuesto del Patrimonio ahora tal y como estaba, que es lo único que pueden hacer, porque crear una nueva figura tributaria exigiría una ley que no hay tiempo de aprobar, no es exigir más esfuerzo a los más ricos, sino a las clases medias. Que nadie se engañe. Los ricos nunca han pagado Impuesto del Patrimonio. Creaban empresas en las que depositaban sus patrimonios y con eso evitaban pagar el impuesto. Y es más que probable que la historia vuelva a repetirse. De modo que más vale que si quieren crear un impuesto para los que más tienen, que se esperen a la próxima legislatura y con la legitimidad que dan las urnas, que lo hagan, pero que se dejen de marear la perdiz. EconomÃa Comentarios Yolanda Gómez el 13 sep, 2011