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Blogs Cosas del cerebro por Pilar Quijada

¿Permanecer en la oscuridad puede mejorar la audición?

¿Permanecer en la oscuridad puede mejorar la audición?
Pilar Quijada el

No es una novedad que las personas ciegas son capaces de percibir mejor los sonidos o sacan mucho mayor partido al tacto que los videntes. No sólo son capaces de localizar mejor los sonidos, sino que también sacan partido de su oído más fino en las actividades musicales.  Como prueba basta citar a Stevie Wonder, Ray Charles o, por poner un ejemplo más cercano, Serafín Zubiri. Y respecto al tacto, es notoria la facilidad para leer en braille o para reconocer objetos por el tacto, al palparlos. Lo mismo se podría decir olfato y el gusto. Y es que el cerebro, cuando falta la visión, tiende a sacar mayor provecho de los sentidos restantes. ¿Podría utilizarse esta capacidad de adaptación para mejorar la audición deficiente en personas videntes? Esa es la pregunta que se planteó un equipo de investigadores y que trataron del responder privando temporalmente de la vista a ratones sanos adultos para estudiar qué pasaban con su oído. Y la sorpresa fue que la audición se potenciaba. Siguiente pregunta: ¿privar temporalmente de la visión a personas con déficit auditivos, mejorará su oído? Un fascinante reto que ha conducido a interesantes y prometedoras sorpresas.

Hasta ahora se pensaba que la capacidad del cerebro para compensar la falta de un sentido mejorando la percepción en los restantes ocurría sólo en las primeras etapas de la vida. Sin embargo, parece que esa posibilidad de reorganización no se pierde del todo con el paso de los años. Al menos eso es lo que sugiere un experimento llevado a cabo con ratones adultos que han mejorado su capacidad de oír después de pasar una semana en completa oscuridad.

Los resultados se publican en el último número de la revista “Neuron” y son un primer paso para tratar la pérdida de audición o los acúfenos, señala Patrick Kanold, de la Universidad de Mariland, uno de los participantes. Sin embargo, todavía queda mucho por hacer, ya que la mejoría auditiva experimentada por los ratones sometidos a una “ceguera” temporal desaparecía pocas semanas después de volver a utilizar la vista.

Conexión entre los sentidos

“En mi opinión, el aspecto más novedoso de nuestro trabajo es que la pérdida de un sentido, como la visión, puede aumentar el procesamiento de otro sentido, en este caso el oído, al alterar circuitos cerebrales, algo que se creía que no era fácil de hacer en adultos”, señala Hey-Kyoung Lee, de la Universidad John Hopkins, otro de los autores. “Al impedir temporalmente la visión, el cerebro adulto puede también modificarse para lograr un mejor procesamiento del sonido. Esto puede ser útil para la recuperación de la percepción del sonido en pacientes con implantes cocleares, por ejemplo”, explica.

“Nuestros resultados apuntan a que la carencia de visión permite escuchar los sonidos más tenues, que no se percibían hasta entonces, y también discriminar mejor los tonos”, explica Lee, un experto en cómo el cerebro procesa la visión. Y lo aclara con un ejemplo: “Cuando escuchamos una pieza musical conocida con ruido de fondo, a veces parece que el ritmo o la melodía son diferentes, porque algunas de las notas se pierden entre el ruido. Nuestro trabajo sugiere que sin el sentido de la vida se pueden rescatar a estos sonidos ‘perdidos’ y apreciar la música como en realidad es”.

Según los investigadores, la pérdida de agudeza auditiva se debe a que un conjunto de conexiones en las áreas sensoriales primarias del cerebro que proceden tálamo (otra estructura cerebral) se vuelven menos flexibles con la edad. Pero cuando otro sentido como la vista se ve afectado, esas conexiones pueden ser reactivados para reforzar el sentido que queda, en este caso el oído.

El ensayo

En sus experimentos, sometieron a ratones adultos sanos a un ambiente oscuro, para simular una ceguera, entre seis y ocho días y estudiaron su respuesta a determinados sonidos. Esas respuestas y la actividad cerebral se compararon con un segundo grupo de ratones que se encontraban en un ambiente con luz natural.

Los investigadores comprobaron las respuestas de las neuronas individuales en la corteza auditiva de los ratones en respuesta a distintos tonos. En concreto, de las células de una de las capas de la corteza auditiva que recibe señales desde el tálamo, una parte del cerebro que actúa como una centralita para la recepción de la información sensorial.

Así descubrieron que el cerebro adulto es mucho más plástico de lo que se pensaba, como lo demuestra el hecho de que en los ratones que experimentaron la ceguera simulada las neuronas de la corteza auditiva se activaban más (disparaban más rápido y con más intensidad) cuando “escuchaban” los tonos. También eran más sensibles a los sonidos suaves y podían discriminar mejor los tonos. Estos ratones también desarrollaron más conexiones (sinapsis) entre neuronas del tálamo y de la corteza auditiva.

El hecho de que la corteza aditiva, un avanzado centro de procesamiento sensorial, esté estructurada de la misma manera en la mayoría de los mamíferos sugiere que la interconexión entre los sentidos es un rasgo fundamental de los cerebros de los mamíferos, señala Kanold, lo que supone una esperanza para aplicar este descubrimiento a los problemas de sordera en humanos.

Mejoría temporal

Los investigadores albergan la esperanza de que los resultados de su estudio se puedan aplica a los seres humanos con problemas de audición, aunque no está claro cuánto tiempo tendrían que permanecer en la oscuridad para lograr buenos resultados.

Además hay otro problema añadido: los cambios descubiertos por el grupo son reversibles, es decir, los ratones que experimentaron la ceguera simulada finalmente volvieron a su audición normal después de permanecer unas semanas en su ambiente de luz-oscuridad habitual. El siguiente paso será buscar la forma de perpetuar estos cambios.

Investigación
Pilar Quijada el

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