A Glen Coe, uno de los valles más dramáticos de la geografía escocesa, se le motea desde antiguo como Valle de las Lágrimas. Es frecuente verlo cubierto de una ominosa neblina de la que solo sobresalen agudos riscos. No hay nada bucólico en este lugar. Todo es escarpado, sinuoso y amenazador. En el siglo XVIII estaba habitado por el clan de los McDonald, un grupo fuerte, laborioso y nada partidario de que el rey de Inglaterra lo fuera también de Escocia.
Un buen día aparecieron por allí sus vecinos del valle contiguo, los Campbell, sin otro afán que rendirles visita y presentarles sus respetos. Fue un encuentro memorable en el que no faltó comida ni bebida y en el que ambos clanes se hermanaron, compartieron y brindaron por su eterna amistad. Cuando ya anochecía, los Campbell se despidieron de sus vecinos e iniciaron el regreso a su valle. Los McDonald, cansados pero satisfechos de una jornada intensa en emociones, se entregaron a un sueño que les llegó de inmediato envuelto en vapores etílicos. Tras aguardar agazapados algún tiempo, los hombres del clan de los Campbell, que obedecían órdenes secretas del rey de Inglaterra, regresaron sigilosamente a la casa de sus amigos y, armados de cuchillos, acabaron con la vida de todos los McDonald que no lograron huir, unos treinta y ocho, incluyendo mujeres y niños. De los que escaparon de la masacre, la mayoría murió más tarde de frío y agotamiento en las montañas.
No hace falta decir que estos hechos y tan gran traición han quedado grabados para siempre en la memoria historia de los escoceses y aún flotan en el ambiente del valle. Hasta los turistas que lo visitan ahora por su dramática belleza sienten un escalofrío cuando escuchan la historia. Han pasado casi tres siglos y los supervivientes de los McDonald se han hecho con la mayor cadena de establecimientos de comida rápida del mundo, mientras una rama de los Campbell, que también emigró a América, produce las sopas envasadas más populares de los Estados Unidos. Ignoro, sin embargo, si ambas familias se visitan y celebran juntas sus éxitos comerciales comiendo sopas y hamburguesas.
(En mi libro de notas hay un apunte final. Teniendo en cuenta que los apellidos escoceses reflejan siempre el nombre del clan, ¿qué pinta Naomi Campbell en este asunto? Un sexagenario con faldita escocesa, gruesas medias de lana y vaso de güisqui en ristre me dio una pista: en aquella época había muchos pastores protestantes escoceses que viajaban a África a convertir negritos… Naturalmente, no quise oír más)
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