Yolanda Gómez el 28 may, 2013 Los gastos en pensiones crecen cada año un poco más. Los españoles vivimos más años y los nuevos pensionistas tienen prestaciones más altas, y eso, inevitablemente, encarece la factura de las pensiones: más de 121.000 millones se destinarán este año a pagar las prestaciones. Y la destrucción de empleo, más de tres millones de puestos de trabajo perdidos desde que estalló la crisis, ha provocado una merma de los ingresos del sistema, que han obligado al Gobierno a tirar de la hucha de las pensiones para pagar las pagas extra. Ante esta situación uno puede ponerse una venda en los ojos y decir que tiramos para adelante, que nos gastamos lo que tenemos ahorrado hasta que vuelvan las vacas gordas y que el que venga detrás que se las apañe; o se pueden tomar medidas para tratar de conseguir que el sistema sea sostenible y que no sólo los actuales pensionistas, sino también nosotros y nuestros nietos puedan disfrutar de una pensión digna. Es en ese entorno en el que un grupo de trabajo diseña el llamado factor de sostenibilidad, que ya se aplica en la mayoría de los países europeos, para que el sistema de pensiones se vaya adaptando a la evolución de la esperanza de vida y a la propia marcha de la economía. Y aunque en España estamos muy acostumbrados a ligar todo al IPC, parece mucho más razonable que tanto las pensiones, como los salarios, como las rentas evolucionen teniendo en cuenta otros parámetros. ¿Tiene algún sentido que una empresa esté en pérdidas y que los salarios de sus empleados suban con el IPC? En mi opinión, ninguno. Los salarios deben evolucionar al ritmo de la empresa. Si esta gana mucho, que suban mucho los salarios, si tiene pérdidas, que se congelen o se bajen. Y no pasa nada porque las pensiones también se adapten a los momentos de crisis, que suban más cuando la economía funciona a buen ritmo, y se moderen como el resto de a sociedad, cuando hay vacas flacas y hay que apretarse el cinturón. Este año algunos han puesto el grito en el cielo porque no se ha compensado a los pensiones por la desviación del IPC, cuando a la inmensa mayoría de los trabajadores se les ha bajado el sueldo. Me parece demagogia. Y no se tratar de alarmar a nadie, simplemente de ser realistas y de concienciar a los ciudadanos de que hay que cotizar para poder cobrar las pensiones. No puede cobrar lo mismo alguien que ha estado trabajando y pagando cotizaciones durante cuarenta años, que quien sólo ha cotizado quince, como ahora está ocurriendo, y cuando se premia que las pensiones mínimas y no contributivas crezcan más que el resto. Hay que acercar cada vez más la proporción entre lo que se ha cotizado con lo que luego se cobra, es la única manera no sólo de ser justo con el esfuerzo realizado, sino también de incentivar que los trabajadores y los autónomos coticen y coticen lo máximo posible al sistema. Podemos ir adaptando el sistema de pensiones a la realidad o podemos cerrar los ojos. Yo prefiero lo primero. Otros temas Comentarios Yolanda Gómez el 28 may, 2013