Yolanda Gómez el 24 mar, 2011 La principal consecuencia para España de que Portugal sea finalmente rescatado es que nuestro país se quedaría sin ningún cortafuegos para frenar los posibles acosos de la especulación o para impedir que los temores o las dudas sobre Europa se ceben con el país más débil que, tras Portugal, es España. En las últimas semanas, en la sede del Ministerio de Economía, en la madrileña calle de Alcalá, se ha respirado con cierto alivio porque mientras la atención internacional se centraba en Japón o en Libia, las tensiones sobre la deuda española se relajaban. Y lo cierto es que hoy, a pesar de que el rescate del país vecino parece inminente, la prima de riesgo, que es el extra de interés que los inversores exigen por comprar deuda española se mantenía estable por debajo de los 200 puntos básicos, que es bastante, pero menos de la mitad de lo que se le exige a Portugal. Es decir, que mientras Alemania paga un interés de poco más del 3% por sus bonos a diez años, España paga por encima del 5% y Portugal casi el 8%. Los inversores, a diferencia de lo que ocurrió con los dos anteriores rescates, el de Grecia y el de Irlanda, tampoco han castigado a la Bolsa española, al menos por el momento. El Ibex-35 fue el indicador europeo mejor parado la pasada semana tras el terremoto de Portugal y hoy también se ha unido a las ganancias de otros parqués europeos. Pero cuidado, advierten los economistas, no se pueden lanzar las campanas al vuelo. Los mercados han dado un voto de confianza a España por las reformas emprendidas, pero que se lo mantengan o no dependerá de que el Gobierno no baje la guardia, siga adelante con las reformas y cumpla los compromisos adquiridos. De momento, el hecho de que Rodríguez Zapatero haya vuelto a incumplir los plazos para aprobar la reforma de la negociación colectiva, y se presente en Bruselas con las manos medio vacías, no parece un buen síntoma. Tampoco el empecinamiento del Ejecutivo de no imponer techos de gasto a las comunidades autónomas, para que no se enfanden y consideren que hay una intromisión en sus competencias parece el mejor camino. De modo que cuidado, no tienten a la suerte, que dentro de poco España se queda sin cortafuegos y puede ser la próxima. EconomÃa Comentarios Yolanda Gómez el 24 mar, 2011