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Blogs Cuentas conmigo por Yolanda Gómez

Motivos para la esperanza

Yolanda Gómez el

La semana ha sido intensa en materia económica. La economía fue el eje principal del debate del estado de la Nación el pasado martes, con anuncios importantes que afectan a nuestros bolsillos. Muchas grandes empresas han presentado los resultados del cierre de 2013. Repsol ha logrado un acuerdo definitivo con Argentina sobre YPF y Sacyr con Canadá sobre el Canal. Hemos conocido las cifras definitivas de la evolución de la economía española en 2013 y las previsiones de la Comisión Europea para 2014 y 2015. Y la semana cierra con la venta del 7,5% de Bankia, que permite al Estado recuperar 1.300 millones de los más de 22.000 que ha recibido la entidad. ¡Ah! Y el tribunal de Justicia de Luxemburgo le dice a España que tiene que devolver lo que ha cobrado por el céntimo sanitario: un dineral y un lío tremendo.

Todas estas noticias, aunque dibujan un escenario de claroscuros, nada tienen que ver con lo que ocurría hace tan solo unos meses. Todavía recuerdo cuando entraba en el consejo de redacción y me preguntaban qué había ese día en la sección de sucesos. Era un drama. Cada noticia que llegaba a la redacción era peor que la anterior. Hoy eso no ocurre. Hay motivos para la esperanza.

Por eso, cuando el martes escuchaba el debate del estado de la Nación, no me sonó grandilocuente el discurso de Rajoy, que muchos calificaron de triunfalista. Es lo que cada día llega a nuestras redacciones y escribimos en las páginas de nuestros periódicos y en nuestras ediciones «online». Otra cosa es que, al igual que ocurrió cuando estalló la crisis, los ciudadanos somos los últimos en enterarnos de que las cosas están cambiando.

En 2008 a Zapatero no le costó mucho convencer a los ciudadanos de que no estábamos en crisis, que lo que ocurría era solo un bache, porque aunque se estaba empezando a destruir empleo, el que perdía su puesto de trabajo todavía tenía por delante dos años de paro. Los sueldos no habían bajado todavía; las subvenciones públicas fluían por doquier,… ¿Crisis? ¿qué crisis? Y sin embargo, se estaban poniendo los cimientos para el periodo de recesión más largo y profundo de nuestra historia.

Ahora ocurre lo contrario. Todos estamos cansados de un año tras otro viendo como a nuestro alrededor amigos y familiares pierden sus puestos de trabajo o se ven obligados a cerrar sus negocios. Estamos cansados de sueldos congelados o recortados y de asumir cada vez más y más trabajo para ayudar a sacar a nuestras empresas adelante. Estamos cansados de pagar más impuestos y de recibir menos servicios. Y nos cuesta ver que los sacrificios empiezan por fin a dar sus frutos. Pero lo están haciendo. Los inversores vuelven a confiar en España, e invierten en nuestra deuda y en nuestras empresas y hasta, los más valientes, se atreven a anuncian que abrirán negocios aquí. Y ese es el primer paso. Mientras en 2012 huyeron capitales por casi 200.000 millones de nuestro país, en 2013 entraron casi 90.000 millones. Algo está cambiando. Esperemos que el ritmo de la recuperación no sea tan lento que acabe por desesperarnos.

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